La historia siempre se repite: Khartoum

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A los mandos y tropas norteamericanos que ocupan Irak se les proyecta regularmente, antes de su despliegue, una serie de películas de índole patriotera y violenta para incrementar el ardor guerrero del personal y la ofuscación armada que les haga cumplir cada una de las órdenes, por brutales, inadmisibles o sangrientas que sean. Los mandos, además, son obsequiados también con la exhibición de películas de más calado, con importantes enseñanzas para lo que es la complicada labor de ocupación y represión de un pueblo árabe invadido, como por ejemplo La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo. A nuestro juicio, y teniendo en cuenta que la calidad de Khartoum como película es notablemente inferior a la citada coproducción italo-argelina, también podría servir como botón de muestra a la flor y nata de los marines y demás destripaterrones de lo que significa enfrentarse a una comunidad enardecida por la religión en contra de los ocupantes extranjeros.

En 1966, la dupla Eliot Elisofon y Basil Dearden llevaron al cine la desgraciada historia del general Charles George Gordon (interpretado por Charlton Heston), que ya había relatado un tal Winston Churchill, testigo presencial de los hechos en su bautismo de fuego militar, en su libro The river war, figura épica de la historia militar de la Union Jack, convertida a fuerza de mito en una especie de un George Armstrong Custer británico. Dentro de la línea de películas exaltadoras de las virtudes de la colonización británica de pueblos «inferiores», ya fueran indios, zulúes o árabes, ésta supone un notable cambio, puesto que el pueblo «superior», el glorioso y civilizado Imperio Británico de la reina Victoria sale con el rabo entre las piernas de su incursión colonizadora en Sudán para hacer frente a las tropas de El Mahdi (El Elegido), interpretado por Laurence Olivier, una especie de profeta visionario que logra aglutinar a las tribus del desierto para el exterminio de los infieles que ocupan su país y esclavizan a su pueblo. La película da comienzo en Londres, cuando la opinión pública victoriana comienza a dividirse ante la postura que el gobierno debe tomar con respecto a los sucesos que están aconteciendo en Sudán, donde los extranjeros han comenzado a ser hostilizados, y en algunos casos, asesinados, con lo que se pone en riesgo el proyecto imperial africano de los británicos, la unión norte-sur de sus territorios en el continente negro, de Alejandría hasta El Cabo (que provocaría precisamente entre Chad y Sudán en 1898 el primer riesgo de guerra mundial serio cuando en el oasis de Fachoda la trayectoria británica de norte a sur se cruzó con la francesa, que tenía la misma intención, pero de oeste a este) que no se plasmaría hasta la adquisión del África Oriental Alemana tras la Gran Guerra, en 1918. La política no intervencionista del gobierno choca con los intereses económicos y con una creciente ola de nacionalismo en la calle que obliga a vengar el honor británico por los ultrajes recibidos a manos de unas «ratas del desierto» que se atreven a atacar a los blancos y a propugnar la idea de un Sudán libre de extranjeros. El gobierno busca una solución de compromiso que contente a todos a la vez y que no les implique demasiado en el conflicto, ya que las heridas de los primeros enfrentamientos con los bóers y los zulúes en África del Sur y su alto coste económico y en vidas humanas siguen sin cerrarse del todo. Alguien tiene la idea oportuna: Gordon.

Charles George Gordon fue un militar británico, una especie de freelance. En aquella época no era extraño que militares de alta graduación de potencias coloniales dirigieran, previo pago suculento de sus servicios, tropas de países en formación o de dictaduras que servían a los intereses de occidente en diferentes partes del mundo. De este modo, por ejemplo, Egipto, teóricamente independiente, seguía controlado militarmente por los británicos, y grandes estados como China, bajo los auspicios de la dinastía Manchú, se servían de militares extranjeros para mantener a raya a sus súbditos más levantiscos. Precisamente Gordon se labró un nombre en la prensa y la memoria colectiva británica con sus éxitos frente a la rebelión Taiping contra los manchúes, dirigiendo los cuerpos expedicionarios extranjeros que acabaron con la rebelión y restaurando al emperador en su trono de oropel, en un fenómeno precursor de la rebelión de los bóxers de décadas más tarde y de la guerra del opio. Gordon, militar oscuro, no muy brillante, pero sí muy entusiasta y carismático, rechazó una cuantiosa oferta de renovar sus servicios al emperador chino y regresó a Gran Bretaña, dispuesto a hacerse un hueco entre lo más granado de la aristocracia guerrera de los casacas rojas, justo en el momento en que El Mahdi iba cortando sonrosados cuellos de Devonshire por las cálidas arenas sudanesas.

