La tienda de los horrores – Fuerza 10 de Navarone

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Pues eso, que la moda de los remakes, las adaptaciones de adaptaciones, la recuperación forzada y contra toda lógica de éxitos del pasado en busca de rentabilidad económica ante nuevas generaciones de espectadores por lo común ignorantes del cine anterior a su propia consciencia, no es de ahora ni mucho menos. En 1978, un tiempo en el que el cine bélico andaba de capa caída (decadencia que este esperpento, lejos de mitigar, contribuyó a acrecentar), Guy Hamilton, famoso por haberse hecho cargo de algunas de las entregas más célebres de la saga James Bond 007 (Goldfinger, Diamantes para la eternidad, El hombre de la pistola de oro) se empeñó en recuperar los personajes Mallory y Miller del clásico de 1961 Los cañones de Navarone (de J. Lee Thompson, otro que también se las trae, como ya vimos y volveremos a ver no dentro de mucho…), interpretados en su día por Gregory Peck y David Niven, y colocarlos en otro frente de la Segunda Guerra Mundial. Talluditos ya los intérpretes originales, echó mano de Robert Shaw y Edward Fox respectivamente (que no eran precisamente unos jovenzanos), acompañados para la ocasión ante las ausencias de Anthony Quinn e Irene Papas por un Harrison Ford que comenzaba a explotar (bastante mal) su recién adquirida fama a raíz de La guerra de las galaxias como nueva incorporación al asunto, y Franco Nero, Richard Kiel y Barbara Bach, como dirían en el Un, dos, tres…, en la parte negativa.

La cosa esta vez nos lleva al frente yugoslavo de la Segunda Guerra Mundial. La delirante trama no tiene desperdicio: el alto mando en Londres concibe una rocambolesca operación secreta (tan secreta que quienes han de intervenir en ella tienen, ojo al dato, que robar a su propio ejército el avión en el que deben trasladarse, momento de estupidez supina que eclosiona en una lucha entre el comando angloestadounidense y la policía militar americana en la misma pista de despegue…) que tiene como fin la voladura de un puente que aísle a la resistencia yugoslava (comunista, para más señas) de los nazis y sus aliados, los partisanos croatas (católicos que, en connivencia con los nazis, cometieron gran cantidad de crímenes de guerra), a fin de que puedan reorganizarse y lanzar un contraataque letal que expulse a los alemanes de Yugoslavia. Sin embargo, como la operación es secretísima, esto no es más que un pretexto: la idea de fondo es la eliminación de un infiltrado nazi entre la dirección de la resistencia yugoslava: uno de sus líderes de más prestigio es sin embargo un doble agente que da información a los nazis y logra abortar todas las operaciones encaminadas a expulsar a los alemanes del país (alemanes que, dicho sea de paso, son retratados como acreedores de una incompetencia y estupidez tan enorme en sus tareas por eliminar al comando que no es posible entender cómo habrían podido conquistar toda Europa si la realidad hubiese sido así). Ése es el motivo por el que los retirados Mallory y Miller son reclutados a la fuerza para participar en el ajo: el infiltrado es un viejo conocido de su misión en Navarone, y son ellos los únicos capaces de identificarlo y eliminarlo.

Lejos de aprovechar la importante clave histórica (la lucha fratricida entre yugoslavos durante la ocupación alemana que tan precursora resultaría de tantas cosas) y su vinculación con algún caso similar próximo geográficamente pero resuelto de manera diversa (en Yugoslavia se optó por alimentar la resistencia comunista y dejar morir a la «democrática» mientras que en Grecia Stalin autorizó la solución contraria, incluso contra sus propios partidarios), la película pasea superficialmente por la confusión del comando, diezmado ya antes de aterrizar, con respecto a uno y otro grupo de partisanos y por la intriga en torno a la figura del infiltrado, intriga que dura muy poquito, porque por simple deducción uno lo adivina a las tres décimas de segundo de aparecer; sólo le falta un letrero luminoso o una flecha en la pantalla que señale en letras grandes: «es éste».

