MALDITO CINE (V)
Esta película absolutamente demencial es una excepción en esta sección. En principio, en «Maldito Cine» hablamos de excelentes películas puestas al servicio de tesis ideológicas horrendas. Raza sólo cumple la segunda de las premisas, la tesis horrible, porque de calidad anda más bien justita, incluso para una cinematografía tan en ciernes como la española de los años cuarenta. Por ello, debería ser más bien objeto de La tienda de los horrores, pero no sería justo para las películas que ya están allí compartir espacio con este engendro, destinado a mostrar el espíritu abnegado y valeroso que sería propio del ser español y que coincidiría completamente con el ideario nacional-católico del régimen puesto en pie tras la guerra civil, y cuya única virtud es la fiel ambientación (no es de extrañar, habiendo terminado la guerra apenas dos años antes) en la que, cosa inusitada en la dictadura, los simbolos, uniformes, carteles e idearios republicanos son expuestos abiertamente.
El cineasta de cámara del régimen, José Luis Sáenz de Heredia, filmó un guión escrito por Jaime de Andrade (pseudónimo del dictador Franco) repleto de la verborrea y la dialéctica pomposa, hastiante, ridícula, patética, del patriotismo de cuchufleta del fascismo español en estado puro, aún acogido al triunfalismo alemán en la Europa de 1941. El guión, como bien señala Román Gubern en el estudio que dedicó a la película en 1977, no es más que una demostración de las teorías del estudioso Alfred Adler, y habla del guión como una sobrecompensación en la cual Franco supera simbólicamente lo que consideraba como deficiencias y defectos propios y de su familia (por ejemplo, Pedro sería la proyección de Ramón Franco, el hermano republicano de Franco que tras lustros de dar disgustos a su familia por sus ideas izquierdistas terminaría luchando y muriendo en el bando nacional) en el más puro estilo traumático de quienes intentan superar su mediocridad y sus complejos de inferioridad elaborando monumentos a su propia megalomanía que oculten sus propias deficiencias y debilidades, un engaño a sí mismo, una proyección cuyo único fin es el convencimiento propio y la negación de una realidad poco satisfactoria. Pero no sólo es eso. Es además la plasmación cinematográfica de lo peor de España, del nacionalismo catolicista, del integrismo religioso puesto al servicio de un Estado criminal, una prolongación de un deseo permanente de imperialismo castellano con afán de conquista mundial, de la negación del individuo y de la afirmación de un ente superior con pretensiones de mesianismo divino y plena desmemoria y falta de realismo histórico. La eterna lucha que se da en España desde 1808 entre quienes se agarran al orden, al ejército, a la Iglesia y al caciquismo como clavos ardiendo que conservan sus privilegios y velan por que el despotismo sea el sistema imperante sobre un pueblo menor de edad al que ellos deben tutelar, y los demócratas que separan la religión de la política, aceptan la existencia de opiniones, culturas, lenguas y pueblos diversos, entre una «realidad» monolítica impuesta por la gracia de Dios y la realidad de los individuos, múltiples, diferentes, en la que son las distinciones las que enriquecen de forma admirable (y probablemente única en el mundo) el conjunto, no parásitos que pervierten su presunta «pureza», ese hilo invisible que conecta a Viriato, Leovigildo, El Cid, El Gran Capitán, Hernán Cortés, Agustina de Aragón, Espartero, Millán Astray, Franco y Aznar (sólo hay que echarle un vistazo a su delirante último libro que bien podría haberse utilizado como tratamiento cinematográfico de esta película), y que, en el mejor de los casos omite, y en los que no, se avergüenza de personajes como Sertorio, Jaime I, Fernando el Católico, Juan de Lanuza (por mucho que un cuadro de su ajusticiamiento presida el salón de plenos del Congreso de los Diputados), Miguel Servet o, en general, de toda la rica y compleja historia y tradición de los territorios y pueblos que políticamente son España sólo desde hace trescientos años (y de manera interiorizada, generalizada y difundida sólo desde hace doscientos).
Pero además la película supone la liquidación, el anquilosamiento de una cinematografía incipiente que daba sus primeros pasos hacia una personalidad propia en los años veinte y treinta y que con el triunfo de los fascistas quedó reducida durante cuarenta años (con, afortunadamente, muchas excepciones que se les escaparon a los censores) a una mera colección de cine historicista de proyección de los ideales patrios (los fascistas, claro), reportajes de folclóricas, y subproductos de niños prodigio y cantantes de moda, como la televisión pública española se empeña en seguir recordándonos a día de hoy. Por estropear, Franco estropeó incluso la educación cinematográfica de los españoles con la ley de doblaje de 1941, gracias a la cual casi nunca se han visto en España películas en versión original, o con subtítulos, hasta fechas muy recientes.
