El poderío de la pasión: ‘El imperio de los sentidos’

Ai no corrida (caramba, incluso el título original más apropiado no puede ser), de Nagisa Oshima, coproducción franco-japonesa de 1976, resultó polémica y revolucionaria por sus imágenes de sexo explícito, en las que se recogían planos de penes en erección e incluso de felación, además de cópulas en las más variadas formas retratadas explícitamente. Siendo en profundidad un retrato de la más desgarrada pasión y de los extremos límites de resistencia y sacrificios humanos a la que ésta puede conducir, realmente la película ha quedado en la memoria colectiva por el poder de sus imágenes y el morboso tratamiento del frenesí sexual de la pareja protagonista, aunque la película atesora muchas otras virtudes que le confieren un valor apreciable por sí misma.

La acción nos sitúa en el Japón previo a la Segunda Guerra Mundial, en el que Sada (apropiado nombre, igualmente, que recuerda al famoso Marqués de Sade), una joven prostituta, da inicio a una aventura con Kichi-zo, el esposo de la dueña del burdel en el que Sada ejerce su ministerio. Su relación es física, es una explosión de su pulsión sexual que les lleva a explorar los más variopintos juegos sexuales, retratados con todo lujo de detalle y de forma explícita, que incluyen el sexo ante terceros, la comida afrodisiaca (no por sus ingredientes sino por la localización física corporal que sirve de aliño) y el sexo con otras personas (incluida una anciana decrépita). Aunque la película muestra en todo su esplendor la relación física de ambos, Oshima no descuida en ningún momento el aspecto psicológico de ambos personajes, sus dramas internos, y retrata magníficamente la tensión creciente que surge de la patológica dependencia mutua que se establece entre ambos, plasmada en un cada vez mayor sadismo y que juega constantemente en el límite de lo humanamente soportable para una mente no enfermiza. Cuando Sada enloquece de celos porque Kichi-Zo sigue amando a su esposa y manteniendo relaciones sexuales con ella, le amenaza con castrarle. La dinámica obsesivo-destructiva de ambos alcanza la cúspide cuando, a petición de él, «juegan» a estrangularse durante el coito, cumpliendo Sada el final su amenaza, castrándolo de la forma más cruel en pleno éxtasis sexual (quien piense que es un desvarío del director propio de psicópatas, que recuerde el caso de Armin Meiwes, conocido como el «Caníbal de Rotemburgo», que cortó el pene a su amante con el consentimiento de éste para cocinarlo y degustarlo al ajillo…).

Más allá de morbo, la película resulta extremadamente cautivadora por su sinceridad, en algunos casos incluso brutal. Probablemente sea el retrato más sincero que jamás se haya hecho de la intimidad en el cine, sin los ejercicios acrobáticos y atléticos (y por lo general de mal gusto) del género pornográfico, sin el tacto excesivo, almibarado e imaginativo que suelen tener determinadas escenas en el cine. Hito histórico, al ser la primera película no pornográfica que incluía imágenes explícitas, en realidad Oshima efectúa un eficaz y creíble relato de amor obsesivo, de una pasión a la que los personajes se someten y a la que subordinan cualquier otro orden de sus vidas, incluso la propia vida en sí.

Además de las fantásticas interpretaciones del dúo protagonista (Tatsuya Fuji y Eiko Matsuda), la película destaca por su estupenda fotografía y su sobria puesta en escena, un contrapunto frío, vago, indeterminado, oscuro y apagado que contrasta fuertemente con la ardiente pasión que derrocha el comportamiento de la pareja. Sin duda una película que provoca, que impacta, pero que, sabiendo ver más allá de la mera evidencia en la que se detendrá el espectador menos reflexivo, nos ofrece el combate entre el instinto y el raciocinio, y nos sirve en bandeja la victoria de la pasión, la rendición y el sometimiento de cualquier comportamiento humano a ella cuando es irrefrenable.