La película, meramente un expediente a cumplir para todos, muy lejos de su ilustre predecesora en cualquier faceta, explora pobremente sin llegar a nada el supuesto choque de caracteres, sobrio, flemático, irónico, sarcástico, siempre correcto y moderado de los soldados británicos representados por Shaw y Fox con la personalidad desenvuelta, informal, poco disciplinada, de los americanos dirigidos por Ford, dejando para la posteridad una serie de diálogos lamentables, pretendidamente ingeniosos, que no hacen reír ni a las hienas. Las escenas de acción, puestas como por capricho en busca de giros de guión sorpresivos que alteren la situación de la trama y que, pretendidamente, intentan crear tensión, emoción e incertidumbre en el espectador, se ven con la indiferencia de quien asiste a un truco barato, rodado improvisadamente y sin pasión ni tensión alguna, y el final, pretendidamente espectacular, queda muy por lo bajo de las expectativas a pesar de que no llega a ser el videojuego digitaloide que sin duda se rodaría hoy en día.

Especialmente lamentables son las interpretaciones: nadie sabe lo que está haciendo. Los personajes se limitan a deambular delante de la pantalla sin comunicar ninguna emoción o dramatismo, como sorprendidos también, esperando la nueva ocurrencia del guionista para averiguar por dónde deben continuar. Meramente arquetípicos, hay una ausencia total de química entre ellos y los absurdos de un guión lleno de trampas, cambios y giros artificiosos en ocasiones y completamente gratuitos en otras, no ayudan a que se establezca ningún puente entre una trama que dista mucho de resultar apasionante y la emoción de un público que no puede identificarse con semejante legión de frikis.

Bélico de serie B, sin encanto (ni siquiera los «malos» de la película lo tienen, exceptuando a Kiel, como casi siempre), rodada con poco presupuesto, sin ninguna escena de acción, ni siquiera la final, digna de mención, mal interpretada, dirigida sólo a trompicones, llena de recovecos absurdos y diálogos más bien tontos, supuso sin duda la consagración en la mediocridad de Guy Hamilton que, tras cuatro trabajos que salpicaron la década de los ochenta tan mediocres como éste, desapareció del mapa.

Acusado: Guy Hamilton
Agravantes: algunos momentos pretendidamente dramáticos superan la delgada línea del ridículo
Atenuantes: mmmmmm…
Sentencia: culpable
Condena: tal como le fue, bastante tuvo, pero aceptamos sugerencias.

29 comentarios sobre “La tienda de los horrores – Fuerza 10 de Navarone

  1. ¡Que bien que no la vi!.Estos bodrios,según en el momento que los veas,dejan deprimido.Si no sabían donde invertir lo que cuesta la peli,lo podrían haber donado a alguna ONG de las que la pasta llega….Los Cañones de Navarone la he visto,no una vez,dos o tres veces por lo menos.Como dices,esta se la tragarían las nuevas generaciones de espectadores ignorantes de lo que antes se había hecho,como la genuina .Lo dicho,que bien que no la vi.Condena;Suena un poco bestia pero yo la mandaría a la hoguera Aunque no la haya visto,con lo leído tengo más que suficiente.Saludicos

  2. Pobre 39, te tragas un montón de películas estúpidas sólo para advertirnos…Espero que te subvencione el Ministerio de Salud Pública (supongo que con el de Cultura no haces muy buenas migas)

  3. Aprobada la moción, Carmen, nos quedamos con la hoguera: pero para Hamilton..
    Saludos.

    En cambio, Carlos, mi psiquiatra está encantado… Efectivamente, no me llevo muy bien con el Ministerio de Cultura, en lo que a cine se refiere, pero no precisamente por el tema de las descargas. Es que, simplemente, abogan por un cine de país subdesarrollado. Y el producto, no siempre pero muy a menudo, es cine de país subdesarrollado.

    1. Claro,claro,Hamilton.Pero mejor a la hoguera el celuloide que el.Eso sería asesinato. Y que yo sepa por aquí,somos gente pacífica.¿no? .Saludicos

  4. Ah, pues ya darás tu opinión sobre La Noche de los Girasoles, cuando puedas,algún día, que a mí me gustó mucho y vi que atuer la ponían enla tele.