Gordon fue la solución apropiada. Contentó al público, con un héroe de nuevo cuño elegido con la misión de parar los pies a los sudaneses, satisfizo a los estamentos económicos, encandiló a la prensa, que preveía suculentos reportajes para contentar la demanda popular, a la Reina Victoria, lo que no era fácil si no había sexo de por medio, y parecía a todas luces el hombre más adecuado, con excelentes relaciones con las autoridades egipcias y gran experiencia en la guerra en el desierto tras haber servido largos años en Egipto, país del que todavía dependía lo que hoy es Sudán. Pero el carácter religioso y místico de Gordon se había exacerbado en los últimos tiempos, desde que en China le apodaron «El siempre victorioso», y asumió la tarea con los humos muy subidos, momentos que Heston, que tradicionalmente tampoco ha andado muy bien de la azotea, supo retratar con acierto pese a ser un actor de evidentes limitaciones. Con unas pocas tropas británicas y un grueso de soldados egipcios (la carne de cañón, como pasa hoy en Irak, es mejor que la ponga otro), se adentró en la zona de riesgo, dispuesto a liberar Jartum del asedio a que El Mahdi está a punto de someterla. Poseído por ese barniz divino de libertador invencible que él mismo se ha otorgado, toma decisiones precipitadas, equivocadas, basadas en su propia megalomanía y su aura de invencibilidad, subestimando al que él cree que es un simple pastor de cabras del desierto. Olivier compone un integrista islámico reflexivo, astuto, audaz, una combinación de hombre refinado y de manipulador de masas capaz de filosofar y al mismo tiempo arengar a las masas con discursos enardecedores y populistas.

El sitio comenzó en marzo de 1884, cuando el gobierno británico ya había tomado la decisión de abandonar Sudán a su suerte. En un ejercicio de encaje de bolillos típico de la administración colonial, atendió la demanda popular de constituir un ejército que fuera a reforzar a Gordon, prácticamente cercado en Jartum, romper el cerco de El Mahdi, y acabar con él, si bien con su típica habilidad y juego a dos bandas, lograron retrasar la llegada del contingente a Sudán hasta que fue demasiado tarde. Los derviches de El Mahdi tomaron la ciudad en 1885, decapitaron a Gordon y pasearon su cabeza insertada en una pica por toda la ciudad y los extrarradios.