50 comentarios sobre “El poderío de la pasión: ‘El imperio de los sentidos’

  1. Yo no he podido verla nunca, pero sí me la han explicado con bastante detalle. Es que a mí el tema me hace sufrir mucho. Y creo que la conclusión final que tú apuntas es tal cual: «la victoria de la pasión, la rendición y el sometimiento de cualquier comportamiento humano a ella cuando es irrefrenable».
    Un abrazo

  2. es una de las películas menos morbosas de la historia del cine, incluso Lacan la consideraba una película en cierto modo casta, su sinceridad y honestidad son impresionantes, es muy absurdo el tratamiento a veces despectivo que se le ha dado, no tiene mucho que ver en el fondo con el género pornográfico ni siquiera en sus exponentes más logrados como «Garganta profunda», «Tras la puerta verde» o «El diablo en la señorita Jones» (trilogía de oro del hardcore) y es una obra maestra basada por completo en un caso real, importante aclararlo, esto no son especulaciones cinéfilas, la pasión puede llegar a ser así, y Oshima lo plasmó con una maestría tal que hace palidecer desde entonces casi todas las demás tentativas de reflejar la intimidad sexual y el torbellino de la pasión. La película en mi opinión ni es morbosa ni trata morbosamente, y de ahí su mérito, un caso real que podría haber degenerado en amarillismo o la típica crónica negra. En mi opinión, más allá de la broma del título original, es un trabajo muy serio, muy digno, muy respetable y hecho de rojo y blanco, Una obra maestra, llena de pureza.

  3. Aunque me gusta el cine de Nagisa Oshima, esta película en concreto no me convence mucho, y eso que coincido en la honestidad de la propuesta con respecto al sexo, pero el resultado global me dejó bastante indiferente, me gustan mucho más otros filmes de este cineasta. De todas maneras, un filme muy significativo, polémico y clave en su momento.
    Saludos Alfredo!

  4. Es una gran película. Y el texto que has subido es magnifico. No sé que puedo añadir. Tal vez que el poder de la mente reptiliana hace aquí su apoteosis más absoluto. Que me asusta y me fascina al mismo tiempo y que la honestidad y sinceridad con la que está narrada me sigue asombrando. Me gusta Oshima y aquí más todavía.

    Hoy me he desayunado con una foto de Sussa un tanto especial y ahora vengo aquí y me encuentro esto. No sé si cambiar los churros del desayuno por natillas o por un croissant. Vamos que vaya día me espera.

    Hala, a pasarlo bien con todos los sentidos imperiales que se puedan o nos dejen.

    Besos,

    M

  5. Recuerdo que siendo yo más jovencita la emitieron en la tele y tenía mucho interés en verla, pero por más que me hice la remolona e intente pasar desapercibida en el salón de casa mis padres me mandaron a la cama sin contemplaciones nada más empezar. Después ya no me surgió otra oportunidad de verla.
    Un abrazo.

  6. En fin, Carlota, no sé cómo entender eso de «con bastante detalle»… Es broma. A mí la película me resulta tremendamente incómoda, áspera, a veces desagradable, demasiado directa. Me remueve algo por dentro que no termina de gustarme, aunque la película por sí es a ratos sobrecogedora.
    Besos

    Ya sabes, Samuel, que el morbo corresponde a quien mira y a quien hace algo con intención de que le miren: va al 50%. En este caso, creo que te refieres a que es una película en cierto modo anti-erótica, apartada de los objetivos de ese tipo de cine, desde luego, y tienes razón. Ahora, en una cosa discrepo: las historias reales son retratadas desde la especulación cinematográfica como cualquiera de ficción, e incluso más a veces.
    Saludos

    Iván, indiferente, indiferente… no te dejaría, digo yo… Es broma. Es posible que tengas razón. A mí me resulta en cierto modo, desbordante. Me puede.
    Un abrazo

    Entrenómadas, pues sí, tenemos la mañanita calenturienta… Coincido con lo que comentas de la película. A mí me inquieta.
    Carpe diem,
    Besos

    Ynarud, creo que la deliberada crudeza no permite ver la película con agrado. Atrae y repele al mismo tiempo.
    Un abrazo

    Lucía, ay, que hemos compartido experiencia… Eso daría para un buen post: las películas que no nos dejaron ver y que luego no hemos vuelto a tener ocasión. Me das una idea.
    Abrazos

  7. Esta película es tan impenetrable. Creo que para verla uno mismo debe entender el juego, porque si se queda un lado: a un lado y sin entender muyr bien lo que pasa. De pasión, más bien poco. Interesante la patología. Por lo demás, ¡qué pene tan feo!

    Abrazos,

  8. Mira iba a poner mi comentario, y el amigo Andrés, me rompió toda la poética con el suyo… Así que suscribo lo dicho por la amiga Marta. El post es excelente y creo que poco más se puede decir de la película, que no sean meras percepciones personales. A mí es que Oshima sin llegar a fascinarme, no me disgusta, es como diría, diferente.

