El coleccionista: los peligros de acertar una quiniela

Porque ésa, la enorme suerte de acertar una quiniela millonaria es el improbable punto de origen del drama de esta obra maestra de William Wyler (1965), gran director que en sus últimos estertores fílmicos aún pudo dar a luz esta pequeña maravilla. Terence Stamp (premio en Cannes por su actuación) borda el papel del pusilánime Freddie, un joven empleado del Banco de Londres, débil, callado, introvertido, triste, que se siente rechazado por una sociedad que alimenta en él un profundo rencor y cuyo único oasis de paz es el coleccionismo de mariposas, bellos animalitos a los que no vacila en clavar a una madera enmarcada y acristalada. Sin embargo, su recelo por la sociedad no incluye las quinielas de fútbol, gracias a las cuales obtiene un cuantioso premio con el que dar rienda suelta a sus sueños.

Y su sueño no es otro que una joven de la que apenas sabe nada (Samantha Eggar, premio en Cannes por este personaje), con la que se cruza a diario, y a la que, a través de su empeño por saberlo todo sobre su vida, por tenerla constantemente alrededor, ha llegado a conocer superficialmente con pelos y señales: sus costumbres, sus relaciones, su lugar de trabajo, su residencia, sus itinerarios… Pero sabe que nunca podría aspirar al amor de esa joven. Ella ha sido educada en una sociedad en la que jóvenes como él están de más, cuyas virtudes no importan, cuyos sentimientos, ansias y sueños son accesorios. No, ella nunca podría entenderle ni amarle, la sociedad la ha enseñado a apartarse de hombres como él. Sin embargo, Freddie cree que si ella llegara a descubrir la bondad de su corazón, la pureza de sus intenciones, lo profundo y sincero de su amor, Samantha vería más allá de lo superficial y llegaría a apreciar sus sentimientos, incluso a compartirlos. Patológicamente convencido de ello, el pusilánime Freddie se convierte en un osado soñador que, al igual que ha acertado una quiniela de la que se siente mesiánico merecedor, se autoproclama destinatario único y justo del amor de la joven, y decide poner en marcha un plan de espaldas a una sociedad que también lo condenaría por su amor y por su forma de querer hacerlo realidad.

Freddie compra una furgoneta y una casa en una zona aislada de la campiña inglesa. Una tarde, en una calle poco transitada que sabe que Samantha utiliza para su trayecto a la salida del trabajo, la secuestra. Encerrada en el frío sótano de la casa de Freddie, Samantha comprueba aterrada la naturaleza enfermiza de un secuestrador que la colma de atenciones y de cuidados y que al mismo tiempo le niega la libertad y la posibilidad de volver a su vida y con sus seres queridos, proclamando además que todo ello es en aras de un sentimiento tan opuesto como el amor.

Claustrofóbica, con un magistral e impecable retrato psicológico de las evoluciones de ambos personajes mientras dura su relación, con continuas estratagemas, cambios intencionados, luchas internas, engaños, contemporizaciones e intentos de traición, y un perfecto manejo de las situaciones de suspense (los problemas inesperados al llevar a la práctica el secuestro, los intentos de fuga, las casualidades que casi pueden descubrirlo todo…), la película es absorbente e inquietante. El motivo del coleccionismo de mariposas como expresión del patológico trastorno de Freddie es un hallazgo maestro, y las interpretaciones de ambos son de manual, deberían mostrarse en las escuelas de arte dramático, si es que no se hace ya. En especial, un Stamp capaz de resultar tierno, vulnerable, humano, sensible, pacífico e incluso simpático, a la vez que cruel, frío, calculador y metódico en su sadismo, consigue una interpretación que puede contarse sin duda entre las principales de la historia del cine, a la altura de los más grandes (lástima que su carrera posterior no le haya permitido conservar el nivel en demasiadas ocasiones). Los contrastes de Wyler, el infierno del sótano empedrado y frío y el ambiente familiar y hogareño de los pisos superiores, la belleza del campo inglés en relación con el infierno que está viviendo la joven, aislado personaje de cuento infantil encerrado en manos del brujo de turno, y los vaivenes morales y sentimentales de unos personajes dominados por el amor enfermizo y por el pavor más colosal, crean un puzzle de sensaciones, miedos, conflictos interiores y emociones contradictorias puesto en bellísimas y efectivas imágenes por un Wyler en estado de gracia y que consigue darnos un toque de atención: todos en un momento dado podemos ser como Freddie o la chica, ser víctimas o verdugos. Y lo que es peor, todos somos a la vez, en nuestra vida, en nuestro comportamiento, constantes e irreflexivas víctimas y verdugos hacia los demás. Porque… honestamente, ¿quién no llega a sentir lástima por el joven y desesperado Freddie, víctima de una sociedad que le rechaza y de una joven que no le ama? ¿Quién no llega a sentir el terror de ella? Ambos, sus patologías, sus deseos, sus temores y sus reacciones están dentro de todos nosotros, y lo que es peor, no resultan fácilmente dominables (tan enamorado como Freddie creía estar del objeto de sus deseos, no le resulta nada difícil sustituirla por otra cuando reconoce su derrota…). Por eso resulta tan inquietante el visionado de El coleccionista.