En cuanto a la película en sí, la historia familiar que cuenta, encadenada con los hechos militares sucedidos en la historia reciente de España en aquella fecha, está repleta de frases de discurso, de parrafadas políticas sin sustancia, para mayor gloria de los vencedores de una guerra que los obispos conviertieron en «cruzada», y que subraya tanto tiempo después la extrema ridiculez de toda aquella patulea de políticos mediocres, generales ineptos, eclesiásticos sanguinarios, ladrones, asesinos, criminales e incultos, y de paso, la de quienes hoy en día se constituyen en orgullosos herederos de toda aquella vacía parafernalia de la estulticia. Como ejemplo, unas cuantas «perlas» de un guión delirante: «El sacrificio se está ya consumando. La masonería es la dueña del Parlamento. Ciento ochenta diputados masones reciben órdenes del extranjero»; «Las razones desaparecen ante el deber. Sólo nos queda obedecer, cumplir como buenos. En medio de todo, no vale la pena sobrevivir a esta vergüenza. La historia sabrá juzgarnos. No hay sacrificio estéril. Del nuestro de hoy, saldrán las glorias de mañana. Señores, listos para zarpar. ¡Viva España!»; «Son ellos, los que sienten en el fondo de su espíritu la semilla superior de la raza, los elegidos para la gran empresa de devolver a España a su destino. Ellos y no vosotros, materialistas sordos, llevarán sus banderas hasta el altar del triunfo. Para ellos fatalmente ha de llegar el día feliz de la victoria». Seguramente, en los periódicos de hoy y de este pasado fin de semana en España, se puedan encontrar frases de discurso de algún candidato a la presidencia, de célebre primo y notorio cuñado, que siguen la misma línea estética y de fondo.
Estas estupideces en serie con las que muchos políticos de hoy reconocibles por todos siguen empeñados en identificarse (algunos de ellos con orgullo) y que siguen perteneciendo al discurso político de la derecha española más rancia, incluso en el ejercicio del gobierno cuando la desgracia lo ha querido así, salpican un guión cuyo delirante argumento es la historia de cuatro hermanos, Isabel, Pedro, José y Jaime, hijos del capitán de navío Pedro Churruca y descendientes de Cosme Damián Churruca, «el más sabio y valeroso marino de su época». Churruca padre, emulando a su ilustre antepasado, muere al principio de la película en Cuba, que aún es colonia española, en una misión suicida contra la armada de los Estados Unidos. Su muerte es producto de la masonería que domina la política española y que ha abandonado la isla y a los militares españoles que la defienden a su suerte. Antes de partir hacia el martirio, sin embargo, don Pedro hace lo posible por transmitir a sus hijos el espíritu inherente al apellido Churruca, que es el espíritu de los almogávares: «guerreros elegidos, los más representativos de la raza española: firmes en la pelea, ágiles y decididos en el maniobrar». Toma ya. José hace gala desde su más tierna infancia de ese espíritu. No así Pedro, en quien vemos una preocupación constante por el dinero y una cierta tendencia a la mentira y la trampa. Isabel, por su parte, es una niña modelo. José seguirá, como su padre, la carrera militar. Isabel se casará con otro militar. Pedro, al contrario que su hermano, será diputado republicano y exigirá rápidamente su parte de la herencia familiar para sufragar su carrera política. El cuarto hijo, Jaime —aún un bebé cuando murió su padre— ingresará en una orden religiosa, con lo cual tenemos toda la cuadrilla nacional representada.
Estalla la guerra civil. Isabel está con su marido en zona nacional. Pedro y José se hallan en el Madrid republicano asediado. El primero ocupa un importante cargo, aparentemente en las instituciones de defensa de la ciudad. El segundo es capturado a causa de sus actividades quintacolumnistas y condenado a muerte, sentencia que su hermano, preocupado por sí mismo, no intenta revocar. José es fusilado por un pelotón de milicianos malhablados y sin afeitar, pero un milagro hace que los impactos de bala no lleguen a quitarle la vida. Trasladado por una mujer que lo ama a la clínica de un médico partidario de Franco, se repone de sus heridas y adquiere una nueva identidad que le permitirá pasarse a la zona nacional. Al fraile Jaime la guerra le pilla, para su desgracia, en zona republicana también: en Barcelona. Poco después del fusilamiento de su hermano, él es fusilado a su vez (y muere) junto a los demás frailes por una turba de milicianos que asaltan y destrozan el convento. Tiene la oportunidad de salvarse invocando el nombre de su hermano Pedro (que ha sido destinado a Barcelona), pero fiel a su apellido y a sus compañeros, rehúsa todo privilegio. José logra pasar a zona nacional gracias a la ayuda de un dentista que tuvo «un pasado malo de izquierdismo» lo cual le dio «influencia en aquella sociedad corrompida». Llega hasta el frente del norte, donde se encuentra su cuñado, el capitán Echevarría, que siente tentaciones de desertar y cruzar las líneas para reunirse con su esposa, Isabel Churruca y sus dos hijos, atrapados en el Bilbao republicano. José Churruca lo evita, y pronto se resuelve la situación con un desenlace feliz: las tropas nacionales derrotan a las Brigadas Internacionales que defienden la capital vizcaína y la familia se reúne. Hundido el frente norte, el ejército de Franco se prepara para atacar en el frente de Aragón. En el estado mayor de Barcelona encontramos a Pedro, ahora vestido con un uniforme del ejército republicano, preparando la defensa frente al inminente ataque. Pedro debe hacer frente a los prejuicios de un individuo de mal aspecto y peores modales (puede que sea Valentín González, El Campesino), quien afirma que alguien con el apellido Churruca no puede servir debidamente a la causa de la República. Pedro aún no lo sabe, pero instantes después comprobará que el miliciano está en lo cierto: una mujer le visita para pedirle que le entregue una copia del estado de fuerzas en el frente de Aragón para pasárselo a los nacionales. Pedro, escandalizado, le dice que no puede traicionar a los suyos. La mujer le replica que «no es posible que tenga como suyos a los asesinos de su familia y de tantas familias honorables y rectas». Tocado por el argumento, Pedro le entrega los planos del frente. Sin embargo, la operación se descubre, para regocijo del jefe miliciano malencarado, y los planos no llegan a poder de los nacionales. Enfrentado a la muerte, Pedro parece recuperar ese espíritu almogávar que no había acabado de penetrar en él: «sin planos y aún sin armas», les espeta a los rojos, las tropas de Franco «ganarán la batalla contra los hombres huecos», ya que ellos, quienes «sienten en el fondo de su espíritu la semilla superior de la raza» son los «elegidos para la gran empresa de devolver a España a su destino». La película se cierra con los supervivientes de la familia Churruca asistiendo al desfile de la victoria en Madrid, presidido por Franco.