La película es poco más que una cinta de aventuras bélicas de corte colonial, con uniformes, grandes movimientos de masas y batallas en el desierto y en el asedio de la ciudad dirigidas con notable habilidad y retratadas con una excelente fotografía, aunque por separado, ni ésta, ni la música, ni el guión, ni siquiera las interpretaciones, resultan especialmente brillantes, si bien como conjunto, es bastante resultón. Tres son los puntos de interés de la cinta: el personaje de Charlton Heston (por cierto, como curiosidad decir que en Grecia, el nombre artístico de Charlton no es Heston, sino Easton; al parecer la palabra «heston» en griego tiene un significado escatológico inapropiado para una estrella de Hollywood pero muy adecuado para el ex-presidente de la Asociación Nacional del Rifle de los EE.UU.), ejemplo del militar exaltado, del megalómano enfermizo e irreflexivo, que antes que rectificar es capaz de hundir irrespondablemente con él las vidas de millares de inocentes, y que además es una temprana encarnación de eso que ahora se llama «agentes de seguridad privada» y que toda la vida han sido definidos como «mercenarios», por cierto, de gatillo fácil en Irak, sobre todo cuando de disparar a civiles se trata; el personaje de Olivier, El Mahdi, muy distinto a los imanes del islamismo radical actual, pero en cierto modo precursor, tanto él como el fenómeno histórico al que dio pie, de un sentimiento religioso-nacionalista en los pueblos africanos y de oriente medio que profesan fe islámica que ha tenido varias manifestaciones posteriores y que sin duda puede identificarse en gran medida con la problemática actual de la confrontación de bloques de civilización, si bien El Mahdi en realidad estuvo cubierto por un halo de santidad del que carecen los combatientes o los terroristas actuales y al que Olivier da con sus aristocráticos aires cierta plasmación interpretativa; por último, los hechos político-militares que describe la película, en particular la actuación de las potencias coloniales en la época del reparto de África, actitudes que, en lo sustancial, no han variado en la actualidad, y que son un verdadero ejercicio de ingeniería política en la que constantemente hay que sopesar una serie de variables: presupuesto a invertir, ganancias a obtener, vidas propias sacrificables, grado de violencia admisible, control de la opinión pública y de la información que le llega, agitación de las masas tanto para posponer una actuación cuando no conviene económicamente o para desencadenarla cuando el beneficio no puede esperar, siempre enarbolando la bandera del nacionalismo y el orgullo patrio herido, y la fabricación de mártires a los que apelar y que puedan servir en un futuro para enardecer a los militares cuando se les mande morir en otro lugar por otra causa distinta en apariencia, pero en realidad la misma: el negocio y el comercio.

Película no demasiado trascendente, pero interesante para establecer paralelismos entre situaciones análogas, y momentos del pasado que pueden darnos claves, tanto positivas como negativas, en cuanto a la resolución de conflictos o acerca de las terribles consecuencias que éstos pueden depararnos, de su permanencia en el tiempo, y para que nos demos cuenta de que los atribulados tiempos que vivimos no son cosa de hoy, que sus orígenes están enquistados en la memoria de los pueblos y que sólo esperan una chispa para volver a estallar. No hay más que darse una vuelta por Darfour.

31 comentarios sobre “La historia siempre se repite: Khartoum

  1. Alfredo me gusta mucho la manera en que reflexionamos del presente mirando hacia el pasado. Nada mejor que ver lo que ha sido, para saber lo que estña pasando, lo que será. REalmente qué bueno que tengas las puertas abiertas: un lujo poder venir aqui y leer lo que compartes.

    Se me ocurre de banda sonora: Helicopter de Bloc Party, con odo y dedicación a bush. O Intervention del disco Neo Bible de los magníficos Arcade Fire.

    abrazos, mi hermano…

  2. Fíjate Malvisto, que mi primera vocación, la Historia, dejada de lado por una búsqueda de un futuro profesional mejor, nos da la clave para la resolución de cualquier problema presente, ya que todos y cada uno de ellos en cualquiera de sus variantes se ha dado ya en el pasado, y mucho más en fenómenos tan cercanos y análogos a los actuales. Desde luego Marco Aurelio y Macquiavelo, y muchos otros, habrían de ser lecturas obligatorias para los políticos.
    Abrazos, hermano

  3. Yo le añadiría un mérito a esta película, y sin haberla visto: ha sido la excusa perfecta para que nos cuentes esta historia de la Historia africana. Gracias por el esfuerzo, es una entrada extensa, pero sobretodo interesante.

  4. Fernando, y más cosas que me callo…
    Abrazos

    Minerva, en fin, uno no se lee biografías de 1500 páginas de Winston Churchill para luego no usarlas… En realidad nuestro objetivo siempre es tomar las películas como pretexto para hablar de otras cosas. A veces sale bien, otras peor.
    Un abrazo

  5. Gracias por el artículo. Hace tiempo ví la peli y me picó la curiosidad por el personaje. Hoy he vuelto a buscar para darle información de la película a un colega bloguero. Lo que encontré entonces fueron escuetas y asépticas biografías. Tú me lo has acercado más hoy.

  6. Gracias, malatesta. Es un personaje interesante, otro iluminado por las glorias y heroicidades de la vida militar que se creyó las bobadas que decían de él los periódicos y novelas por entregas. Se creyó su propio personaje y lo peor, creyó que los demás, sobre todos sus enemigos, también eran personajes. Así le fue.

