– Me parece que le confunden con De Gaulle.
– ¿De Gaulle? Pero si ni siquiera ha estado en esta guerra…
Kelly’s heroes (Los violentos de Kelly). Brian G. Hutton (1970).
Francia, 1963. El imperio colonial francés se ha desmoronado. Argelia, joya de las posesiones francesas y el último vestigio de grandezas pasadas con que contrarrestar una realidad histórica y política que nos dice que las veleidades imperiales de Napoleón III y sus sucesores, monarcas o Presidentes, no otorgaron a Francia más dominios que aquellos pedazos de tierra prácticamente estériles desechados por el colonialismo británico, se ha independizado con la connivencia de las autoridades francesas, hartas de la larga y cruenta guerra que libran en tierras africanas desde 1954 y de dos décadas de continuos enfrentamientos bélicos (1954 es el mismo año del desastre francés de Dien Bien Phu en Vietnam y de la pérdida de Indochina como colonia tras otra guerra de nueve años después de la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial). Los franceses han vivido en guerra prácticamente desde 1914, y la sociedad está fracturada. Argelia será el detonante de una división que perdura hasta hoy. Mientras gran parte de la sociedad francesa mira hacia dentro de sí misma buscando los valores, principios y fundamentos que la retroalimenten como democracia y que darán como resultado un lustro después el fenómeno de mayo del 68, la derecha más conservadora, la ultraderecha y el reconvertido fascismo de la época de Pétain, se resisten a abandonar la época de pompa, fanfarria y oropeles, promulgan la grandeza de Francia en el contexto mundial y culpan a De Gaulle, el «héroe» de la liberación del yugo nazi y de la tragedia colaboracionista (pese a contar con tan pocos méritos bélicos como apunta el diálogo que abre este artículo) para la mayor parte de los franceses, adversario ya desde entonces para la extrema derecha, entregada de buena gana a un servilismo criminal bajo el mando alemán que incluyó la deportación de ciudadanos franceses a los campos de exterminio y la presencia de tropas francesas con uniforme alemán en las campañas de Rusia o en la última defensa de Berlín, de la decadencia de Francia como portadora de valores eternos ligados al catolicismo y al imperio. Muchos de estos descontentos, germen de lo que después será el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, se agrupan bajo el símbolo de la Cruz de Lorena y las siglas O.A.S. (Organisation de l’Armée Secrète), grupo paramilitar integrado por miembros en activo o en la reserva del ejército y los cuerpos de seguridad que durante los años sesenta cometerá diversos actos terroristas tanto en Francia como en Argelia. Su principal objetivo no es otro que el, para ellos, responsable de todos los males de Francia, Charles De Gaulle, y realizarán varios intentos para acabar con su vida.
Este es el contexto inicial de Chacal, película del gran cineasta Fred Zinnemann (Sólo ante el peligro, De aquí a la eternidad), producción británica dirigida en 1973 y basada en el best seller (entonces esta literatura aún era digna) de Frederick Forsyth. Chacal (Edward Fox), personaje cercano en su concepción al famoso asesino a sueldo conocido como «Carlos», es un meticuloso, implacable e infabible asesino internacional especializado en encargos de índole política. Nadie conoce su rostro ni su verdadera identidad y gracias a su camaleónica habilidad para cambiar de aspecto y a la inagotable reserva de documentación falsa con que cuenta, puede moverse por todo el mundo a voluntad sin despertar sospechas. La O.A.S., que ha fracasado en varios intentos de asesinar a De Gaulle, fracasos que además le han costado el fusilamiento de alguno de sus miembros más laureados (el personaje de Jean Sorel -sí, el mismo que petardea con un Alfredo Landa de peluca rubia y amanerado proceder en No desearás al vecino del quinto-, que pronuncia la lapidaria frase «ningún soldado francés levantará su fusil contra mí» justo antes de ser liquidado por un pelotón de soldados por supuesto franceses), le convoca en Roma para negociar la contratación de sus servicios. Esta vez la operación parece ser cosa hecha: la novia del oficial fusilado (Delphine Seyrig, habitual de la etapa francesa de Buñuel) ha entrado en contacto y se ha convertido en amante de un miembro del gabinete de seguridad de De Gaulle, y está al tanto de todos los movimientos del Presidente. Chacal accede y empieza a prepararse. Sabe que probablemente la inteligencia francesa vigila el hotel donde se produce el encuentro, pero no le preocupa. Lo suyo es desaparecer sin dejar rastro.
