Intriga en tiempos de guerra: La noche de los generales

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Varsovia, 1942. Tercer año de la ocupación alemana de Polonia. Un grito de horror rasga la noche en una modesta casa de huéspedes. En el silencio solemne que sigue el paso de la muerte, un vecino asciende furtivamente la escalera en dirección al piso de donde provenía el terrorífico lamento, pero al escuchar un ruido de pasos se esconde en el cuarto que sirve de aseo. Nervioso, comprende que lo que ha escuchado es el sonido del crimen, del asesinato, y adivina que quien desciende por la escalera es el asesino. Por una rendija logra ver parte del cuerpo del criminal, no así la cara. Lo que ve le deja estupefacto: un uniforme gris verdoso, botas relucientes y una franja roja en la pernera de los pantalones del uniforme que indica la presencia de un general de la Wehrmacht al que ya no tendrá ninguna curiosidad por identificar averiguando su rostro. No obstante, el mayor Grau, experto conocedor de su oficio, averigua pronto que solamente tres generales alemanes no cuentan con coartada para esa noche, y el descubrimiento del culpable se convertirá en una peligrosa obsesión que importuna a los altos mandos en medio de una crisis militar en plena retaguardia polaca, con lo que la investigación se verá amenazada por razones de oportunidad política y militar.

Esta coproducción francobritánica no desluce para nada en la comparación con cine norteamericano del mismo corte de mediados de los sesenta. Combinación de cine bélico, histórico, romance y suspense policiaco «cazapsicópatas», la cinta quizá sea vista hoy como un producto un tanto pretencioso, sobre todo por la cantidad de temas que pretende abarcar y el insatisfactorio tratamiento en el que deriva alguno de ellos, pero no se puede negar que Anatole Litvak se conduce con solvencia en esta historia con tantos puntos de interés que, si bien en algún momento parece perder el norte de lo que quiere contarnos, atrapa con su intriga bien manejada y con la apasionante narración de hechos históricos de la Segunda Guerra Mundial y los años siguientes como la represión en Polonia, el expolio cultural de Francia, la liberación de París por los aliados, la memoria colectiva europea en los años sucesivos al final de la guerra, el reciclaje de muchos nazis a la vida civil, los juegos de poder dentro del ejército o el atentado contra Hitler a cargo del general Von Stauffenberg, episodio que Bryan Singer y Tom Cruise revisitan en la inminente Walkyrie.

Los puntos débiles de la trama (la no investigación del hecho de que el uniforme de general sea vestido por un usurpador y no por un general de verdad, por ejemplo, o el pasteloso romance entre el cabo del ejército alemán y la hija de uno de los sospechosos), el adelanto excesivo de acontecimientos (la estructura en flashback con un detective civil que investiga los mismos hechos una vez terminada la guerra avanza de manera un tanto inconveniente que la investigación del comandante Grau será un fracaso o tendrá resultado erróneo) o la levedad con la que se tratan algunos aspectos del personaje principal y desencadenante de la historia, no restan valor al poder de la intriga y al juego de caza de un asesino que, por los avatares de la guerra, prosigue sus fechorías en el París ocupado de 1944 que asiste al próximo derrumbamiento del frente defendido por Rommel y a la llegada de los aliados mientras que los generales de la Francia ocupada conspiran para quitar al Führer de enmedio y negociar la paz.

Peter O’Toole como el impasible general Tanz, cruel represor de la resistencia polaca, criminal sin escrúpulos y verdugo de la inocente población civil, está espléndido en su composición de general modelo prusiano, estirado, refinado, severo y riguroso hasta la obsesión (como bien saben sus asistentes, arrestados continuamente por cualquier descuido en sus servicios al general), y con un perfil psicológico bastante inestable, sobre todo en la contemplación del llamado «arte degenerado». Omar Sharif, pese a las dificultades de credibilidad que padece su personaje (en plena guerra no resulta muy creíble que un simple comandante de una brigada policial de las SS pueda imponer sus criterios y sus medidas de investigación a unos mandos superiores, como tampoco resulta muy creíble, a priori, que un nazi posea un sentido del deber y unos valores éticos superiores que le obliguen a saltarse las normas y los escalafones a fin de culpar a un nazi de la muerte de unas prostitutas cuyas vidas no importan a nadie enmedio de la sangría de la guerra), cumple con su papel de soldado digno y responsable de sus deberes. Un, como casi siempre, estupendo Donald Pleasance, y Charles Gray, son los otros dos generales sospechosos. Tom Courtenay, como el joven cabo que entra por decisión del padre de su «novia» al servicio de Tanz, Christopher Plummer en una breve aparición como mariscal Rommel, y Philippe Noiret como el policía francés que actúa como doble agente durante la ocupación de Francia y que, por fidelidad a su amigo Grau, continúa con la investigación una vez terminada la guerra, completan un magnífico reparto de nombres de segunda fila que, sin embargo, resulta magnífico.

