Las mujeres y el cine: Buscando a Debra Winger

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La obra maestra de Michael Powell y Emeric Pressburger Las zapatillas rojas (1948) es el pretexto que la actriz Rosanna Arquette utilizó como motivo de su película documental Searching for Debra Winger (2001), además de su experiencia vital y las propias reflexiones acerca de qué puede mover a una actriz de éxito en la cúspide de su carrera a abandonar el cine de forma definitiva. El documental, que por España había pasado de largo, como casi todos, fue recuperado por La2 de Televisión Española en la madrugada del pasado domingo 16 de diciembre, y su importante e impactante contenido, unido al aluvión de despiadados ataques y críticas vertidos contra Jodie Foster por el sector más reaccionario de Hollywood tras haber proclamado públicamente su condición de lesbiana, nos ha oligado a dedicarle un apartado inaplazable a esta película.

La película de Powell y Pressburger impresionó a Arquette en su juventud, cuando daba los primeros pasos en su propia carrera como actriz (nada extraño teniendo en cuenta que sus padres y sus otros cuatro hermanos habían seguido o siguen el mismo camino), en especial la dicotomía que se le plantea a la protagonista entre el amor por la danza, la profesión con la que ha crecido, y el amor por el hombre al que quiere, y que condiciona su felicidad juntos a su abandono de los escenarios, dilema que termina en una escena trágica en que se dan cita la danza, el amor y la muerte. A partir de ahí, Arquette, identificada con esa misma diatriba en un momento personal en el que la estabilidad familiar se entrecruza con la ausencia de ofertas de trabajo para actrices que ya han superado los cuarenta, bucea en el ejemplo proporcionado por Debra Winger (Cowboy de ciudad, E.T., La fuerza del cariño, Peligrosamente juntos, El caso de la viuda negra, El cielo protector, Tierras de penumbra, Fuego salvaje…), actriz que abandonó su profesión en la cima de su carrera tras haber intervenido en grandes y reconocidas películas y se pregunta acerca de la situación que viven las actrices de cierta edad en el momento en el que dejan de dar la imagen que han arrastrado en sus papeles desde la juventud.

Para ello, Arquette no se detiene en el caso de Winger, sino que, mediante decenas de entrevistas con actrices de diferentes géneros cinematográficos y procedencias geográficas explora cara a cara los problemas, condicionantes y obstáculos que sufren para profundizar en sus carreras una vez que han superado los cánones del «atractivo hollywoodiense» y en los que se dejan notar la influencia de la propia vida sentimental, la conciliación laboral y familiar y la escasez de oferta de papeles para mujeres que no den ya la imagen de sensualidad a flor de piel propia de las portadas calenturientas de revistas exclusivamente masculinas y que, por desgracia, se ha convertido en la vara de medir la calidad de las interpretaciones de las actrices o de la música de las cantantes.

La nómina de actrices participantes en la película, contando sus propias experiencias, anécdotas, impresiones y sentimientos es enorme y muy cualificada: Robin Wright Penn, Jane Fonda, Diane Lane, Whoopi Goldberg, Sharon Stone, Salma Hayek, Teri Garr, Theresa Russell, Laura Dern, Gwyneth Paltrow, Anjelica Huston, Chiara Mastroianni, Alfre Woodard, Jo Beth Williams, Catherine O’Hara, Meg Ryan (bueno, quizá ésta no), Vanessa Redgrave, Hillary S. Turner, Holly Hunter (favoritísima de este blog), Melanie Griffith, Tracy Ullman, Kelly Linch, Samantha Mathis, J. Margulis, Daryl Hannah, Ally Sheedy, Maureen Plimpton, Patricia Arquette, Adrienne Shelly, Katrin Cartridge, Charlotte Rampling, Julia Ormond, Frances McDormand (asaltada de improviso para dejar su testimonio en un baño de un hotel de Cannes durante el festival de 2001), Emmanuelle Béart, y cómo no, la propia Debra Winger.

