Dedicado a los amigos vigilantes que nos siguen, o incluso a los que no nos siguen…
Martin busca un trabajo sencillo que le proporcione además de un buen dinero algo de tiempo para estudiar, así que cuando le proponen un puesto como vigilante nocturno en el depósito de cadáveres de un hospital, no duda un segundo en aceptar. Ni lo sombrío del lugar ni las razones un tanto confusas e inquietantes por las que su antecesor, un hombre ya mayor, ha pedido la jubilación anticipada, le suponen ningún obstáculo para volcarse de lleno en un empleo que se ajusta como un guante a lo que andaba buscando: sin molestias ni teléfono, sin jefes alrededor y con mucho tiempo y mucha tranquilidad para centrarse en sus apuntes de derecho. Un estado de euforia que irrumpe como una cuña y que aisla a Martin del estado de ánimo predominante en el resto de la ciudad, preocupada y angustiada ante los asesinatos que está cometiendo un psicópata al que la policía no ha conseguido aún capturar. Las imágenes televisivas de los crímenes, la oscuridad total y el denso silencio en el sótano del hospital, roto ocasionalmente por extraños ruidos provocados no se sabe muy bien por qué, empezarán a hacer mella en el ánimo de Martin, cuya paz para el estudio será perturbada por un creciente sentimiento de terror quizá no del todo infundado… más cuando algunos de los cadáveres que custodia pertenecen a unas víctimas atormentadas.
El danés Ole Bornedal sorprendió en 1994 con esta película de terror tanto por su adecuado tratamiento del suspense y del miedo como por la perfección de su atmósfera siniestra y gélida, más todavía si cabe procediendo de una cinematografía más habituada a los pesados dramas intimistas o a las revoluciones del Dogma 95. La película no carece de los problemas típicos del género, sobre todo por su previsibilidad en cuanto a la identidad del supuesto psicópata, pero al menos en su tratamiento excede los tópicos habituales del cine de terror norteamericano (algo en lo que el propio Bornedal caería estrepitosamente al rodar su remake para Hollywood), y, aunque la historia puede descomponerse en las simples y repetidas fórmulas de este tipo de películas sin ofrecer nada realmente novedoso ni extraordinario, por un lado huye de lo cutre de las producciones europeas de terror erótico, del cine de Dario Argento, de Jesse Franco o de las películas de Paul Naschy, y por otro de las corrientes del cine-sorpresa final tan manidas últimamente a partir de Alejandro Amenábar, M. Night Shyamalan o similares.
Sin duda es la acertada estética y la forma de contar el argumento lo que hacen especial a esta película danesa. Cuando ya se ha contado cien veces lo mismo, lo único que queda es introducir variaciones en cuanto al envoltorio, al cómo contarlo, y Bornedal lo hace de una forma muy interesante por su acabado final, por su estructura y por los acertados toques de humor que a pesar de la lúgubre localización de la historia no superan la línea del mal gusto ni llegan a ser tontos. Es decir, que Bornedal no nos cuenta nada nuevo, pero lo hace mejor que muchos otros, con una aceptable combinación de estética, atmósfera opresiva, escenas escalofriantes y tensión que resulta tremendamente entretenida a pesar de algunos elementos cogidos con alfileres y de su previsibilidad en cuanto al desenlace. Especialmente bien construido resulta el personaje de Martin, sólido y contradictorio, capaz de enorme fuerza y extremadamente vulnerable, lleno de dudas pero también de determinación, valiente y cobarde.
Lástima que el remake que el propio director rodó en Hollywood años más tarde como desembarco en la gran Meca del cine y para paliar la acuciante falta de creatividad de los autores americanos, protagonizado por Ewan McGregor y titulado La sombra de la noche, renunciara a la mayor parte de las pequeñas virtudes de su hermana mayor e incidiera en fórmulas estética y narrativamente más admisibles para los productores y el público norteamericanos, perdiendo así la frescura y la lucidez del proyecto original para adoptar una forma y un carácter plano en la narración que elimina las particularidades y la fuerza de su original danés y que sólo alcanza la categoría de entretenimiento mediocre pese a contar con el apoyo en el guión americano de Steven Soderbergh y de actores como Josh Brolin, Patricia Arquette, John C. Reilly o Nick Nolte. Una vez más, los productores contratan algo que les gusta y lo intentan adaptar a su público hasta que deja de parecerse a aquello que tanto les gustó y que motivó la contratación. El Hollywood de siempre, el del dinero.