Absorbente, magnífica intriga internacional que nos lleva de Roma a Génova y de allí a París y a Londres, la película es un relato apasionante de la persecución por parte de las autoridades de un asesino sin rostro, capaz de camuflarse con toda credibilidad en la piel de un gigoló británico, de un profesor danés homosexual o de un anciano mutilado y condecorado en la Gran Guerra. Con las pocas pistas con las que cuenta, fruto de grabaciones ocultas y de torturas aplicadas a uno de los correos de la O.A.S. en Roma, con su instinto y su intuición como guía, el detective Lebel (Michel o Michael Lonsdale, otro actor de Buñuel en Francia) va construyendo de manera parcial, precaria, el puzzle que le lleva siempre un paso por detrás de un asesino escurridizo y vaporoso que pretende cumplir con su encargo en la celebración de la fiesta nacional francesa, durante una parada militar en la que De Gaulle, tras negarse a modificar su agenda pese a saberse en grave peligro, tomará parte. Sin embargo, algunas casualidades y unos incomprensibles errores propios ponen a Chacal muy cerca, más que nunca quizá, del sabueso que le persigue.
Zinnemann maneja prodigiosamente la tensión narrativa a pesar de la larga duración del film (141 minutos), siempre creciendo a medida que Chacal se aproxima a su víctima y que la policía a su vez se va aproximando a él, pero nunca superando los límites de un clímax que está reservado al frenético desenlace final. Consigue trasladar de manera creíble y sin excentricidades tanto el mundo clandestino de los mercenarios y las redes internacionales de fabricación y tráfico de armas y documentación falsa como los entresijos políticos de un gobierno como el francés, elude la pirotecnia y la acción pura y dura queda relegada en detrimento de una apuesta clara y acertada por el suspense continuo y cada vez mayor como vehículo de la trama, sin violencia gratuita, ejercicios innecesarios de rotura de cristales y chapa, y sin casquería alguna, desde luego de manera muy distinta y superior a esa espantosa nueva versión protagonizada por Richard Gere y Bruce Willis. Adaptación fiel y sobria de la obra en que se basa, sigue siendo una de las películas de acción y suspense más importantes de la cinematografía europea, en todo equiparable a cualquier producción norteamericana de la misma época, y añade la virtud, cosa infrecuente en este tipo de productos, de contar con interpretaciones solventes que cargan a los personajes de un pasado, de un poso personal que enriquece la acción, en particular los caracteres de Fox, hombre refinado, sibarita, culto y capaz lanzado quién sabe por qué al asesinato selectivo como medio de vida, y Lonsdale, un sencillo funcionario de seguridad que pasa en unas horas de dar de comer a sus palomas a verse metido en una misión en la que la democracia de su país está en juego. Al mismo tiempo, Zinnemann escoge una estética desprovista de artificios y apuesta por una fotografía más cercana al reportaje o al documental que le permita insertar imágenes reales de actos políticos o militares celebrados en París sin saltos de calidad y sin que chirríe cromáticamente.
En suma, producción apasionante que supera su mera naturaleza de película de acción y que nos pone tras la pista de esos hombres sin nombre que, aun hoy, se venden al mejor postor para la comisión de todo tipo de actos ilegales, a veces amparados por gobiernos como sucede con los mercenarios norteamericanos en Iraq, a veces bajo cuerda poniendo sus armas al servicio del mejor postor, como los soldados de fortuna de toda Europa, incluida España, que sirvieron por dinero bajo cualquiera de las banderas de la guerra de Yugoslavia o en los conflictos africanos por las riquezas naturales. Personas que vienen de la bruma y que se arriesgan a quedar para siempre sepultados en una tumba anónima sin que nadie sepa quiénes fueron, de dónde venían, qué esperaban de la vida.