    Un abrazo

  9. La tengo pendiente también.
    Tu entrada me ha recordado la conversación que surgió con una amiga a raíz de «Deseo, Peligro» de Ang Lee. ERa respecto a la presencia de penes y testículos en las escenas de sexo, salvo en las porno y alguna excepción, los hombres castamente tapados. ¡ay qué ver!, que hasta en esto hay discriminación.

  10. Hombre, Malvisto, hablar de cosas impenetrables en una película de sexo explícito… Yo matizaría lo que dices en un sentido: no hay pasión romántica, desde luego, pero sí hay pasión en cuanto a locura, incomprensible, sí, para quien no sea uno de ellos, indescifrable para el mero testigo. Eso es lo que tiene de locura.
    En cuanto a la fealdad del adminículo sexual del protagonista, no tengo experiencia en estilismo de órganos sexuales masculinos del cuadrante nororiental del continente asiático. No puedo opinar.
    Abrazos, hermano, y mucha calma

    Iván, ya sabía yo que en algunos momentos se había despertado tu…, ejem, tu… interés.
    Saludos

    Mónica, no hagas caso a Andrés. Fíjate que se detuvo en comprobar si el pene era o no bello… Siento curiosidad por el comentario poético que ibas a hacer, de verdad.
    Abrazos

    Minerva, a mí me irrita lo de la sábana, por qué ellos la tienen por la cintura y ellas hasta el cuello, o al revés. Es un tema interesante que quizá abordemos algún día: cómo se ruedan las escenas de sexo, sobre todo el tema de la cama vertical, los actores acostados de pie, para que los senos de las actrices se sometan a la gravedad y den en pantalla como deben, y no desparramados por ahí… En fin, otro día.

  11. Hola escalones
    precisamente ayer pensaba en las distintas acepciones de Sentido. Por lo que recuerdo (la ví sólo una vez) mi sensación fue de vértigo, y un retrogusto a vacío. Es lo que me hace considerarla. Lejos de todo efectismo, nos deja algún efecto emocional.
    Al margen, felicitaciones por tus notas. Y las respuestas a los comentarios… Eres muy divertido !

  12. Mea culpa, que tienes razón: que lo de impenetrable es mala fortuna. Si es que se la pasan haciendo lo contrario
    Lo que pasa es es un abismo para mi. No la entiendo, me quedo como mero testigo, me expulsa. Y con lo que me gusta enredarme con la trama, con los personajes. Y no estar allí como el que mira una pintura en un museo. Y tienes razón, claro, mira que hoy sí pequé… de veloz, es una de las películas que creo yo más me han pertubardo lo confieso.
    En cuanto a lo otro: por comparación, digo yo. Veo ¨eso¨, y es que ya lo vero rarísimo.

    Muchas gracias, hermano

    fuerte abrazo

  13. decía lo de basada en un caso real porque la historia es tan asombrosa que parece casi inverosímil, pero la realidad a menudo supera a la ficción, claro que para que una película fuera el fiel reflejo de lo que ocurrió habría de ser un documental, y un documental sin montaje alguno, y aún así habría algo subjetivo, ficticio, porque incluso en la supuesta objetividad documental siempre hay una selección del tema a tratar y del enfoque que se le da, lo que se encuadra, lo que no, y a qué distancia, con qué luz… no intentaba hilar tan fino Alfredo… Un saludo.

  14. Recuerdo haberla visto en un pase televisivo, a altas horas de la madrugada, casi de tapadilllo; me pareció entonces muy fuerte, mucho, al margen del contenido sexual, por la expresión de una pasión más que arrebatadora, exterminadora.

    Creo que, ahora, pasados tantos años, debería darle otro vistazo.

    Muy buena la reseña.

    Un poco anterior fue El Ultimo Tango en Paris [patrocinada por CAMPSA 🙂 ] que algunos en aquella época quisieron adjetivar como causante de ésta, pero que no tienen nada que ver, ni en el fondo ni en la forma.

    Saludos.

  15. A mí esta peli me gusta muchísimo. La he visto en VOS en japonés y también doblada al español. En japonés es mucho más erótica. Por hacerme la listilla te diré que «Ai no corrida» significa «Corrida de amor» y se refiere a las corridas de toros.