A mí estas pelis me asustan too much. El problema es que me pongo en el papel del protagonista y entonces ya estoy perdida.
Pregunta: ¿cuántos tranquilizantes líquidos deberé tomarme después de verla?
Besos con vigilante incluido diurno incluido, es decir my cats.
M
Bueno, Entrenómadas, yo me los tomaría antes. La película no tiene peligro: es inquietante, tiene algún susto, pero es bastante light en general. No es aterradora, ni mucho menos.
Besos
Uyuyuy… no sé si fiarme de eso que dices de que es muy «light»…
Las películas de «tensión», más que de suspense, me agotan. Comprendo que tienen su público, que catárticamente liberan tensiones con los protagonistas, pero a mí me dejan hecho polvo, de veras; lo paso muy mal.
Respecto a lo de las «versiones hollywoodienses», comprendo que Don Dinero atrae mucho, pero por mucho que lo intento no me viene ahora a la memoria ningún experimento de esos que haya mejorado el original, salvando al Maestro Don Alfred, claro.
Saludos.
Precisamente he visto la versión americana.Me gustaría ver la original.Has escrito una reseña magnífica Alfredo.
Un fuerte abrazo.
Josep, fíate hombre… Aunque, por otro lado, no quisiera hacerte pasar un mal rato sin venir a cuento. Yo aguanto muy bien estas cosas, y no quisiera herir sensibilidades.
Creo que sobre los remakes de Hollywood tienes razón, más allá de las escasas excepciones. Y no aprenden.
Saludos
Gracias, Francisco. En realidad la cosa viene a petición del colectivo de vigilantes de un populoso centro comercial de ZGZ, algunos de los cuales tienen a bien subir y bajar esta escalera. Se lo debía.
Por otro lado, la película incide más profundamente, con más estilo, más gracia, más sordidez y menos abuso de clichés manidos que la americana. Creo que si consigues verla las habrás visto en el orden correcto. Si las ves como yo, primero la danesa y luego la americana, no consigues librarte de la sensación de devaluación.
Un gran abrazo
Después de leer tu reseña, me dan ganas de verla, pero antes, aquí va mi pregunta de siempre: ¿Salen vísceras? ¿Sangre? ¿Trozos de persona…?
Es que para las películas de miedo soy nefasta.
Teniendo en cuenta que se desarrolla en un depósito de cadáveres, me imagino que algo de eso caerá, pero como también dices que light… si es de las que tienen más suspense que imágenes horripilantes, me vale.
Besos.
Rosa.
Gracias Alfredo. Veo que cumples tus promesas, y desde el colectivo de vigilantes de ese populoso centro comercial, en el que todo es posible, te agradezco este guiño.
Pero, una vez más debo decirte que el género de terror no me gusta, y no me gusta por la sencilla razón de que me da miedo y me asusta, y eso no me agrada. Ya ves, acostumbrado a tratar a diario con auténticos delincuentes y me da repelus ver una peli de este tipo. Pero igual que hice con Buñuel, prometo verla y comentarla.
Sólo espero que no salga mucha casquería y que no haya muchos sustos, que después somos nosotros los que hacemos servicio nocturno.
Un saludo.
Rosa, he de decir que algún momentillo un poco demasiado sangriento hay, pero comparado con otras, poquita cosa… De todos modos, los cadáveres, contra lo que se suele pensar, son muy limpios…
Puedes probar a verla de día.
Besos
Quevedillo, salvo error u omisión, siempre cumplimos. Sin embargo, ni mucho menos se trata de una película imprescindible, así que te animo en profundizar en Buñuel, que sí lo es, y dejar esta para mejor ocasión. Pero fíjate en la paradoja: puede que una película de miedo no te guste, pero si no te gusta porque te da miedo, te guste o no, la película cumple su objetivo.