Lo dicho, con toda seguridad la porquería más grande de la que hablemos jamás en este blog. Con la cobardía habitual del franquismo, cuando la tortilla cambió y hubo que cambiar a Alemania por los Estados Unidos triunfadores de la guerra, se mutiló la cinta original para eliminar menciones a la falange, cortar las críticas a Norteamérica y borrar los saludos brazo en alto, además de alargar el título: Espíritu de una raza. Una raza que a la vista de los hechos históricos y de esta apología cinematográfica es en puridad una raza de miserables. Una película que, lamentablemente, sigue retratando a la mitad de los ciudadanos cuya identidad se ha labrado sobre la base de la negación de la existencia de la otra mitad, o bien directamente en su eliminación física. Una mitad, la primera de ellas, que sigue siendo menor de edad, que se siente orgullosa de ello, que se autoafirma borrando la identidad de los demás, y que por tanto, hace que la incomodidad de algunos crezca. Una mitad que no ha comprendido todavía, y ya han pasado años desde 1808, que tanto empecinamiento por no dejar participar a los demás en el juego hace que éstos terminen, hartos y asqueados, por montarse una partida por separado, un juego propio, al que, de continuar esa línea, cada vez querremos apuntarnos más gente.
Jomío, no me des estos sustos por la mañana…es cartel, argg.
Joé con la películica. Tengo noción de haberla visto alguna vez, si no entera algún fragmento, pero chico no se quiso almacenar en mi cerebro. (Que a veces no conviene dejar de mirar estas cosas para tener verdadera conciencia de con quién nos las estamos viendo).
Me queda la duda de saber si el primo del primo, y esos que vivieron tan tranquilos soportarían su «visionado» con los ojos y las orejas bien abiertos (¿he dicho orejas? uy) Y si tendrían bemoles para defenderla. Aunque visto lo visto….
Que vaya bien la semana majo. Besicos.
PD Mañana harás el favor de alegrarme los ojos con algo chuli ¿vale?…¡ay, que despertar blogero!
LaMima, lo siento mucho, pero tarde o temprano tenía que aparecer en esta sección. Quizá es muy heavy para un lunes… Si no la has visto, mejor para ti. Yo tengo gente entusiasta que incluso me la ha pedido para verla, y que además les ha gustado.
No te preocupes porque lo de mañana es completamente opuesto a esto. Alegría para el cuerpo y tal.
Besos.
No la vi hasta el año pasado, y qué podemos decir, otro más de los instrumentos de propaganda que el régimen utilizó para envenenar las mentes de los españoles de la época.
Cuando me enteré hace años que Franco había sido intelectualmente capaz de elaborar un guión de cine, me lleve una enorme sorpresa que desapareció al ver la película, porque no es sino una amalgama de estereotipos fascistas perfectamente prescindible.
Un abrazo
En realidad no creo que fuera capaz de mucho. Presuponer que tenía capacidad intelectual es un acto de generosidad por tu parte. Creo más bien que elaboró las frases de discurso. Desde luego, aportaciones técnicas, ninguna, excepto quizá en las escenas de fusilamiento, que esas sí las conocía muy bien.
Abrazos.
Yo sí la he visto. Lo que hubiera dado para que algunos se hubieran dedicado al cine y nada más. Penica de país, de guionista y de hombre.
Besos mestizos
Hay cosas que no soporto y ya no hago por soportarlas, ni siquiera por tener noción de ellas que pueda prevenirme y alertarme. Esta pelicula, ¡es que no la aguanto!. Hices en tiempos varios intentos. Nunca he podido llegar al final.
¿Cómo consigues leer a Aznar? Cuando lo veo en la tele, tengo que cambiar de canal ¡no puedo, de verdad!
Vi el fin de semana «13 rosas». La pelicula no me gustó; digo desde el punto de vista meramente cinematográfico. Me parece mala. Pero salí más tocada que el Titanic. No son solamente los hechos puntuales de un momento histórico; es todo lo que hemos arrastrado por ello, y todo lo que dejo de suceder, y todos los que dejaron de ser, física e intelectualmente.
Así que no me hables de razas, ni de Franco, ni de barbaridades de estas…. Bueno, habla de lo que quieras, claro. Que conviene despacharse a gusto y tú lo has hecho. Bien
Y besos con rosas.
A mí me dan mucho «yuyu» estas cosas… pero que mucho… Eso de ver los brazos levantados al cielo y que no sean para corear el We Are The Champions, por ejemplo, me pone mu malito.
Gran post, como viene siendo habitual
Saludos
Entrenómadas, a fregar escaleras los hubiera puesto yo… Creo que en otro comentario hablabais del mal y todo eso. Esta gente es el mal absoluto desde el punto de vista filosófico, psicológico, humano y político.