  16. Mima, pero que el momento no sea en horario infantil…
    Besos sabatinos

    aquí Taliano, intentamos mantener un tono ligero y distendido, y si nos podemos echar unas risas, mejor que mejor. La película es perturbadora, deja un poso de inquietud, de incomprensión, de haber asistido a una deriva irresistible pero irracional.
    Saludos

    Ten cuidado, Malvisto, que estas películas son malas para enredarse… Sobre todo con semejante lío de brazos y piernas, a ver si te vas a encontrar con lo que no querías… La virtud de la película creo que es precisamente la incapacidad de comprender esa deriva de los personajes. Hay que verla muchas veces.
    Abrazos, hermano

    Ya lo sé, Samuel, en realidad mi queja va contra la incredulidad del público para aceptar determinadas historias y la facilidad (o estupidez) con la que se tragan otras…
    Un abrazo

    Josep, yo le daría otra vista; si se la despoja de morbo y de lo más evidente, es un tesoro psicológico. Estoy de acuerdo contigo; nada que ver con Bertolucci.
    Saludos

    Noe, coincido contigo. Gracias por el apunte; a veces a uno le pierde el humor fácil…

  17. ¡Ja,ja!Me ha hecho de reir Malvisto.
    Oshima es un director siempre muy sugerente y no siempre de fácil digestión.El imperio de los sentidos,para mí,sigue siendo su mejor propuesta cinematográfica.Todo un imperio que cobra un sentido a medida que visualizamos el filme con el tiempo.
    Estupéndo post Alfredo.

    Fuerte abrazo.

  18. Alfredo, de casualidad me he enterado de que en 1975 se rodó «El abismo de los sentidos» de Noburo Tanaka, que en la Guía del cine de Carlos Aguilar aparece como de «entidad artística estimable», y basada en el mismo hecho real que la algo posterior «El imperio de los sentidos». Sería interesante compararlas… Un saludo.

  19. Yo la vi en 1985. Fue impresinante la escena en que ella le hace a él sexo oral medio de sorpresa y sin ocultar nada los actores tuvieron que hacerlo de verdad, porque al final ella queda quieta y deja chorrear el semen por su boca. Nunca lo voy a olvidar,, no encontré la escena en youtube ni en otras páginas similares ni en Google… Martín, Bs As, Argentina.

  20. Al fin he visto esta película, después de toda la polvareda (nunca mejor dicho) que suscitó en su día (y puedo intuir que la que generaría hoy en día sería tal que ni siquiera llegaría a estrenarse salvo, quizá, en pequeños circuitos). Para mí, El imperio de los sentidos forma – junto con El último tango en París y Lunas de hiel – una trilogía no oficial de films que versan sobre un tema central: la pasión sexual llevada hasta sus límites. Habrá más films sobre este tema pero así, a bote pronto, son los que se me vienen a la cabeza sobre dicho tema.

    Incómoda de ver y, por tanto, una película que no deja indiferente. Esto es buena señal. Películas así son las que me estimulan, ya que me sacan de la zona de confort, me sacuden y, por tanto, me hacen reflexionar. Odio que una película no me diga nada (y la película de Wintterbottom, 9 songs, no me dijo absolutamente nada en su día y me dejó más fría que un témpano de hielo) y este film, bajo la apariencia de mostrar genitales, sexo y demás, cuenta muchas cosas (al menos, bajo mi punto de vista). Profundamente pesimista. Oshima nos cuenta que la pasión, cuando ésta se desborda, no hay nada más allá de ella. Personajes profundamente vacíos por dentro y a los que no les importa nada más que saciar sus instintos. A veces basta con hilar muy fino, rasgar – por muy leve que sea la herida – dentro de uno mismo para comprobar que de la sensatez a la locura hay un paso muy pequeño. Basta, como ejemplo, la protagonista: su deseo, o atracción hacia el hombre. Desde el momento en que él la toma como su preferida, no hará falta más para que ella dé rienda suelta a sus apetitos, cada vez más apremiantes, más exigentes y más bizarros, hasta desembocar, como no podía ser de otra forma, en una comunión entre ¿Eros? (yo diría que no, sólo pasión sexual llevada hasta las últimas consecuencias) y Tánatos.

    Nihilismo a raudales. Locura. En ocasiones, la polémica que puede levantar una película no está justificada. En este caso, yo diría que sí.