Prefiero de todos modos calificarla como suspense con algún momento sanguinolento.
Saludos
Pues a mi las de terror me gustan: lástima que eso ya no dure mucho. Es decir, que al ratico de verla uno ya no coma cuento.
Recuerdo la original, y la sensación bastante simpática que me produjo, aunque si te digo la verdad, tampoco me caló mucho, simplemente tuve la sensación de producción simpática y efectiva, con buen dominio de la técnica y el suspense. Vamos, la película que haría un director primerizo recién llegado al cine, correcta y funcional. Su remake, me aburrió, quizás porque la vi de madrugada y ni asustaba ni inquietaba especialmente, pero incluso la puesta en escena era muy distante y aséptica. Eso si, siempre he dicho que puestos a hacer el remake, mejor los directores originales, que al menos cobran el cheque por algo creado por ellos y se permiten algún lujo que otro, claro que si, jaja.
Un abrazo Alfredo
Malvisto, ese comentario roza el masoquismo.
Iván, gran verdad. Si van a cagarla, al menos que la cague el dueño.
Un abrazo
La verdad es que no sé por qué se empeñan en rodar de nuevo películas que ya están rodadas… bueno, está claro que es por dinero, pero… no sé. Salvando las distancias, me aburriría muchísimo si me pidieran que escribiera de nuevo una historia de X páginas que ya he escrito. Sería contraproducente para mi salud.
En cuanto a la película, sí que tiene buena pinta. El escenario es el idóneo para pasar una buena noche de terror.
Abrazos
Pues sí, AdR. Para cualquiera sería un latazo. A no ser que no se te ocurra nada y necesites vivir, en cuyo caso hay gente a la que no le importa rodar una y otra vez la misma película.
La película te impactará más o menos según estés predispuesto o no al juego que propone. Si te dejas llevar, mejor.
Un abrazo
Entonces no es de terror sobrenatural… en el fondo, el crío que llevo dentro siempre aspira que el terror venga del más allá. Aunque como me decían mi papis, hay que tener más miedo a los vivos que a los del cementerio.
Y por otro lado, otro caso de peli norteña de terror original, pues ya has mencionado varias.
Pues mucha razón, pero mucha, tenían tus papis, Carlos.
Son algunas, sí, pero no muchas.
Un bluff de película. Iba con ciertas expectativas hacia ella anoche y… lo peor que se puede decir de un filme como éste es que ni turbe, ni ofrezca personajes con cierto atractivo y que encima resulte aburrido. Parece que se hubiese hecho a rebufo de El silencio de los corderos, pues se regodea de manera insistente en lo truculento, como el film de Demme, por no hablar de otros aspectos similares y de un guión pobrísimo.
Sabes, hace unas semanas ví una película de título casi idéntico a ésta pero que, afortunadamente, es bastante mejor, El visitante nocturno. Es una rareza ver a dos actores tan bergmanianos como Max von Sydow y Liv Ullman en un filme de intriga y horror y la película, sin ser una maravilla, es altamente disfrutable y cumple de manera eficaz con lo que promete. Algo que me llamó la atención de ella es que la produce Mel Ferrer, o sea que es una coproducción sueca-estadounidense.
Un abrazo.
Buf, escribí esto hace… ¡Once años! Oh, my God!
Tendría que volver a verla. Su remake americano, de todos modos, es aún peor.
Esa película que comentas también la recuerdo vagamente. Creo que andaba por allí Trevor Howard. Mel Ferrer también se hizo productor, primero para dirigir a Audrey, y luego porque se quedaba calvo y ya nadie lo contrataba para actuar por la percha. Incluso produjo películas en España. Un caso curioso el de este hombre, que terminó saliendo en algún culebrón de esos tipo Falcon Crest y demás.