Todas ellas hablan de cómo la maternidad influye en la elección de sus proyectos, en el rechazo de papeles, las más veteranas hablan de cómo acudían a los platós de rodaje con sus hijos, cómo alternaban vida artística y las reuniones de padres de alumnos, hablan de la fugacidad del amor en esos ambientes o de la imposibilidad de encontrarlo (llamativo el testimonio de Diane Lane en ese aspecto), en el sacrificio, la inmensa renuncia a personajes importantes que realizan las mujeres actrices para que sus parejas de la misma profesión progresen en sus carreras, en la necesidad de acudir a la televisión como tabla de salvación profesional ante la falta de buenos papeles en el cine para mujeres maduras y autónomas, y sobre todo, de la falta de miras de un Hollywood comercial que desaprovecha constantemente la increíble fuerza de las actrices con experiencia, en su madurez, en su mejor estado profesional y con el mayor grado de atractivo personal, en favor de papeles ideados para jóvenes maniquís cuya carrera a su vez nunca superará la barrera de los cuarenta, las ojeras, y las caídas gravitatorias. Para ello se hace hincapié en la masculinidad de los proyectos que se ruedan en América, la dirección de los estudios por hombres sin que las mujeres tengan opinión, y, y esto resulta especialmente esperanzador, las grandes diferencias con el cine europeo, donde las actrices veteranas (aunque cada vez menos, y eso sí es para preocuparse) son valores a aprovechar. La película excede el marco del cine para plantear, sobre todo a los hombres, una reflexión en torno al papel que la mujer debe tener en la sociedad moderna y en la necesidad de «desmasculinizar» ese papel, buscando un reconocimiento de una naturaleza, una visión del mundo de carácter autónomo por parte de la mujer, que tenga cabida en los medios artisticos, y que, sobre todo, sea reconocida y valorada por los hombres y por el conjunto de la sociedad en cuanto a la riqueza de perspectivas y aportaciones con la que esa visión diferente puede contribuir a mejorar un mundo que el punto de vista masculino ha logrado empobrecer y acartonar.

Y todo ello lo refleja Rosanna Arquette con un estilo directo, en el que las entrevistas no son tales, sino conversaciones entre amigas alrededor de una buena comida o un café, de forma sencilla, agradable y cómoda de ver. Sin duda, un buen documental acerca del cine dentro del cine, y de las trampas y autolimitaciones que se impone, y que van en detrimento de su calidad final por causa del abandono de una de sus principales fuentes de riqueza.

18 comentarios sobre “Las mujeres y el cine: Buscando a Debra Winger

  1. Pues ya vez, Cacho de Pan, fue una retirada entre voluntaria y forzosa. La verdad es que ella lo tuvo claro, pero la escasez de papeles más allá de la edad a la que estaba a punto de llegar, la ayudó en su decisión. Eso sí, ella sigue estupenda, e incluso ha hecho pequeños papeles y alguna cosilla testimonial (su última aparición en pantalla es de 2003).

    Noe, creo que ésta no la encuentran ni los magos… Espero equivocarme.

  2. La vi, ya de casualidad. Me iba a la cama y me dio por encender la televisión, y zas…. allí estaba la Rossana y su hermana y un montón de actrices y me gustó, pero lo cogí empezada. Ahora me leo otra vez tu entrada para completar la información. A mí me gustó lo que vi, sí, mucho. Me encantan las Arquettes, las dos hermanas. Qué majas son!!!

    Kisses, besos, póchas

  3. Entrenómadas, a mí Rosanna Arquette siempre me gustó. Y tiene canción y todo, «Rosanna», del grupo californiano «Toto», con uno de cuyos miembros salió ella durante un tiempo. Su hermana Patricia me cautivó en «Amor a quemarropa» («True romance») de Tony Scott.
    Besos (¿pochas?)

    Así es Miverva. Yo suelo asegurarme bien de la programación semanal de La2 porque casi siempre hay cine, documentales o programas de gran interés. Es el único canal decente que tenemos, me temo.

  4. Sólo pude ver un ratito de esta película porque ese día llegue tarde del trabajo y entre cenar y una cosa y otra… pero lo poco que vi me pareció muy interesante. La verdad es que todo lo que se contaba se puede aplicar al resto de mujeres trabajadoras del planeta, los problemas al fin y al cabo son los mismos pero con menos glamour.
    De todo el trabajo de Debra me quedo con El cielo protector, excelente, sin duda.
    Besos.