    Como suplemento a este film, nada mejor que la lectura del Tratado sobre la pasión, de Eugenio Trías.

    Besos.

  21. He tenido que volver a leerme para ver qué tonterías había escrito… Es una buena trilogía, yo diría que la trilogía fundamental sobre el asunto.

    En este caso, la desaparición de cualquier barniz bajo el impulso irrefrenable del bestialismo animal, de la pura satisfacción inmediata, alcanza nuevas interpretaciones a la vista del mundo de hoy, más puritano, desde luego, que el de los setenta, y en el que esta película lo tendría completamente imposible.

    Besos

  22. Tontería ninguna. Es un texto, el tuyo, muy jugoso y lúcido. Nuevamente, te pido que no te devalúes, por favor. ¿Por qué ese afàn por minimizar algo tan bien escrito y con tanta sustancia? No eches por tierra algo hermoso y bien hecho.

    La conclusión final a la que llego, tras ver este film (y los otros dos citados), es que en todo ha de haber un orden. Sin ello, cosas como éstas sucederán y seguirán sucediendo sin cesar. Y aún así, hasta en las relaciones más ordenadas, es necesario un poco de caos. La cuestión es saber equilibrar la balanza y he aquí lo realmente difícil.

    Besos.

    1. Bueno, no es cuestión de devaluarse, sino de mala memoria, y de la duda de no haber dicho en su día algún absurdo del que hoy pudiera arrepentirme. Ya sabes que, además, las percepciones de las cosas cambian con el tiempo, y que no siempre uno suscribiría hoy los textos que escribió hace «x» años.

      Correcto, como siempre, todo es cuestión de equilibrio. O, coloquialmente expresado, ni tanto ni tan calvo.

      Besos

  23. Entendido. Si yo te contara la de películas que, la primera vez que las vi, apenas me gustaron y ahora me encantan, cada vez más. Es muy curioso, aquéllas que, en su día, apenas me dijeron cosas son, justamente, las que cada vez que las veo me gustan más. A este respecto siempre recuerdo esa frase que dice «Las películas no cambian, cambiamos nosotros».

    ¿A santo de qué te cuento esto? Supongo que una excusa más para hablar contigo.

    Besos.

    1. Bueno, para eso no hacen falta excusas…

      Cambiamos nosotros, cambia la forma de percibirlas, cambia la percepción del tiempo en que se conformaron y la de nuestro propio tiempo en relación con ellas… La apreciación y depreciación de las películas se mantiene viva según el ritmo de la vida, personal y colectiva. Algo que también se está perdiendo debido a la sobreabundancia de producción, a lo vertiginoso de su sustitución, al exceso de oferta y a lo diluido que queda el cine como un mero entretenimiento más entre otros muchos. Demasiados focos de atención favorecen que, realmente, el público no se concentre en ninguno. Por tanto, la memoria pierde su papel.

      Besos

  24. Desde luego. Todo ello provoca una falta total de sensibilidad a la hora de ver una película, leer un libro, contemplar una pintura u observar un objeto. La mirada rápida sin pararse en nada. Si somos lo que consumimos, seremos seres faltos de sensibilidad, incapaces de apreciar el valor de las cosas bien hechas y, por tanto, perfectamente moldeables en manos del sistema.

    Un plano de un film que dura más de tres o cuatro segundos, para la mayoría de los espectadores de hoy, ya es calificado como aburrido. La persona que me acompañó al cine, a ver la última peli de Tarantino, salió hablándome de ella como lenta y aburrida. Hasta se atrevió a decirme que le parecía una estafa. En fin… Supongo que éste es el resultado de no saber separar el grano de la paja.

    Besos.

    1. Exacto. Como visitar un museo y ver la gente agolpada frente a tal o cual pintura retratándola con el teléfono en lugar de mirarla con los ojos. O perder dos horas grabando un concierto con el teléfono que nunca volverás a ver porque la calidad de grabación es una mierda, en lugar de disfrutar del momento. Posponer el disfrute real por un presunto disfrute enlatado, o más bien por el acto de presunción de mostrar ante los otros lo que uno ha hecho o dónde ha estado. Un asco.

      No es broma: en algunos cines de EE.UU. colocan carteles de advertencia cuando en ciertas películas se producen determinados efectos (cámara lenta, supresión del sonido, cambios en el color…); se trata de avisar de que la película es así, de que no hay averías, porque, por lo visto, el público ya no sabe interpretar lo que ve. Bueno, eso no es una suposición, me temo que es una realidad.