  5. No está mal esa peli, Carlos, aunque hay un momento clave en la resolución de la trama cogidísimo por los pelos (las cosas, si se puede, hay que mostrarlas; contadas no es lo mismo, suena a truco barato para conseguir cerrar algo que hemos abierto demasiado). Mis quejas van más bien ligadas al tema de los dramas o comedias urbanos, esencialmente patéticos, Almodóvar incluido, al menos en su último trabajo, a las superproducciones historicistas o al cine sobre la guerra civil en su mayor parte. Tomo nota de la petición, de todos modos.

  6. Pues esta la he sufrido a medias; un día empecé a verla en la tele y aproveché la primera inserción de mensajes informativos (hoy me siento elegante) para largarme con viento fresco.

    Después de haberme reído a gusto con tu comentario, puedo decir que me alegro un montón de mi decisión.

    Está claro que en muchas ocasiones un buen cartel no antecede a una buena corrida… 🙂

    Me imagino el cabreo de Shaw y la impasible ira contenida de Fox al comprobar que no podían pronunciar nada interesante; Harrison ya estaba acostumbrado… 🙂

    Apoyo la moción de la hoguera de Carmen; a Hamilton le condenamos a que apague esa hoguera a pedos o pedorretas, a elegir…

    (Se acabó la elegancia)

    Saludos sabatinos.

    1. Josep,lo de elegante por dejar de ver una petardada,suena muy bien.Elegante tu .El Hamilton ,que la apague como tu dices..Saludicos

  7. Coincido en aquello de, tal como le fue, bastante tuvo, advierto que el cine bélico no es una de mis grandes pasiones al igual que Harrison Ford, pero siempre se encuentran excepciones en ambos casos.
    No se si has comentado algo anteriormente, ya que me incorporé bastante tarde, pero como Carlos, me gustaría preguntar tu opinión sobre una película, es una de mis preferidas, Naked Lunch.

  8. Hiciste muy bien en huir, Josep. Eso sí, el símil de «la buena corrida» me ha matao…
    Será incendio, pues.
    Saludos.

    Pues sí, hay excepciones en casi todo. También en el trabajo de Cronenberg (que me encanta). Naked lunch me parece un voluntarioso esfuerzo por mezclar biopic, cine negro y locura psicotrópica, todo en uno. Y creo que peca precisamente de indefinición por eso mismo. Por eso, aun siendo aceptable, me parece fallida en parte. Eso sí, es valiente y nada fácil de rodar. Me la apunto también para ocuparme de ella ampliamente algún día.

  9. Perdona, Josep, mi mente calenturienta se impone de nuevo… Pero no me negarás que la cosa es ambivalente tal como está dicha. Incluso a mí me resulta más cercana o fácil de interpretar. Es que no soy nada de toros…

    Suerte tienes Alma de no haberla visto. Es que estuve pensando seis horas buscándole algo que rascar, pero nada.

    Carmen, no sé si recuerdas un momento de «Nueve semanas y media» donde un chaval dice que puede tocar a pedos la música de «Tiburón» (sólo los primeros compases).
    Saludos.

  10. Pues Alfredo,si que he visto Nueve semanas y media.Por cierto la Basinger guapísima,mucho mejor que el Rouke,al que no le encuentro ni un punto.Lo que me dices de tocar los primeros compases de Tiburón a pedos,GENIAL.Tus conexiones neuronales funcionan bastante mejor que las mías.Y en cuestión de cine ,ni te cuento.Enciclopedia ,que eres una enciclopedia.JE JE JE .Saludicos

  11. Estupenda crítica.A riesgo de que me cuelguen,aduciré que a mi Harrison Ford me parece un actor pésimo,muy pésimo.Su suerte es el haber intervenido en las películas más taquilleras de la historia del cine y un filme de culto;Blade Runner.El otro bodrio bélico podría ser La calle del adiós.¿Que si se las trae J.Lee Thompson? Desde luego.Y Peter Hyams y…
    Si me apetece algo bélico-antibélico,reflexivo-humorístico-histórico-antropológico cojo un libro de Sven Hassel.¿Le conoces? Es un brillante olvidado.