«No desearás al vecino del quinto»…¡madre mía!…¡qué cosas hacíamos!… Bueno, di que no hemos subido precisamente el listón. Ahora producimos basura que sólo nos enseña sexo y drogas como «Mentiras y gordas»… y gorda fue la porquería que hicieron. Perdona, porque me enciendo. Bueno, una obra de arte de la historia del Zinne … ¡Qué grande fue Zinnemann!. Yo me quedaré con «De aquí a la eternidad» aunque él no quisiera que Frank interpretara aquél papel que le valió el Oscar.
Dejémoslo correr, Dana, que también, afortunadamente, se hace otro cine en España. «De aquí a la eternidad» es una película que me genera sensaciones contrapuestas. Pero no adelanto nada; lo dejaremos para cuando aparezca aquí.
Por cierto, que no olvidemos que «No desearás al vecino del quinto» fue hasta la llegada de Torrente la película española más taquillera, junto con la coproducción de «La muerte tenía un precio». Mucho ojito, que el cine español, en efecto, no ha cambiado tanto…
Todas las secuencias del tercio final de la película, para entendernos y sino recuerdo mal, desde la llegada de Fox al hotel hasta el desenlace final, son de una pericia narrativa alucinante.
Muy de hoteles esta película.
Qué buena entrada de nuevo, joder, Alfredo.
Gracias, Raúl. En realidad desde que la policía averigua la falsa identidad de Chacal como profesor danés y comienza a caracterizarse de nuevo para ponerse en camino el ritmo es creciente, vibrante, la tensión es magnífica. Sin palabras, sin otra cosa que imágenes y sonido ambiente. Realmente fantástico.
Película muy de hoteles y también de movimiento, de viajes, de coches…
Si algo me gusta descubrir es que aún me queda muchísimo cine por ver. De Zinnemman me falta bastante filmografía, como por ejemplo, Chacal, que con tu comentario me apetece más todavía verla.
Me has dejado intrigada con De aquí a la eternidad (ya me comentaste algo parecido sobre Estación Termini) y las sensaciones contrapuestas. Esperaré…, uff, con lo impaciente que soy. No obstante, me gusta lo de las sensaciones contrapuestas porque eso es que no hay indiferencia hacia una obra y sí mucho análisis.
De lo que he visto de Zinnemann, aparte de De aquí a la eternidad, me interesa Sólo ante el peligro (pero siempre me pareció película fría), recuerdo que me encantó JULIA pero no he vuelto a verla ni en televisión ni la han sacado (o yo no la he encontrado) en DVD. Y en esos ciclos que ponían antes de actores o directores disfruté de Hombres (interesante cine de temática social con un Marlon Brando parapléjico) e Historia de una monja (que apenas recuerdo y me gustaria volver a revisitar).
Así que digo para mis adentros, ¡¡¡bien!!!, todavía tengo que descubrirle en más películas que me quedan por ver…
Besos y, como siempre, gracias
Hildy
Saludos Alfredo
Antes de nada, decirte que leo tus opiniones de peliculas que jamas he visto jeje. Para mi, una forma de adelantarme un poco a lo que me puedo encontrar.
Esta pelicula por ejemplo no la he visto asi que la buscare y dare mi opinion. El problema es que cualquier pelicula me entretiene llegando a verla por completa anestesiado y pendiente hasta su final. Seria lo normal.
A ver si un dia tomamos cafe con el Sr. Andrews y Manchas de Tinta, me hablan mucho de ti y nada malo porsupuesto.
Un saludo
Chabi
Pues si no dicen nada malo, amigo Chabi, es que te engañan… Venga ese café cuando gustéis.
La película, de 1973, es muy superior a la mayoría de los vulgares thrillers que se proyectan ahora en las pantallas o se pasan por televisión. Mucha gente no se acerca a este cine por la estúpida razón de que es, digamos, antiguo, y sin embargo se traga cualquier bodrio por la peregrina razón de que es nuevo.
Saludos.
¡Ah! ¡Chacal! Una de mis preferidas del género: hace ya casi dos años, el princio de mi bloc, dediqué una reseña comparativa a ambas versiones.