      Besos

  25. Qué horror, qué pena y qué tristeza. La gente ya no sabe disfrutar ni de las cosas, ni del momento. En el tiempo en el que alguien toma una foto, yo me dedico a contemplar y a disfrutar del momento en mi retina. No tengo cámara de fotos, ni me interesa tenerla (bueno, en realidad, tengo una, que me regalaron hace mil años y guardada en un cajón porque no le hago ni puñetero caso).

    No recuerdo ya dónde leí que alguien observaba unas tumbas, y que la edad de los que habían muerto no superaba los 8 ó 10 años, según figuraba en las lápidas. El hombre, desolado, pregunta al sepulturero qué había pasado para que todos los fallecidos fueran niños. Éste le dijo que no eran niños sino personas que habían fallecido mayores, pero que el tiempo que realmente habían vivido había sido ése.

    Aunque ese mini-relato que te acabo de contar parezca fúnebre, yo creo que es muy pertinente en estos tiempos de prisas, falsos disfrutes y vacuidades.

    Besos.

    P.D. Respecto a eso que cuentas de lo que ocurre ya, a nivel fílmico, en EEUU… Mal, muy mal. ¿Qué será lo siguiente?

    1. Muy ilustrativo de lo que ocurre. Tristemente lúcido.

      Tampoco yo soy mucho de fotos, aunque a veces, por motivos concretos no precisamente turísticos, puedo hacer fotos en alguna ocasión (como en el British Museum, por ejemplo). No obstante, es algo que suele sacarme de quicio.

      Lo siguiente… Pues votar a un tipo como Trump… Ay, no, que eso ya está…

      Besos

  26. Ay… Qué envidia me das. Lo que daría por ir yo al Museo Británico… Una amiga mía fue hace ya unos años y me dijo que no hacía falta que fuera a cualquier otro de Europa. Que con ir a él ya era como entrar en un compendio de todos los museos de Europa puesto que todo, o casi todo, está allí.

    En fin…

    ¿Votar a la zanahoria…? Puaj….

    Besos.

    1. Bueno, tu amiga exagera. Está muy bien, en particular las plantas dedicadas a la Antigüedad (Asiria, Egipto y Grecia, en particular; en parte, también Roma), han tomado la acertada decisión de colocar los «hits» que todo el mundo quiere ver de esta parte de obra expuesta en una sola planta, la de abajo. Además, las plantas dedicadas a arte oriental contienen piezas tremendas… Pero… Hay que completar la visita con otra a la National Gallery, porque pintura… nada. Y nunca hay que olvidarse del Louvre ni del Prado, naturalmente. Por no meternos en Italia… O sea, que pelín exagerada.

      Besos

  27. Ya, a mí también me extrañó mucho que me lo pintase así.
    El museo de Louvre lo visité hace ya, mucho tiempo y, por tanto, me gustaría volver. Y respecto al de Berlín, también me encantaría visitarlo. El museo del Prado también hace la tira de años que lo visité.
    Tengo especial debilidad por el arte oriental. Los toros alados, pertenecientes a la época asiria, me fascinan. O la loba herida. No sé. Me parece fascinante esa capacidad para tallar la piedra, hasta en los más mínimos detalles. Tiene algo mágico.

    Besos.

    1. Desde luego, el ala del British donde exponen el arte asirio deja turulato. A mí me falta el Louvre, que estaba cerrado cuando fui a París. Y en Berlín no he estado. El Prado, tras la reforma, es una delicia.

      Besos

      1. Tomo nota en cuanto al museo del Prado. El del Louvre, es una maravilla. Te lo recomiendo encarecidamente, saldrás extasiado.

        Besos.

  28. Respecto a Italia… No vuelvo a ir en pleno mes de junio. Qué horror. Una masificación bestial y poco tiempo para poder ver y visitar. Salí defraudada por la mala planificación. Como querer y no poder.

    La próxima vez me hago un viaje allí, sin excursión programada de por medio (ya que era crucero, brr…).

  29. Yo visité (por decir algo, porque fue en tiempo récord) Roma, Florencia (que me dejó en estado trance, de lo bonita que es), Pisa, Pompeya y Herculano (que dejan a uno sobrecogido).

    Besos.

    P.D.. Vaya manera de desviarnos del tema del que empezamos a hablar, jeje.

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