Besos
Luisa, sólo puede llegarse al final de este engendro siendo un fanático, siendo un imbécil o con el interés quirúrgico de un diseccionador de delirios en cadena, como es mi caso. Lo de leer a Aznar, bueno, creo haberos dicho que he trabajado en un psiquiátrico, así que estoy acostumbrado a ciertas cosas… «13 rosas» tampoco me gustó cinematográficamente hablando, es floja, blandorra. Emotivamente sí tiene sus momentos. No me ha hecho mucha gracia hablar de este engendro, pero visto como va el país tenía una mala leche dentro que tenía que salir.
Besos sin espinas.
AdR, estoy de acuerdo; además, seguro que les cantaba el alerón. Gracias y un abrazo.
yo esta no la he visto debido precisamente a esa carga ideológica que arrastra, aunque debo reconocer que en algún momento pensé en similitudes con anteriores películas comentadas en esta sección, que igual dentro de tanta carroña ideológica existia el germen del buen cine. Veo que no es asi, y en parte me siento aliviado en mi interior, ya que así no me pierdo nada y puedo aprovechar el tiempo en pasatiempos mejores.
Saludos y..gracias, jaja
Bueno, no te creas, las pelis de Griffith o Eisenstein, incluso las de Riefenstahl merecen verse como excelentes películas. Este es otro caso. Esto es una bazofia integral.
Pero las demás películas de la sección merecen la pena, si las descargas del aspecto propagandístico y nauseabundo.
Saludos y gracias a ti.
Buenas, es mi primer post aquí, así que ante todo un saludo.
La verdad es que tenía curiosidad por ver esta película, más como ‘documento histórico’ que otra cosa, sobretodo a raíz de haber visto no hace mucho ‘El nacimiento de una nación’, pero veo que como película tampoco merece mucho la pena.
Pfff. Si el cine español ya resulta rancio en muchas épocas, esto debe ser el no va más…
XXXD
Como bien dice alguien por ahí, debe ser una buena muestra de cómo cualquier tipo de totalitarismo significa la muerte de la cultura.
goethemola (no es mal nombre), bienvenido y gracias por obsequiarnos con tu primer, y espero que no último, comentario. Ver esto es un ejercicio de arqueología histórica, de mala baba, y, desde luego, como ejemplo de lo que en algunas novelas llaman «las raíces del mal». Esta película enseña lo que es el mal puro, desnudo y sin paliativos, y la muerte de la cultura es una de sus expresiones.
El cine español, como todo lo español en general, es capaz a un tiempo de lo mejor y de lo peor, pero pocos países tienen tan desarrollado el sentido de elegir siempre lo peor, véase «Cine de barrio», por ejemplo.
Un saludo.
A mí me pasa un poco como a Luisa: me pongo de mal humor con estas cosas, así que prefiero no verlas. Cuando salen el Aznar y compañía en la tele siempre cambio de canal, ya escucho bastantes idioteces al cabo del día como para mal gastar mi tiempo libre con más.
Besos.
Esta película la intenté ver en su día, hace muchos años a. Me pareció malamente escrita, peor visionada y un engendro de dirección.
Pero aún así, es parte de la historia de nuestro país que no hay que olvidar. Al menos a mis hijos, algún día, les enseñaré esta película como parte de la historia de su país. Aunque no nos guste y nos parezca deleznable, abominable. Espero nunca se repite esta parte de nuestra historia.
Luego pienso mis hijos se reiran y me dirán que prefieren irse con sus amigos de juerga. No lo sé. Tan solo me lo imagino. La decisión que tomen al respecto será respetada. ¡Cómo no!
Estoy con Luisa cuando dice mejor olvidarse de razas, de Franco y de esta clase de barbaridades … aunque no hay que eliminarse de nuestra historia, como digo antes.
Antes con Franco pasaba esto, pero ahora en la era de Z de Zapatero está pasando – es una realidad – que el Estado decidiendo por mí que clase de moral hay que educar a mis hijos.
Oye, que a mis hijos los educo yo, en casa. Y ¿qué no puedo tener la libertad de elegir su educación? Para esto también hay que tener bémoles. ¿o no?
yo, siempre tan políticamente incorrecto.
Saludos Alfredo y mañana espero lo prometido
Lucía, como curiosidad, aunque sonrojante e indignante, merece la pena verse, sobre todo, como dice alguien por ahí, como testimonio sociológico de una época oscura y triste, pero real como la vida misma que no debe repetirse en ninguno de sus aspectos. Un fósil que retrata a quienes lo hicieron y a quienes se identifican con ellos.
Hombre, Diego, cuánto bueno por aquí, como suele decirse… Cinematográficamente esta película es un truño, de acuerdo. También estoy de acuerdo con su valor como testimonio, cómo no: es el único valor que tiene, el pedagógico, y no me cabe duda de que tus hijos se irán de juerga (yo sólo la he visto una vez, y entre la película y una buena juerga, no hay color…). Estoy ligeramente en desacuerdo en eso del olvido, porque olvidarlas siempre conlleva eliminarlas y por tanto al peligro de repetirlas; creo que el problema para que podamos encerrarlo todo en un museo o en los libros es que queda mucha gente viva de aquella época (no ocurre lo mismo con otras dictaduras españolas u otros damnificados de la política o la represión anteriores); es una memoria viva, y por tanto, todos la sentimos presente de una u otra forma, a flor de piel, por eso no puede dejarse así como así, aunque sin duda sería lo más sano y conveniente.