  7. Interesante el comentario, pero debo aclarar que Churchill jugaba a las bolitas cuendo el comentarista lo pone como testigo presencial de los hechos narrados en su libro. Si Churchill participó en una expedición de venganza de la muerte de Gordon muchos años atras y fue de los que hizo en Ondurman una famosa carga de la caballería britanica. A todo esto, los arabes eran los Nº1 en el comercio de esclavos en Africa negra, cosa que el imperio britanico tan cruel, quería erradicar de plano. No todo fue tan malo en la época del los imperios y en general se suplantaban otros peores

  8. Evidentemente, amigo Nicolás, me refería a Churchill como testigo presencial de la aventura colonial británica en el Sudán, no en particular de este episodio. Pero gracias por el apunte y la precisión.
    En cuanto a las «bondades» de los imperios, discrepo. Pues si bien los británicos combatían la trata de esclavos por parte de los árabes en África, no era tanto por la cuestión de la esclavitud (situación de hecho, si no de derecho, consentida en sus colonias africanas, y no sólo africanas) sino por el pastel de negocio al que el imperio no podía hincarle el diente. Algunos imperios como el romano o el chino, por ejemplo, han contribuido al desarrollo de la Humanidad de las más variopintas formas. El británico, en mi opinión, no fue uno de ellos.

  9. Red Ciudadana

    Lo que comenzó como un impulso individual, se está convirtiendo en una plaza de encuentro para la discusión y el debate. Generación Y ha logrado involucrar a un montón de personas en todas partes del mundo que me ayudan con la actualización, las traducciones y la difusión de los textos. La colaboración principal ha sido para colgar los posts, pues desde la última semana de marzo no he podido acceder al sitio en los cibercafé públicos ni en los hoteles. De manera que envío mis textos por email, algunos amigos los publican y me mandan -también por correo electrónico- los comentarios que dejan los lectores. Soy una blogger a ciegas, una cibernauta con una balsa que hace aguas y que logra flotar gracias al apoyo de una espontánea red ciudadana.

    Todo el portal http://www.desdecuba.com sigue bloqueado en los servidores de locales públicos. He ido haciendo una copia de los mensajes de error que muestran los navegadores cuando intento acceder y aquí les dejo una muestra. También sé que el apagón no es total. Amigos que tienen internet en sus centros de trabajo pueden visitar el sitio, pero eso me sirve de poco, pues a esos lugares soy yo la que no puedo entrar.

    No obstante, tengo los mismos deseos de escribir en esta bitácora que cuando empecé. Ahora con más testarudez, pues no hay nada que me resulte más atractivo que aquello que se me impide hacer. Para saltar las dificultades de la conectividad y llegar a los lectores dentro de la Isla, otros amigos han creado un minidisk con el contenido del Blog, que distribuyen gratuitamente. A todos quiero agradecerles el apoyo, los remos y el viento que me permite mantener el rumbo.

    Escrito por:
    Yoani Sanchez, Blogg Generacion Y, 1 Julio 2008
    Blogera cubana perseguida por la dictadura cubana

    Exigimos
    Libertad de expresiòn en Cuba
    Libre y total acceso a Internet para el pueblo cubano
    Cese a la represiòn y persecuciòn polìtica
    Libertad a los presos politicos, a los periodistas encarcelados

    ¡Viva Cuba Libre!

  10. El General Charles George Gordon, fue un militar brillante, gran estratega, y con un sentido del honor altisimo. El actor que lo interpreto, Charlton Heston, un actor de primera clase. La pelicula la Batalla de Argel, un bodrio total. Kartum una obra maestra. Es mi opinion.

  11. Y un desequlibrado, Juan. Y Heston es un actor de fama de primera clase, pero con unas limitaciones evidentes que lo encasillaron en un tipo de personajes muy concreto. La película, siendo buena, no llega, por otra parte, ni a plantear las cuestiones con la profundidad y la objetividad que lo hace Pontecorvo en «La batalla de Argel» que, como cine, es muy superior a «Karthoum».