26 comentarios sobre “El coleccionista: los peligros de acertar una quiniela

  1. La maestría de Wyler consiste en hacernos simpatizar con un secuestrador ególatra y capullo (nunca mejor dicho, por lo de las mariposas). Algo ligeramente parecido hizo Almodóvar en «¡Átame!» y en «Hable con ella».

  2. Bien visto, Noe. Almodóvar es un gran «reciclador» de cine clásico capaz de mezclar dos o más tramas de películas anteriores y, tras pasarlas por la batidora algo cañí de su estética, crear algo nuevo. Aunque, me temo, sin la maestría de Wyler.

  3. El coleccionista «desmonta» los carácteres y las situaciones de una relación entre captor y secuestrada con mucho más tino que las películas de Almódovar que citáis, y eso que a mi, en general, Almódovar me parece que aporta una visión muy personal al cine y creo que tiene momentos de genialidad.
    El coleccionista es una gran, gran película, ciertamente. En su día, y aun años más tarde, e incluso en la actualidad, nada convencional en sus planteamientos. Quizás por la simpatía que despierta hacia el protagonista, quizás. Pero yo creo sobre todo por haber sabido saltar por encima del sentimiento «naturalmente» dominante y haber mostrado un abánico de ellos, incluso tiernos y positivos, en una situación que la mente humana tiende a rechazar. Esto coloca al espectador en un límite respecto a sí mismo, que el ambiente claustrofóbico del film no hace sino acentuar.
    No tengo que decir que me gustó mucho hace ya muchos años y luego cuando he vuelto a verla se ha revalorizado, incluso.
    Besos postrepublicanos

  4. Pues, volviendo a Almódovar y a esta crítica de cine que te has marcado y que me ha dejado sin respiración… a mí me recuerda al papel de Banderas en «La ley del deseo» y su tozudería a lo largo de la peli hasta que, por fin, Eusebio Poncela entiende que es verdad, que sí, que nadie le amara como él… aunque ya sea tarde y la tragedia resulte irrefrenable.
    Y sí, recuerdo haber visto «El coleccionista» y, pese a que yo era muy jovencita, me resultó inquietante, claustrofóbica y terrible.
    Por cierto, por qué cojea «Habana blues»?
    Un beso

  5. John Fowles es un escritor extraordinario.Sus novelas son de verdadero culto:El mago,La mujer del teniente francés o,El coleccionista.
    William Wyler es uno de los grandes de la historia del cine,y la feliz unión llevó,irremediablemente,a una obra maestra;otra obra maestra del gran Wyler.¿Has visto su obra póstuma? No se compra el silencio,magnífica.
    Has escrito un gran texto,Alfredo,de verdad.Esta película es otra obra olvidada,como tantas.¿Sabías que a Buñuel le encantaba El coleccionista?Quizá por las mariposas y esa mirada de entomólogo y alucinada.
    Terence Stamp está muy bien,sobre todo si después de otra visión de ésta joya,vemos el cortometraje perteneciente a Tre passi nel delirio,titulado Toby Dammit del gran Fellini.
    Qué grande es el cine.