  5. Efectivamente, Lucía, lo principal es que las situaciones que se comentan exceden al mundo del cine y en realidad hablan de la sociedad en su conjunto, del papel de la mujer y también de la estética.
    También es mi papel favorito de ella.
    Besos

  6. Me lo perdí (¡porras!), y eso que había oído hablar de él.
    Está visto que la situación de las mujeres es la misma en todos los ámbitos: esto ya empieza a ser más que preocupante. Me desespero.
    Ah, y que alguien me explique qué c****** le immporta a esa peña con quien se vaya la Foster al catre. ¡¡¡Es que empezaba a repartir collejas y no acababa oye!!!

  7. Alfredo, tienes toda la razón. Es como si las mujeres que vemos en los filme fueran hombres, los papeles fueran hechos por hombres. Como en el caso de embadurnarme la cara y pasar por africano. Qué pobreza es esta de masculinizar a nuestra mujeres. Tipica falta de pantalones, pues se da el caso que hacemos lo que mejor conocemos: y no nos damoes el chance de estudiar eso otro: esa otra con todas las señales, recovecos, paréntesis…. sabes: alguna vez me gustaria ver una película cuyo tema fuera la regla: eso es algo que me fascina la menstruacción todo esa sangre. Como si hubuera una guerra.-..

    abrazos, hoy me duele la cabeza, pero ya tocaba actualizarme…

  8. Rosanna Arquette tuvo un momento dorado a finales de los 80, la recuerdo sobre todo en aquella Tres historias de NY, con NIck Nolte. Jo, a ver si pillo el documental, tiene muy buena pinta y gusta eso de encontrarte con actrices desaparecidas del mapa.

  9. A mi Debra es una actriz que siempre me ha gustado, en todo lo que hacía! Incluso en un documental sobre osos que pude ver hace ya algunos años. Lo que me preocupa de eso es que hay muchas actrices, grandes actrices que estan siguiendo su camino: Holly Hunter, Emma Thompson, etc. Espero que Jodie Foster no sea una más de la lista, porque sin Jodie, los que salimos perdiendo somos los amantes del séptimo arte, a Hollywood seguramente les dará igual, en poco tiempo se encargarran de sacar a una aspirante a actriz a la que «venderan» como la nueva Jodie Foster, pero no lograran engañarnos, porque sabemos que de Jodie solo hay una!

  10. Malvisto, curioso tema para una película… El universo femenino es algo que por lo general, y no sé por qué, no interesa a los productores ni a los (o las) cineastas. Incluso esa expresión se ha convertido en una «etiqueta Almodóvar», y, viendo sus películas, es más una etiqueta que una realidad.
    Abrazos

    Patro, a mí me gustaba mucho Rosanna Arquette, y Holly Hunter, y otras, pero… las esfumaron. Estoy seguro de que vendrían a hacer películas a Europa, como han hecho John Malkovich u otros.

    Heidi, Emma Thompson es un caso similar, aunque ahí hay que reconocer, que, además de su valía, su declive comenzó con su separación de Kenneth Branagh. Yo creo que Jodie pasará una etapa en la que pagará sus confesiones en voz alta, pero tiempo después, cuando a nadie le importe ya lo que haga con su vida, volverá a los grandes papeles. Al menos, eso espero.

  11. Alfredo, que me has leido la mente; ayer precisamente iba a escribrir eso en el comentario: más etiqueta que realidad…. totalmente de acuerdo. Creo que habría que irse por el cine oriental, tambiñen hindú para poder decir Este director parece saber algo.

  12. Es posible, Malvisto, que tengas razón. Yo prefiero una solución más sencilla, independientemente del lugar del mundo en que nos encontremos. Basta que un productor, o productora, apueste por historias dirigidas por mujeres fuera de estereotipos (el peligro de quienes apuestan por películas dirigidas por mujeres es encontrarse con panfletos feministas): basta una historia de siempre, convencional, sin gran complicación, pero vista por una mujer, para que la historia sea otra, igual de interesante o más.
    Abrazos

  13. Por mucho que, en apariencia, avanza la sociedad, dejemos de lado a la mitad de nuestro universo para simplificar la vida a un eterno estado adolescente, en el que las mujeres sólo tienen interés mientras parecen niñas sexis. Los hijos siguen sin venir de París… y esto no es algo malo, si por fin fuera tarea de todos. el mercado y el cine por una vez son la vida real, tal cual.. aunque disimulemos

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