  12. Respeto totalmente tu opinion. Pero sigo en mis trece. La etica, la moral y la escala de valores en el siglo 19 eran totalmente diferentes a los de la epoca actual. Un militar brillante del siglo 19 seria hoy un desequilibrado. Referente a la pelicula la batalla de Argel, no voy a entrar en polemica. Ni tu me vas a convencerm ni yo a ti. Para mi Casablanca es una obra maestra y en cambio a mi hermano le parece un Bodrio total. Saludos

    1. No estoy para nada de acuerdo sobre tu punto de vista sobre la ética, la moral y la escala de valores del siglo XIX. Una persona megalómana, acomplejada, con crisis de estabilidad mental y emocinal, no es un militar brillante. La fama de militar exaltado, valiente y aguerrido es fruto de, como siempre, la prensa sensacionalista de la época, al igual que sucedió con Custer en USA. Y sin embargo, tanto Gordon como Custer, cometieron errores militares de libro y no destacaban, precisamente, por su excelencia táctica, estratégica ni humana.
      En cuanto a Casablanca, tu hermano está claro que no sabe nada de cine. Y en cuanto a La batalla de Argel, yo no estoy hablando de gustos personales; hablo de cine, y como cine, es muy superior, tanto por planteamiento como por guión.
      Saludos.

  13. Estoy de acuerdo, con la opinion del general Custer. Fue un genocida de los indios, los verdaderos oriundos de America del norte, masacro todo un poblado indio donde practicamente no habia guerreros, nada mas que mujeres niños y ancianos. Pero hombre, compararlo con Gordon me parece muy fuerte. En fin me mantengo en mis trece. Me encanta la diferencia de opiniones y que podamos discutir sin llegar a los insultos y a la chabacaneria. Cambiando de tema, que opinion tienes de la pelicula ZULU. Saludos

  14. Bueno, Juan, a mí me parecen obvias las similitudes. Gordon no era precisamente un santo, y la política británica en la zona no era precisamente la de una ONG…
    En cuanto a «Zulú», como película es algo (poco) mejor que «Khartoum», si bien solamente en la forma. En el fondo, quizá asume demasiados paralelismos con westerns de su momento. Pero, con todo, me gusta más (Laurence Olivier es un Mahdi increíble, en el peor sentido). Pero, insisto con «La batalla de Argel», reflexiona acerca de un punto: las dos películas que nos ocupan sobre la colonización británica son películas de blancos, para blancos, contando una historia de blancos con pretensión de reflejar la Historia de los blancos. «La batalla de Argel», en cambio, está escrita desde el punto de vista de los colonizados; no es un punto de vista mejor, cinematográficamente hablando, pero sí nos cuenta las cosas con mayor sinceridad, veracidad y transparencia. Porque desde el lado del perdedor, la Historia, sencillamente, es más auténtica. No te creas la Historia de los vencedores. Quizá por eso, sin darte cuenta, la valores tan negativamente: porque cuenta la parte de la Historia que nunca nos cuentan, la que no nos gusta ver, la que nos retrata, a los colonizadores, como somos.
    Un saludo.

  15. ¿Y qué significa heston en griego?… hala, no me lo digas…
    En serio y brevemente, lo de siempre, estupendo artículo, 39.
    Me encanta cuando escribes sobre el colonialismo, aparte de por lo que aprendemos y por tus reinvidicaciones humanitarias porque todo este tema de la colonización de África y la India despierta mi imaginación…y es que yo de pequeño también quería haber sido un explorador de la reina Victoria.
    Al servicio de la reina Victoria, quiero decir.

  16. Diablos, me averguenza reconocerlo, pero sinceramente no se me ha ocurrido pensarlo de ese otro modo… Voy a tener que releer la biografia que tengo de Gordon, y buscar otros libros mas ecuanimes y veraces sobre el personaje, escritos mas con la cabeza que con el corazon. Pedire a un amigo la batalla de Argel, y a visionarla de nuevo, Creo que es de sabios rectificar, Pero me permito la licencia de pensar que algo de honor y humanidad habria en Gordon. Creo que en ZULU relataron los hechos tal como sucedieron, los ingleses pensaban que los zulues eran unos salvajes, y apunto estuvieron de masacrarlos enel cañon de Rorkes drift, No se si lo he escrito bien. Un saludo.