En lo que no estoy de acuerdo es en la comparación entre aquella época y el día de hoy, o el de mañana si el partido gobernante cambia. Aunque no es el tema, no me parece lo mismo un Estado totalitario que impone una moral, una religión y unos valores que amparan y soportan una dictadura, que un Estado que, más o menos acertadamente, pretende incluir entre los contenidos académicos precisamente aquellas cosas de las que adolecen los programas de enseñanza. Hoy en día muchos pensamos que la enseñanza está repleta de información, pero vacía de formación. Hay gente como tú que, afortunadamente, se preocupa de la educación de sus hijos y de los valores que le quiere transmitir. Pero convendrás conmigo en que, por desgracia, este grupo está dejando de ser una mayoría, y creo que el Estado, de la manera que pueda, debe colaborar en mitigar ese efecto para que surjan burros como el del tren de Barcelona del otro día. Como tantas cosas, quizá el instrumento para hacerlo no es el adecuado (si de la famosa asignatura hablamos), preferiría que se utilizaran las asignaturas de Humanidades y Sociales, como su nombre indica, sobre todo la Filosofía y la Historia, que para eso están, no para aprender cuándo fue la batalla de las Navas de Tolosa, que también.
Por otro lado, convendrás conmigo en que esas mismas objeciones que planteas sirven para cuestionar la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, y no en las iglesias y parroquias para únicamente los fieles que así lo deseen, como sería lo más apropiado, puesto que la enseñanza religiosa también impone una clase de moral determinada, que no es la única, ni siquiera la mejor, y coarta la libertad de educación de la misma forma que otro programa ético cualquiera.
Creo que todas estas cuestiones se resolverían con una mayoría de padres concienciados como tú, aunque me temo que la educación cada vez es un factor que depende menos en exclusiva de las escuales, y sí de un esfuerzo global, por supuesto con la familia, pero también con los medios de comunicación, aspecto que se olvida y que para mí es fundamental.
No me parece que tu comentario sea políticamente incorrecto, sino al contrario, es bueno plantear y cuestionar los problemas de verdad y ver diferentes posturas cuando están bien expuestas y fundamentadas, porque de ello suelen salir soluciones aceptables para todos. Creo que es un debate interesante, aunque, si nos ceñimos a lo que la famosa asignatura representa, creo que son unos contenidos mínimos que luego cada cual puede completar y complementar con los aportes que estime conveniente. En cualquier caso, y es otro aspecto que nadie ha tratado, la asignatura va a ser una «maría» de esas que todo el mundo aprueba por asistir a clase y poco más. Y eso sí es malo, el bajo nivel de exigencia.
No sé si te gustará el post de mañana; nos vamos completamente a otro terreno menos moral y más, mucho más, carnal.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Bueno, bueno, Alfredo. Cuanta sabiduría en tan poco espacio. Tocas muchos temas que merecen una respuesta. Pero creo que no es el momento ni el lugar oportuno. Tal vez en alguna otra ocasión o en algún post que se me ocurra para escribirte mi memoria, que es larga también, pero prefiero no recordar ahora.
Gracias a tí, querido amigo. Eres una persona inteligente, cultivada y respetuosa. Así me lo demuestras. Aquí y ahora. Sí señor. Así da gusto. Un abrazo
Míralo por el lado bueno, ya tenemos excusa para tomarnos un piscolabis y charlar en el próximo bloggellón de lo divino y lo humano. Honradamente, creo que con las disputas maximalistas no se gana nada, y por el contrario, siempre entre la gente razonable termina habiendo un poso de acuerdo, una esencia que todo el mundo moderado y cabal es capaz de ver, en la que todos coincidimos. Por nuestro bien. Muy importante es esa palabra que apuntas, el respeto.
Ya charraremos (y me pasarás ese cortometraje, amigo, que no me olvido). Un abrazo.
Apropiada entrada en estos tiempos que corren: unos haciendo santos a los martires que les convienen, algún otro diciendo que no hubo nada que condenar… pues igual en vez del documento de Al Gore a los niños en los colegios les deberían enseñar esta película, para recordar lo que no se puede olvidar, ¿quizá en las horas de la dichosa «Educación para la Ciudadanía»?
Me parece que en los colegios no están para películas… Por desgracia, porque yo creo firmemente en el valor del cine como instrumento para la enseñanza, el aprendizaje y la transmisión de cultura y el nacimiento de inquietudes entre la gente más joven, sobre todo en un tiempo como éste en que muchos niños huyen de los libros y sin embargo absorben todo lo audiovisual.
Sí, querido amigo. Ya tenemos excusa para charrar con un piscolabis y una buena pinta de por medio. El corto a ver si me acuerdo y te lo llevo, que creo que merece la pena que le eches un vistazo. Me encanta tu palabra de ‘poso de acuerdo’. Oye Alfredo que dices muchas cosas buenas y sensatas. Eh? qué dicho en un tono moderado se entiendo mejor.
Ayer estuve viendo alguna que otra entrevista a Ingmar Bergman. Debió de ser un tipo original y hasta único. Desconozco tu opinión de él, como director, pero me da la impresión que era un magnífico retratista de lo femenino. Decía que la mirada y actitud de una mujer ante una cámara es mucho más auténtico, en su forma y contenido, que la de un hombre. Al fin y al cabo ellas están acostumbradas a mirarse con más facilidad ante el espejo que nosotros, los hombres.
Un abrazo
Escalones, eres un valiente: te atreves con todo.