    Un fuerte abrazo.

    1. De colgarte,nada de nada.Pésimo no es que sea,pero tampoco un actorazo.Creo que como a otros tantos actores,le ha ayudado mucho su físico.Saludicos

  12. Pues no, no lo conozco, pero me lo apunto ya mismo.
    Harrison Ford, en efecto, tuvo mucha suerte. Su número de registros es limitadísimo (lo cual se ha plasmado acertadamente en su ausencia en cualquier quiniela de premios a nivel mundial), muy eficaz y eficiente en él, eso sí, pero sin posibilidad alguna de ir más allá.
    Abrazos.

  13. Creo que ya lo he dicho muchas veces pero nunca me gustaron los remake (exceptuando casos antigüos como «Historias de Filadelfia» y «Alta Sociedad») y es una pena que Harrison Ford esté mezclado en todo esto. Creo que, más tarde, fue muy buen actor.

  14. Resulta que mientras leía tu reseña, recordé que vi esta película hace muchísimos años, pero la tenía completamente borrada de la memoria. Será por lo insulsa que era (el cerebro a veces tiene buenos mecanismos de defensa).
    En cuanto a Harrison Ford, coincido en que no es un actor genial (aunque tampoco me parece pésimo), pero sí muy eficaz. Eso sí, en sus buenos tiempos fue un hombre very very atractivo. Tenía algo especial. A lo mejor, ahí está la clave de su éxito.
    Un abrazo

  15. Yo no la vi, yo la dormí. Y creo que fue una acto inteligente por parte de mi cerebro.
    El Ford me da pampurrias, pero eso es algo muy personal.
    Mi sugerencia como condena es que prueben las albóndigas de lentejas que he hecho para toda la semana. Creo que con eso es suficiente.

    Y soy buena hoy.

    K,

    M

  16. Dana, no me gusta nada «Alta sociedad». Por otro lado, Ford me parece resultón, pero es incapaz de alarde interpretativo alguno más allá de la cara de póker y de cierta vis cómica casi siempre desaprovechada.

    Carmen, no es precisamente lo mejor de Ford, aunque en su filmografía alternan los grandes taquillazos con los fiascos. Entiendo lo de su atractivo, pero en su caso ha sido también en parte un lastre.
    Un abrazo.

    ¿Albóndigas de lentejas para toda la semana? Joer…
    Ford es muy limitado, lo que hace, bajo mi punto de vista, lo hace bien, pero es tan alimenticio como la gran mayoría del cine que ha hecho.
    Besos.

  17. Ejemplo paradigmático de que la ausencia de imaginación y buen hacer de los guionistas hooliwodiense, no es una cosa que nazca en el S. XXI, sino que ya arrastramos desde hace varias décadas.

  18. Siempre ha sucedido así, Raúl. La única diferencia es que antes la serie B era una categoría con sus características bien definidas y conocidas, y el cine en estado puro, mejor o peor, era otra cosa. Desde los ochenta hay una pretendida confusión entre ambas cosas, y eso es lo que me cabrea a veces.

  19. !JO¡ Y yo que vi esta película de pequeño y me gustó, no la he vuelto a ver, así que tras leer tu comeatario del film me has dejado muy tocado, porque esta la tengo en un lugar de mi coranzoncillo, me lo pasé en grande y obviamente, puede que tengas razón, a lo mejor laveo ahora y empiezo a despotricar.

  20. Parece que compartimos experiencia. Yo la volví a ver hace poco pensando en recuperar viejos recuerdos de acción y emoción de mi infancia, pero nada más lejos de la realidad. Truño total, menuda decepción.

  21. Nada más empezar la película el capitán del barco dice «reduzca la velocidad» con acento muy marcado, no sé si extremeño o andaluz:)

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