Interesante cine de suspense, quizá su principal lastre estribe en la dispersión narrativa, en la concentración de temas y en la pérdida del pulso con respecto a lo que es el suspense de la historia central, la caza de un asesino de prostitutas que además es general del ejército alemán en plena guerra, lo cual multiplica los puntos de interés pero lleva la película a una duración, unas dos horas y media, quizá excesiva. En cualquier caso, cinta para palomitas para disfrutar de un aceptable suspense, con un estupendo guión y una magnífica partitura de Maurice Jarre.

17 comentarios sobre “Intriga en tiempos de guerra: La noche de los generales

  1. Quién dijo palomitas: hasta esas se hacen duras de encontrar. Y Peter O como general impasible y represor, vaya, si se parece a mi presidente. Por otro lado: bastante simpática Be Kind Rewind, hasta Jack Blanck no la arruinó. Ese Gondry es un tipo interesante.

    Un abrazo,

  2. A mi me gustó esta película, Alfredo. Creo que la no investigación del hecho de que el uniforme de general sea vestido por un usurpador es casi imposible porque en la época en que se desarrolla ello hubiera sido muy dificil. El contexto me parece muy significativo. Ahora, si la trama llevara por este rumbo, creer que era un usurpador, la película hubiera tomado otro camino, otro argumento que no apuntara a lo que me parece era el fin: dar significado terrible a lo que era la Wehrmacht.

    Muchos saludos para ti

  3. Es verdad, Malvisto, ni las palomitas son lo que eran… Qué mundo. Ya te dije que Gondry merecía la pena.
    De esta película me quedo con O’Toole. Hay que ver cómo se encasilló en interpretar tipos raros: Lawrence de Arabia, Lord Jim, y muchos otros.
    Abrazos.

    Quizá tengas razón, Magda. Pero ese usurpador hubiese podido ser un alemán mismamente, no necesariamente un polaco. En fin, es buscarle tres pies al gato. La película en general está bien, y uno de los temas precisamente es el que apuntas, no sólo reducido a la Wehrmacht, sino creo que aplicable a cualquier ejército.
    Un fuerte abrazo.

  4. Gran texto para una película que no he visto y que no puedo comentar.Desde mi infancia que me gustan las películas de nazis,y este año Hollywood viene con algunos estrenos sobre esos canallitas de turno.

    Un fuerte abrazo,amigo.

  5. Ay, que sí que la he visto, ostras.
    Ahora me acuerdo. Es sobria, dura y te deja la sensación de no sé qué cosa, como un desazón en el cuerpo.
    Detesto los uniformes y el de la foto me espanta.

    M

  6. Cierto, Francisco, Hollywood vuelve a la II GM, el marco histórico que más cine ha generado con mucha diferencia (muy por delante de Jesucristo y de Napoleón, siguientes en el escalafón).
    Sin embargo, el nivel ha caído bastante. Te aconsejo huir de «Resistencia» la de Daniel Craig. Aún no la he visto pero fuentes fidedignas me han hablado de lo pésima que debe ser.
    Un abrazo.

    Entrenómadas, O’Toole especialmente está espectacular en su espantosa recreación de semejante tipo. Imposible olvidar a este general maniático, obsesivo, ruin y desequilibrado.
    Besos.
    PD: ¿detestas todos los uniformes o sólo los militares?

  7. Como ya te he dicho alguna vez, uno de mis pocos rasgos femeninos es que no puedo con el cine bélico. Sólo salvo «Senderos de gloria» de Kubrick. Porque es pacifista, quizás.