Se me ha olvidado preguntarte si has escrito algo sobre la relación de Franco con el cine. Si no, te animo a que lo hagas.
Diego, amigo, lo que hay que intentar que la moderación y la sensatez se impongan por encima de los incendiarios intereses de muchos de todo pelaje.
Bergman es para mí uno de los diez grandes. Coincido con lo que dices, aunque incluso me atrevería a señalar que es todavía más profundo: lo femenino en él es también una búsqueda de perfección, en el fondo, esa esencia humano-divina que él busca en sus personajes. Fíjate que sus protagonistas casi siempre son mujeres, pero sus temáticas no son precisamente femeninas, sino profundamente humanas, generales, no de género. Y si los protagonistas son hombres, como en «Fresas salvajes», siempre hay una mujer que da la réplica exacta, la explicación, la clave. Como en la vida. Un abrazo.
Gracias Noemí, pero este es un blanco fácil porque no hay por dónde cogerlo. En realidad Román Gubern tiene excelentes libros sobre Franco y el cine, y la cinematografía española en la época de la dictadura. Aquí algo pondremos, sin duda. Tomo nota.
Gracias.
Es increible: ¿es decir qué clase de cosas debe existir en la cabeza, en el cuerpo de alguien para lllevar con toda la voluntad una película horrrosa? Qué equivocada puede estar uno, y lo peor es que a veces, casi siempre, ni nos damos cuenta… ¿Quién nos salva de nosotros mismos?
– te extrañado en mi blog.
abrazos!!
En este caso, Malvisto, es un fenómeno de hipnosis colectiva que duró cuarenta años y afectó a tres cuartas partes de un país. España tiene la vergüenza de permitir que su dictador muriera tan tranquilo en la cama. La gente prefiere olvidar, pero para mí somos, siempre hemos sido, y no llevamos pinta de que seamos otra cosa que, una sociedad enferma.
Tienes razón, creo que llevo un par de días sin visitarte. Otra vergüenza.
Un abrazo.
Alfredo, te adjunto un trocico de mi memoria que como te dije ayer es larga. Es mi testimonio de mi memoria histórica.
Lo comenté ayer en el blog de Chesús y aquí te lo adjunto.
http://chesusyuste.wordpress.com/2007/10/29/memoria-historica-2/#comments
Un abrazo,
Diego, una historia ejemplar, sin duda, una muestra de los miles de historias parecidas que hay de parte a parte del país, en una u otra dirección, y ejemplar también por la forma de encarar el drama humano que supone.
Pero la pregunta que me surge es si no te gustaría saber dónde está, e incluso ponerlo junto a tu abuela. Eso es lo que pide mucha gente en la misma situación, y lo entiendo, al igual que te entiendo a ti, gente que además de la pérdida humana y de la derrota militar tuvo que soportar un clima de rencor, vergüenza y acusaciones, cuando no represión no sólo oficial, sino en las miradas de los vencedores durante décadas, que ha vivido con eso, y que merece un reconocimiento, aunque sea tardío y meramente testimonial, a su sufrimiento. ¿Cómo podemos intentar exportar desde Europa los derechos humanos y el respeto si no damos ejemplo? ¿Cómo iba a procesar al dictador Pinochet por el asesinato de cientos de españoles en Chile un país que no había sido capaz de condenar a sus propios ‘Pinochets’?
Creo que estos actos, lo que conlleva la ley de la memoria (aunque yo no soy partidario de aprobar leyes porque creo que hay otros instrumentos para lograr el mismo resultado que ya estaban previstos), son dolorosos pero muy necesarios, sobre todo por no haberse hecho en su momento.
Fíjate, hoy el periódico habla de los veteranos de la guerra de Ifni y de las víctimas. Una guerra silenciada porque las dictaduras siempre tapan sus derrotas, en la que murieron unos 200 soldados españoles y fueron hechos prisioneros otros muchos, y desaparecidos definitivamente otros. Nadie les recuerda, ¿por qué?
Gracias por el enlace. Un abrazo.
No conocía para nada este film que nos descubres. Tengo curiosidad por verlo para opinar en este post. Saludos!
Budokán, amigo, personalmente te recomendaría tanto que lo vieras como que no. Afortunadamente para ti, estás alejado de las implicaciones políticas y personales que el franquismo supuso (y aún supone) en España. Quizá ese alejamiento te permita un mayor criterio cinematográfico y menor sentimental o ideológico. En cualquier caso, la película es humana, moral y políticamente detestable.
Saludos.
Alfredo, querido amigo. Gracias por contestarme. A tu pregunta «si no te gustaría saber dónde está, e incluso ponerlo junto a tu abuela». Su cuerpo nunca fue encontrado. Los mismos que lo mataron lo quemaron. De todos modos rescatar esta parte de la historia de mi familia, es abrir el pasado. El ejemplo de conducta y testimonio de mi abuela, que fue su vida, fue su mejor legado.
Un abrazo
En efecto, mucha gente humilde y anónima da las mayores lecciones, sin ansia de salir en los papeles o de pasar a la posteridad con sus ejemplares comportamientos. Un espejo en el que todos, empezando por quienes tienen responsabilidades de gobierno, debemos mirarnos.
Un abrazo.
Pues mi interés sobre esta pelicula se despertó ayer al ver el programa de la 1ª sobre la censura en el cine. Pero yo quiero ver la versión «heavy», la de las referencias a la falange y los brazos en alto ( aunque sé que me voy a poner de muy mala leche pero yo soy así…) pero me temo que lo único que me puedo bajar dela mula es la segunda versión edulcorada , o no?