Un abrazo
Jajaja, ay lo de la calvicie de Ferrer, me has matado. Y qué curiosas andanzas las de este hombre… la verdad es que da lástima constatar el crepúsculo de las estrellas (o dioses), aunque sean de «segunda» división.
Besos.
Jajajaja. Tal cual. Es que uno puede ser galán, guapo y elegante, pero como sea calvo… Se lo cargan. Mira tú Ralph Fiennes, qué papeles hacía cuando no se le veía el cartón, y qué hace ahora… Y el peluquín, pues… Y eso que en el cine han dado un paso de gigante en la evolución de esas cosas de peluquines, bisoñés y ratas para la cabeza. Recuerda a Yul Brynner haciendo de Salomón aquí al lado, a unos pocos kilómetros de donde escribo. O casos más recientes. En el cine se echa la capota con mucha facilidad. En la vida, ya… (que conste que yo voy muy corto de pelo, para que se entienda que esto es una gracieta sin ensañamiento…)
Besos
Que, por cierto, Max von Sydow y Liv Ullman ya sabían lo que era el terror con Bergman (aparte de trabajar con él), en La hora del lobo. Cierto que es un terror muy particular, fuera de las convenciones comerciales del género y más volcadas a la hondura y la introspección de los fantasmas y demonios propios, pero algo ya tenían recorrido.
Otro abrazo.
Me da vergüenza reconocer que es de las poquitas pelis que me quedan por ver del sueco. He de corregir este error cuanto antes…
Besazos guapo.
Bah, si ese es uno de los placeres del cinéfilo, ir rellenando lagunas, o complentando el álbum de cromos. Una gozada.
Besicos
Me parto literalmente de risa contigo. Menudo repaso que haces a los peluquines…. Y qué me dices de la calva con rasta que luce Yul Bryner en Los diez mandamientos? Jejeje
Besines!!
Ahí Charlton Heston también se las trae. Pero claro, apenas les presto atención, estando Anne Baxter. Por cierto, supongo que sabrás que tuvieron que cambiarle su nombre egipcio en la película porque el de verdad, en inglés, sonaba… Ejem.
Charlton Heston da para un manual de peinados horrendos. Recuerda El señor de la guerra, con el peinado «Beatle» con cacerolo, o en Hoguera de odios, con coletas… El horror, el horror, que diría mi amigo Kurtz…
Pues hija, si no estamos aquí para reírnos, no sé para qué…
Besicos
Jajaja… es que los vestidos transparentes de la Baxter no dejan nada a la imaginación… Respecto a lo del nombre egipcio, cuenta, cuenta…
Es que Nefertiti es Nefertit… Y las tits, en inglés, son las… Pues eso, las transparencias. Así que Nefertari, y p’alante.
Me encanta rellenar el albúm de cromos… cinéfilos. Un placer (in)confesable.
Jajajaja, qué bueno. Cuántas anécdotas curiosas (y divertidísimas en ocasiones, como es el caso) tiene esto del cine, jejeje.
Esta anécdota que me cuentas me lleva a pensar que, históricamente, la esposa más famosa de Ramsés II era Nefertari (Nefertiti lo era de Akenatón o, lo que es lo mismo en griego, Amenofis IV). Por tanto, ¿por qué, en un principio, querer cambiarle el nombre a la protagonista, cuando acaban poniéndole el que realmente le corresponde a la figura histórica?
Disculpa la apreciación, es que no deja de llamarme la atención.
Besos!!
Entiendo que por pudor. Esto es, cuando tienes toda la intención de saltarte la historia bajo el pretexto de la «licencia dramática», puedes hacerlo tergiversando la historia para adecuarla a las «necesidades» del guion, o bien creando otro personaje, o inventando, de manera que aparques la historia y juegues a que el guion es la historia. Quiero decir, que puestos a pecar, prefieren el pecado venial, imaginar, sobre el pecado mortal, cambiar la historia. De todas formas, piensa que bajo esos nombres nos han llegado dos personajes muy reconocibles, pero en tanto que nombres de lo más frecuentes entre la aristocracia egipcia, no cuesta nada meter uno o varios de ellos en una película.
Besos