  8. La recuerdo mal, pero aún quedan vestigios de esta peli en mi memoría. También, al igual que Franciso, me considero un aficionado al cine bélico, en especial, al ambientado en la II GM.
    Creo que aciertas en tu conclusión. la peli pecaba de cierta superficialidad, al modo de las fastuosas producciones de la época. Peca, digo, de quedarse flotando, haciendo el muerto, sin la menor intención de profundizar en algunos aspectos de la trama que quedan un pelín desatendidos.
    De todas formas, hay que ver lo dignas que resultan casi todas estas películas, ya fuera por el elenco de artistas intervinientes, o por la dignidad y dedicación con la que se hacían.

  9. Querido Alfredo, difiero un poco de ti en esto: los ejércitos no son igual en todo el mundo, y también son diferentes respecto a la época. En las guerras tan grandes y terribles son una cosa, y en paz son otras. Aqué en México el ejército es de inmensa ayuda en desastres, en perseguir a los narcos, etc.
    Se, y entiendo, que para muchos (segun las experiencias vividas como país) el ejército (tomado en general) es lo peor, además los medios mal informados dicen cada cosa incierta (aqui si hablo solo de México) que bañan de desprestigio a una institución. Pero al igual que hay feas personas en el ejército las hay en las universidades, y a veces peores (y hablo, repito, solo de mi país).

    Bueno, pero esto ya es otro tema, solo quería darte mi opinión.

  10. Aunque me ha gustado mucho (como siempre, por otra parte) la forma en que comentas esa película que recuerdo vagamente (y que revisaré en cuanto pueda, porque aún resultando un pelín larga sabe mantener el interés) he de decirte, amigo, que… ¡eres un canalla!

    Porque a pocos días del anunciado multi-estreno-que-te-cagas de Valquiria, con un tito Cruise al que la familia del real protagonista no ha dudado en descalificarlo como «retaco» con un actuación indigna del personaje, vienes a glosar magníficamente, para llamar la atención sobre ella y su recuerdo, una cinta de intriga en el entorno del ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial.

    Dentro de unos días, cuando vaya a verla, seguro que me afloran a la memoria detalles de esa Noche…. 🙂

    Saludos.

  11. Noe, de todos modos, ésta sólo es tangencialmente bélica. Su suspense está situado en el marco de la guerra y los avatares y circunstancias tanto de ésta como del mundo militar condicionan su desarrollo, pero no es un bélico stricto sensu…

    Exactamente, Raúl. Independientemente de la calidad final, había una honestidad creativa tremenda. Una de las grandes diferencias entre el cine, llamémoslo clásico, y el actual, se da, por ejemplo, en la dirección artística. Cualquier película de la época de ésta es un verdadero goce en ese sentido.

    Bueno, Magda, me refería a los ejércitos cuando ejercen de ejércitos… Indudablemente tiene otras utilidades, también en España, como las que apuntas, sin duda, y especialmente en México sé que es un medio habitual de lucha contra la delincuencia organizada. Pero también sabes, porque México lo ha padecido demasiado, que los ejércitos, Wehrmacht o no, cuando se dedican a lo suyo, o sea guerrear, no hacen ascos a ningún mal. Digamos para concretar, que personalmente me considero, no antimilitarista, sino antibelicista.
    Pero me encanta que des tu opinión.
    Un abrazo.

    Ay, Josep, es que estamos utilizando la estrategia «made in Antena 3», el canal televisivo más rastrero y canalla de la parrilla, que programa su cine en función de los titulares de los periódicos o de los estrenos que se prevén: que estrena Will Smith, pongo una película de Will Smith, que sube el paro, pongo «Los lunes al sol», que suben los casos de violencia doméstica, pongo un horroroso telefilme de tres duros y medio sobre el tema, que a DiCaprio le pica el pie, pongo su filmografía entera en dos semanas… Cosas del marketing.
    En realidad ha sido mera casualidad. A veces me vienen películas a la cabeza de las que necesito hablar antes de que se me olvide que me acordé de ellas… Será la edad.
    Saludos.

  12. Uf, Marisa, pues no sé que te diga. Buen cine es (aunque no una obra maestra), pero también desasosegante, un poquito al menos. Yo la escogería quizá más para una tarde gris. La noche, a mí por lo menos, me pide otras cosas… Y hasta aquí puedo leer.
    Un abrazo.

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