Cat, gracias por tu comentario. Personalmente prefiero la versión «heavy», sin duda. Ya dispuestos a echar la pota, que sea gorda… En cuanto a la mula no puedo ayudarte, no uso. Ahora, si por fin la consigues, te recomiendo una buena botella de licor de graduación alta para soportarlo: risas garantizadas.
El sábado después de comer un gran cocido con amigos vimos RAZA ( para desengrasar) No sé como expresar el momento, no encuentro palabras ante semejante desfachatez. Eso sí, reímos como nunca. Tiene algunos momentazos dignos de mención: esas canciones populares como Carrascal interpretadas por dos soldados que, por cierto, se arriman mucho…No sé yo si habría que aplicarles la ley de vagos y maleantes…Ese padre que desembarca y le dice a ese abuelete que espera a su nieto «el mar nos pidió al más valiente y la virgen se lo llevó…» Alfredo Mayo enseñando sus condecoraciones o lo que sea mientras lo fusilan pero oh milagro, es el elegido!!! Podría seguir pero para qué…
Resumiendo: qué duro debía ser vivir en este país siendo rojo y sin posibilidad de exiliarte.
Pues Cat, igual ya lo sabes, pero… ¿sabes a qué partido político se afilió Alfredo Mayo en 1977 cuando pudo hacerlo tras décadas como simpatizante clandestino? Sí, al Partido Comunista. Toma ya.
En cualquier caso, espero que los efectos de la película en vuestra digestión fueran mínimos: tentasteis a la suerte, porque lo normal era que os hubiese producido vómitos, diarreas y crisis psiquiátricas severas… Fue un acto de riesgo de consecuencias imprevisibles…
Red Ciudadana
Lo que comenzó como un impulso individual, se está convirtiendo en una plaza de encuentro para la discusión y el debate. Generación Y ha logrado involucrar a un montón de personas en todas partes del mundo que me ayudan con la actualización, las traducciones y la difusión de los textos. La colaboración principal ha sido para colgar los posts, pues desde la última semana de marzo no he podido acceder al sitio en los cibercafé públicos ni en los hoteles. De manera que envío mis textos por email, algunos amigos los publican y me mandan -también por correo electrónico- los comentarios que dejan los lectores. Soy una blogger a ciegas, una cibernauta con una balsa que hace aguas y que logra flotar gracias al apoyo de una espontánea red ciudadana.
Todo el portal http://www.desdecuba.com sigue bloqueado en los servidores de locales públicos. He ido haciendo una copia de los mensajes de error que muestran los navegadores cuando intento acceder y aquí les dejo una muestra. También sé que el apagón no es total. Amigos que tienen internet en sus centros de trabajo pueden visitar el sitio, pero eso me sirve de poco, pues a esos lugares soy yo la que no puedo entrar.
No obstante, tengo los mismos deseos de escribir en esta bitácora que cuando empecé. Ahora con más testarudez, pues no hay nada que me resulte más atractivo que aquello que se me impide hacer. Para saltar las dificultades de la conectividad y llegar a los lectores dentro de la Isla, otros amigos han creado un minidisk con el contenido del Blog, que distribuyen gratuitamente. A todos quiero agradecerles el apoyo, los remos y el viento que me permite mantener el rumbo.
Escrito por:
Yoani Sanchez, Blogg Generacion Y, 1 Julio 2008
Blogera cubana perseguida por la dictadura cubana
Exigimos
Libertad de expresiòn en Cuba
Libre y total acceso a Internet para el pueblo cubano
Cese a la represiòn y persecuciòn polìtica
Libertad a los presos politicos, a los periodistas encarcelados
¡Viva Cuba Libre!
Para ver esta película en su justa medida hay que haber vivido aquellos tristes y oscuros años. Todo lo que se pueda imaginar sobre patrioterismo, sobre exaltación de lo imposible, sobre atmósfera policiaco-religioso-fanática, habría de tenerse en cuenta. La megalomanía de un dictador que escribe un guión para cine en el que se enaltece a una familia (Churruca, me parece) que él hubiera querido fuese la suya, con un paddre que él hubiera querido que fuese el suyo y con un héroe (personificado por el entonces galán Alfredo Mayo) qu él hubiera querido personi-
ficar, solo es posible en una atmósfera como aquella. Hoy, al volver a ver´»Raza», puede parecer que estamos viendo una simple
película de tono fascista de paso. Y no lo es. Detrás de esas imágenes hay unos años que se quisieran irrepetibles, axfisiantes,
retrógrados e impotentes.
Permitirás, Antonio, que quienes no hemos vivido, por suerte, aquellos años, intentemos, aunque sea de modo aproximado, reflexionar sobre ese horror.
hola 39 escalones. He leído la crítica de la película Raza y no tengo que nada en contra de lo dicho respecto a la cinta. Es evidente que es un producto político fabricado por un jefe de estado cuyo poder sobre todos los estamentos de la vida del país era absoluto.
Pero hay algo en la crítica con lo que no puedo estar más en desacuerdo contigo. Hablar de que España es políticamente España desde hace 300 ó 200 años no puede ser cierto, como comprenderás. Doy por hecho que en tu afanada crítica se te calentaron las teclas del ordenador y te dejaste llevar por la pasión, o algo así, pero sin duda, leído o escrito de nuevo desde la más absoluta sobriedad, tú mismo te darás cuenta de que no es correco lo que dices. Sin duda tú sabrás mucho más de historia que yo y por eso no voy a meterme en berengenales, pero un buen amigo en común que tenemos los dos frunció el ceño, torció el morro y se apresuró a leer las líneas en las que te despachabas de esa manera con «España»; al día siguiente me comentó que no estaba deacuerdo con aquello. Él sí que es voz autorizada en ello, y me imagino que sabrás a quien me refiero.