    Abrazos,amigo.

  6. Luisa, mon dieu, análisis acertadísimo. Para mí hay dos grandes psicópatas (declarados, porque no declarados hay otros muchos) en el cine: este Freddie y el gran Norman Bates.
    Besos

    Carlota, como decía más arriba, Almodóvar es un gran reciclador. Tiene un aire, sí. En cuanto a «Habana blues» a mí me resultó bastante floja. Musicalmente es estupenda, pero el guión me parece poco trabajado, algo tópico, poco original, y el ritmo tampoco me convence (el de la película, no el de la música). No sé si son percepciones directamente achacables a la película o por la gran naturalidad, sencillez y perfección formal de su anterior «Solas», película imprescindible donde las haya.
    Besos

    Francisco, en este caso la conjunción es fenomenal. Wyler era un cineasta fenomenal, muy grande, prácticamente todoterreno. No me extraña el gusto de Buñuel porque, aunque desde otro punto de vista, la película refleja muchos de los propios fantasmas del aragonés.
    Un abrazo

  7. Extraordinario Wyler, y no menos extraordinaria película, con la cual por cierto, tengo una anécdota. Tenía yo poco más de 10 años y a pesar que había mezclado siempre en mi visionado de películas el cine de mi época y algunos clásicos, «El coleccionista» fue la puerta que abrió otro mundo a mi cinefilia (Wyler , Sirk, etc). Justamente era esta película la que recuerdo como detonante de mi afición a un determinado tipo de cine clásico que hasta ese momento solo conocía de oídas más allá del que ya veía (Ford, Wilder, Los hermanos Marx, etc..).
    Toque de nostalgia personal en tu estupenda reseña Alfredo.
    Un abrazo

  8. Saludos.

    No sabia donde escribir y por aqui contacto. Desearía enlazar mi blog a 39 escalones, así como ando haciendo con los blogs que suelo visitar a menudo (aunque no participe demasiado).

    Mi email es swohilo@hotmail.com. Mi blog, labuenaorilla.blogsport.com.

    Sin más, dar mi enhorabuena por 39 escalones y gracias de antemano.

    Swohilo.

  9. Iván, siempre que comentando películas o escenas alguien comenta alguna vivencia personal por la que se siente ligado, siempre que abrimos a alguien una ventanita en la memoria, nos reconforta y anima a continuar.
    Muchas gracias y un abrazo

    Swolhilo, dispón como gustes. para nosotros es un placer.
    Gracias a ti.

  10. Voy a ser un hereje, ojalá, pero las mujeres ya no miran así. Qué buen fotograma te has anotado. Ese abandono, el desamparo, me gustan las personas débiles, frágiles, pero no este una tema de la fuerza; es un tema de lo delicado, de lo sutil. Nada mal tratar de abandonarse, cuando todo el mundo quiere que seamos unos machazos.

    Volviendo a la película no la he visto, pero el texto es muy bueno. En serio que escribir sobre cine te pega. Mírame, ahora veo y trato de ver sólo clásicos. (A la espera: Sunset Boulevard, Sin Salida, La Edad de Oro, Inland Empire, no clásica, pero es Lynch, y de hoy no pasa Cartas; la tengo, me ha faltado tiempo)

    un gran abrazo,

  11. Samuel, Almodóvar está claro que ha visto mucho cine del bueno. Del que es mejor que el suyo.
    Saludos

    Malvisto, aún siguen mirando así, perdona que te corrija. Tú pon una a mi lado y ya verás qué poco tarda… En realidad ella denota fuerza, garra, convencimiento interior de que, si la fuerza, se opondrá todo lo que pueda, con la violencia física, o con lo peor: la indiferencia total.
    Te agradezco lo que dices, pero exageras otra vez. Eso sí, si te animo a ver cine clásico, películas de verdad, entonces me considero bien pagado.
    Abrazos, hermano

  12. A mí también me ha recordado a «Hable con Ella», y, aunque no es lo mismo, a «Freaks» (o será que desde que vi Freaks hay un montón de cosas que me la traen a la cabeza): me las recuerda en eso de que una sabe que lo que hace el protagonista está mal, pero también llegas si no a compartirlo, a comprenderlo, (sonará mal, pero hubo un momento en Freaks en el que casi estuve de acuerdo con la «venganza» final).
    Besos.
    Rosa.