  17. Carlos, el cine o las narraciones de aventuras siempre nos motivan cuando somos más jóvenes. Lo que ocurre, cuando somos más mayores, es que según qué libros y películas hay un poso histórico real detrás, por lo general crítico, que de jóvenes no vemos y que luego resulta ser el leit motiv de la obra. Pasa con Kipling, por ejemplo, y eso que él era pro-imperio. El punto de vista del colonialismo, que sigue vigente hoy en día, es precisamente pernicioso porque se basa en una visión parcial y casi siempre racista de la Historia. Por eso estas películas son entretenidas, incluso buen cine, pero ideológicamente algo perverso.

    Me alegra haberte dado el punto, Juan C. La cuestión del honor y la humanidad de Gordon tienes que verla también al aire de la época, y pensar que siempre es un honor y una humanidad basada en un sistema de valores colonizador, occidental. No se trata, por tanto, de cualidades objetivas, sino de impresiones subjetivas provenientes de una manera de pensar producto de una cultura determinada. Entiendo lo que quieres decir, pero probablemente un sudanés jamás lo entienda. En cuanto a la película de Pontecorvo, la carga simbólico-política no radica solamente en el personaje del coronel de paracaidistas, sino, sobre todo, en el estilo cuasi-documental (en especial la escena del atentado realizado por las mujeres). La diferencia principal entre un estilo de cine y otro es que, mientras «La batalla de Argel» es una película de tesis (que a través de la docu-ficción retrata un hecho histórico dando puntos de vista plurales, aunque toma partido), el otro está realizado desde una forma de pensar parcial y un sistema de valores determinado. Tú mismo lo dices: «Zulú» retrata a esta tribu como salvajes porque los ingleses los creían así; pero, ¿y qué pensaban los zulúes de los ingleses? No hay ninguna película llamada «Inglés» que nos lo diga. Y bueno, como te veo muy leído en estas cosas, supongo que sabes que los zulúes, de salvajes, nada, y además, viendo la guerra anglo-bóer, por ejemplo, ¿quién no diría que los ingleses eran también unos salvajes?
    Saludos.

  18. prodria decirme alguin en ke c relaciona esta peliula con el imperialismo porfavor. Que hace a muhmmad ahmad el «mahdi» un imperialista?

  19. José, diría yo que apunta usted hacia donde no debe: el imperialismo hay que buscarlo en el contexto histórico de la cinta y, sobre todo en el papel de los británicos y especialmente en el de Gordon, sobre todo en la actitud paternalista hacia los «salvajes»; el Mahdi (Laurence Olivier; el casting en este punto sí puede considerarse imperialista) sería más bien un iluminado-patriota del estilo de los mal llamados «insurgentes» en Irak o de los talibanes en Afganistán; o de los guerrilleros españoles de 1808…

  20. Hola, no se si te acordaras de mi, soy el ferviente defensor de Gordon, aunque con matices ahora. Obra maestra la batalla de argel. Saludos. Ya me extendere cuando tenga tiempo. sera en breve. Juan Carlos.

    1. Hombre, Juan, bienvenido de nuevo, y siempre que quieras…
      Que conste, en todo caso, que en ningún momento trato de quitarte tus simpatías personales por Gordon; simplemente, señalar que, como todo personaje histórico, tiene muchos ángulos desde los que ser observado e interpretado, y que entender, comprender, conocer, no tiene necesariamente que ir unido a justificarlo o a ser partidario de sus actos o de su política, ni de quienes la promovieron. Lo dicho, bienvenido.
      Saludos