Soy nuevo lector de tu blog y me gusta mucho, la verdad. Espero aprender de cine contigo porque eres capaz de ver cosas que al resto, o por lo menos a mi, se nos escapan.
Espero para después de verano tu crítica de «Vigilante Nocturno».
Un saludo.
Quevedillo, te equivocas en dar por hecho que el «error» es producto de un calentón; ni mucho menos. Para empezar, porque no hay error alguno y lo expresado es absolutamente correcto desde un punto de vista jurídico, político e histórico. Por tanto no hay lectura sobria que hacer, ni es un tema sujeto a opinión; simplemente la constatación de un hecho histórico contrastado y que no tiene duda, como comprenderá nuestro amigo común a poco que piense.
Pero por si acaso, ahí van los datos: es del todo punto incorrecto pensar que España surge con los Reyes Católicos, en 1479. Tanto Castilla como Aragón forman parte de la llamada Monarquía Hispánica, lo cual es bien distinto, pues engloba a muchos otros territorios de todo el mundo. Además, los reyes de «España» siguen siendo reyes de Castilla y Aragón, pues son reinos distintos e independientes que sí, ciertamente, están gobernados por un mismo rey, y nada más. El nacimiento de España no tiene lugar hasta el siglo XVIII, con los Decretos de Nueva Planta y con la unificación de los reinos peninsulares de Felipe V (Felipe IV de Aragón) en un único Estado centralizado de modelo francés. Y eso ocurre en 1707-1714. Por tanto, ambos veréis que lo que digo es con un por qué que no admite discusión.
Pero aún hay más. España como nación no surge hasta 1812, con la Constitución de Cádiz, momento en el cual el pueblo español se dota de soberanía nacional y empieza la andadura pseudo-democrática que tras muchos altibajos nos trae hasta hoy. Y eso tampoco admite discusión si uno se sale de los cánones del castellanocentrismo.
Y repito, eso no admite discusión. Lo que me sorprende es que nuestro común amigo tuerza el morro ante tal evidencia…
Gracias por todo.
Saludos
Científicamente creo que debiéramos diferenciar al fascismo del franquismo, los separa la religión y la colectivización de la economía a que aspiraban los fascistas ¿no? Y ojo que lo digo por tratar de ser imparcial y científico no por exponer simpatías políticas.
Quizá no diferenciar, Carlos, sino matizar. Ciertamente el fascismo español contiene notas diferenciales con respecto al italiano y al nazismo alemán, pero son diferencias de matiz, de fanfarria, pompa y apariencias. En esencia son lo mismo. Y, fundamentalmente, se deben a dos características propias de España: primera, la tradición española de levantamientos militares para forzar cambios de gobierno que se inició en 1808 y se prolongó hasta 1923 primero, y 1936 después; segunda, el apoyo de Falange al golpe, que obligó a rebozarlo de fascismo precisamente para conservar ese apoyo; tercera, el apoyo de la Iglesia a ese golpe, a la represión y a la muerte, a diferencia de Alemania e Italia, países en los que si bien se veía con simpatía la hostilidad estatal hacia los comunistas no se apoyaban los regímenes políticos criminales (al menos al principio, ya sabemos de las tibiezas de Pío XII, tibiezas que en España fueron connivencia de la Iglesia con la represión y la muerte), y cuarta, su particular situación tras 1945, que le hicieron perder buena parte de ese rebozo fascista para ganarse las simpatías de los vencedores de la guerra y conservar el sillón. Dicho lo cual, insisto, son diferencias de matiz, ya que en esencia nazismo, fascismo y franquismo son la misma basura.
ahora me vas a perdonar mi ignorancia… pero no estoy de acuerdo con las críticas al doblaje, desfortunadamente, primero, entonces habría mucho analfabetismo y segundo, mucha gente no sabemos idiomas y menos en aquella época,por lo cual al estar pendientes de subtítulos nos perdemos gran cantidad de detalles (gestos del actor, ambientación de la escena, música, etc) sí, lo ideal sería comprender la lengua original pero hasta que todos seamos bilingües o multilíngúes la idea del doblaje me parece fantástica siempre que se haga con la calidad necesaria y sobre todo sin censuras ó traducciones de los dialogos propicias para el que manda.
Creo que te equivocas, Carlos. En la mayor parte del planeta el cine en otro idioma se ve subtitulado y no pasa nada, no se muere nadie ni la tasa de analfabetismo se resiente. Por el contrario, el doblaje mata, y digo bien, mata, además de las voces originales, cualquier matiz dramático del intérprete, sustituyéndolo por una devaluada reinterpretación de un actor de doblaje que no actúa, sino que copia, imita, la interpretación de otro, por no hablar ya de pérdidas de otros ruidos de la banda de sonido, que generaciones enteras no han llegado a conocer nunca. Se aprende a ver cine con subtítulos como se aprenden tantas y tantas cosas. Cuestión de acostumbrarse a ver y leer al mismo tiempo. Y te garantizo que se puede sin el mayor problema. ¿O es que en España somos más tontos que en el resto del planeta?