  13. Rosa, en realidad muchas películas, si no la gran mayoría, buscan la empatía del público con el protagonista, y en los grandes dramas o en las películas violentas, uno llega a desear venganzas, sangre y cosas peores. Claro está, partimos de que todo es una mentira, hermosa, pero mentira.
    Fíjate, como ejemplo, en «Psicosis». Espero que la hayas visto, y si no, ya tardas. Pero la de 1960, la de Hitchcock, no esa mierda de Gus van Sant. Si recuerdas, Norman Bates acude presto a la habitación del motel a limpiar tras el asesinato de Marion. Hitchcock filma primorosamente el cuidado en el borrado de señales del crimen por parte del «hijo de la asesina». Pues bien, cuando un coche ilumina con sus faros a Norman cuando éste está introduciendo el cadáver y las pruebas en el maletero de un coche, ¿quién no da un respingo temiendo que le descubran? Los maestros son capaces de eso y mucho más. Por algo lo son.
    Besos

  14. me has captado perfectamente Alfredo, era justo lo que quería decir, en realidad Almodóvar no sólo ha visto mucho cine mejor que el suyo sino que suele empobrecer con sus pinceladas gruesas los matices de las obras maestras que vulgariza. Saludos.

  15. Hombre, Ordet, a mí no me entusiasma ese toque cañí de Almodóvar. Empobrecer quizá sea un término muy duro. Digamos que su perspectiva de las historias a mí personalmente no te atrae demasiado.
    Un abrazo

  16. Fabulosa reseña. No la he visto, espero encontrarla. A partir de lo que escribes comento. El amor puede ahogar. Sin llegar al secuestro real hay personas que viven así. La mejor forma de no conseguir el amor o de perderlo es esta. Concuerdo contigo Alfredo todavía hay mujeres que miran así.

    Un abrazo
    Alba

  17. No he visto la película, pero la incorporo a mi interminable lista de «pendientes». Por otro lado, te quería hacer una consulta, quiero localizar la película «Fantasia», de la que publicastéis un post hace poco, pero no la encuentro por ningún lado. Incluso me han asegurado que no se comercializó en España, cosa que me extraña mucho. ¿qué sabes al respecto? La quiero para mi niño de 20 meses que estoy seguro le encantará. Gracias

  18. Uy, Juan, pues tienes que verla, que te va a gustar, a inquietar, o las dos cosas.
    En cuanto a tu duda, te comento lo que sé. Sí se editó en España, y, que yo sepa, está descatalogada. Si no recuerdo mal, había tres ediciones, «Fantasía» (1940), «Fantasía 2000» (2000), que es una especie de actualización, de revisitación pero que es muchísimo, pero muchísimo peor, una tomadura de pelo realmente, y una edición especial DVD por el 60 aniversario que las incluía a ambas. Sé que «Fantasía 2000» se vende sin problema pero el DVD de la edición clásica de 1940, que yo sepa, está ahora mismo fuera de catálogo. Sin embargo, cada Navidad, bien en coleccionables o en nuevas ediciones con motivo de las fiestas, Disney suele lanzar emisiones limitadas de sus clásicos. Será cuestión de esperar.
    De todos modos, si tiene 20 meses, aún hay algo de tiempo para buscar.
    Gracias a ti. Saludos.

  19. Creo que hay un elemento más, cual es la forma en que ambos personajes enfrentan su sexualidad: él de forma harto timorata, tímida, inexperta; ella con mayor fuerza y experiencia, no en vano es una mujer liberada fruto de la época que se nos retrata, lo que, a mi entender, provoca el desatino de él y anticipa el final.
    Saludos.

  20. En realidad, Josep, a mí me parece más bien que eso forma parte también de la impostación. O sea, que ambos fingen ser lo que no son, no desear lo que desea en el caso de él, y demostrar una fuerza y experiencia que no tiene, en el caso de ella. Notas del mismo juego psicológico.
    Saludos

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