  21. Vista en mi remota infancia en un pueblecito costero cercano a Barcelona,la pelicula me pareció en aquel entonces un fascinante espectaculo visual en grandioso panavisión,en aquella epoca no estaba yo para sutilezas politicas y naturalmente los guerreros del mahdi me parecian unos salvajes que querian esclavizar al Sudan y Gordon «pacha» el militar britanico que venia a liberarlos,vista posteriormente en pases televisivos,me pareció que a la pelicula le falta ritmo,no acaba de ser el grandioso espectaculo epico al que aspiraba-un poco en la linea de zulu(cy endfield 1963)para este humilde escribidor una autentica obra maestra,nada dada a concesiones al imperialismo britanico,como la pelicula que nos ocupa-dicen que en realidad,Gordon y EL MAHDI jamas se conocierón-aunque en la pelicula si hay una secuencia entre ambos-y que la pelicula aspiraba a revalidar el exito de ZULU,aunque el habil artesano DEARDEN no estuvo lo inspirado que estuvo el por lo de mas no excesivamente frecuentable como cineasta Cyryl Endfield-aunque tiene una entretenida ISLA MISTERIOSA y una pelicula que jamas he logrado ver ARENAS DE KALAHARI,amen de otras muchas,claro-el paralelismo entre el imperio britanico y el imperialismo norteamericano es facil de hacer,ambos buscaban lo mismo,controlar mercados y mediatizar gobiernos,el Imperio britanico mediante la ocupación directa de territorios-se cuenta que llegó a tener una extensión territorial de 36 millones de km2,sin lugar a dudas el mayor imperio colonial de la historia,el gran imperio colonial español llegó a tener en su apogeo,»solo» unos 2o millones de km2-finales del siglo xvlll-la excusa de «extender la civilización» es la tipica de todos los imperios que en la historia han sido-el romano,el español,el britanico,el fránces,el belga,el portugues,el aleman,el holandes etc etc-y la realidad ha sido siempre la misma,la explotación inmisericorde de las poblaciones indigenas en beneficio de las respectivas metropolis,en el film de DEARDEN se nos muestra a EL MAHDI como un fanatico islamista,que busca establecer un imperio de terror e imponer la sharia y la imposición sobre la mujer,cosa que seguramente era cierta,pero que tapa a su vez las verdaderas intenciones del perfido imperio britanico-el mas vasto de la historia,pero no el mas longevo ni mucho menos,vease a este respecto el romano o incluso el español,que se extendió desdefines del siglo xv a principios del xlx,la perdida de las antillas y las posesiones del pacifico-Filipinas,guam,las carolinas,marianas-no fue el final de un imperio,ni el final del colonialismo español,que conservo LOS territorios guineanos,el antiguo sahara español y el protectorado marroqui hasta bien entrado el medio siglo-creo que la interpretación de Heston-interprete perfecto del film epico,vease sino LOS DIEZ MANDAMIENTOS,BEN HUR,EL CID,EL TORMENTO Y EL EXTASIS-es buena y en VO su dicción britanica dicen que es impecable-yo siempre la he visto doblada ,en uno de aquellos maravillosos doblajes españoles de los sesenta,hechos en Barcelona,en los estudios VOZ DE ESPAÑA de la avenida del tibidabo-y LaURENCE olivier SIEMPRE sera Sir Laurence Olivier,buenos secundarios-richard johnnson,Nigel Green,Ralph Richardson-quiza si el film se hubiese decantado por una visión mas critica del papel del colonialismo britanico,la pelicula habria salido ganando,aunque quiza el espectador de aquella epoca quiza no estuviese preparado para una superproducción «con mensaje»,comparto con usted que la BATALLA DE ARGEL es mucho mejor pelicula,pero el planteamiento de esta es radicalmente diferente ya que PONTECORVO es un cineasta de izquierdas-era,mejor dicho-y la pelicula exaltaba sobre todo la lucha del pueblo argelino contra el brutal colonialismo fránces,aunque para ello emplease el terrorismo

    1. Uf, Ramón, un comentario sin respiros (ni puntos). Digamos que la película es un tributo a un personaje, Gordon, mientras que en otros casos el ánimo es historicista, políticamente laudatorio o crítico, depende. De todos modos, siempre es grato acercarse a estas producciones que nos brindan -aunque sea sesgadamente- un pedacito de historia y un buen rato de cine para hacerse preguntas.
      Estoy contigo, esos doblajes eran estupendos. Posiblemente, los mejores de la historia del cine.
      Saludos.

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