Habiendo leído el libro antes que ver la película (ventajas de los veteranos), es otro de los casos de perfecta traslación a la pantalla de una novela de éxito. (Tienes muchísima razón respecto a la calidad de los best-seller de entonces: Chacal y El Padrino son dos ejemplos cinéfilos al 100%)
Hay un detalle, Alfredo, que se te ha escapado y que, con tu venia, reseñaré: el sexo.
Tanto en la novela como en la película del 73, el sexo es contemplado sin falsas apariencias, usado con inteligencia por Chacal para irse ocultando de sus perseguidores; en la cutre revisión, el sexo desaparece; para mí, esta película es paradigmática de la libertad en el cine respecto al uso de la sexualidad: las bellas mujeres de Chacal aparecen todas desnudas, con una naturalidad que se aleja de un erotismo mal buscado: desnuda sale de su cama la espía concubina del ministro, desnuda sale la amante ocasional de Chacal, y, lo más atrevido para 1973, en una elipsis, desnudos han dormido Chacal y su compañero homosexual al que arrebata su vida prontamente, descubierto que ha sido su identidad.
La naturalidad con que Zinemman ofrece esas escenas de contenido sexual le alejan y le situan muy por encima de cualquier producto semejante a partir de los 80.
Coincido y suscribo el resto, evidentemente.
Si no fuera por falta de tiempo, con gusto la volvería a revisar, porque es un verdadero placer: Zinemman nos atrapa con su estupenda caligrafía cinematográfica, aun sabiendo como sabemos que De Gaulle murió en su cama, años más tarde.
Saludos.
Eso es lo bueno, Hildy, que por mucho que uno vea siempre falta mucho mucho más. A mí «Solo ante el peligro» me parece realmente magistral (y también a las dos docenas largas de directores que la han copiado más o menos explícitamente). En cuanto a «De aquí a la eternidad», mis sensaciones contradictorias provienen de la manera en que en algunos momentos se comportan los perosnajes. Me da la impresión de que en algún momento se nos ha cortado algo, por no hablar de que hay algunos aspectos en los que me hubiera gustado que profundizara, que fuera menos melodramática y más social, si se puede decir así.
Gracias a ti.
Besos.
Gracias Josep, menos mal que os tengo a vosotros para que completéis mis lagunas. Efectivamente, es un aspecto que quizá no llama tanto la atención del espectador de hoy (acostumbrado como está a ver de todo, aunque hayamos caído en un neopuritanismo repulsivo en los últimos tiempos). Excelente apunte, gracias.
Revisaré tu post, no sé cómo se me pasó.
Saludos.
Suscribo lo dicho por Josep, que creo está atinadísimo, aparte de otras consideraciones. Nada que ver esta con el remake posterior.
Ha estado sembradísimo. Afortunadamente del remake no se acuerda ya nadie.
Vaya, con esta película me has pillado, porque no la he visto. Habrá que ponerse al día.
Saludos
Abundo en lo que dice Josep sobre la muerte de De Gaulle, todos sabemos lo que ocurrirá al final y sin embargo el director nos mantiene en una tensión, en una atención, difícil de conseguir y en este caso conseguida.
Saludos
Pega a la butaca, Carmen. Tampoco hoy se hacen thrillers como los de antes.
Saludos.
Así es, sabemos el final, y aún así pensamos que puede acabar de otro modo. Los grandes consiguen siempre atraparnos.
Saludos.
Jo! Empiezo por el principio: la introducción histórica me ha entusiasmado, gracias por explicarnos tantas cosas… es que yo flipo con este blog… aprendemos de todo. Luego la peli. A ver, pregunta: ¿ Chacal es un personaje imaginario? ¿El real es ese tocayo mío, Carlos? ¿No dieron hace unos pocos años noticias relacionadas con este hombre? Yo pensaba, vagamente, que este Carlos o Chacal trabajaba para la URSS…vaya, tendría que informarme. Respecto a la peli me has abierto el apetito…de chacal…claro, je, je… Ah! Y decir que Sólo ante el peligro también me dejó alucinado…casi es uns historia a tiempo real ¿no? pero que angustia ante esos relojes implacables y ante la completa soledad pues eso, ante el peligro.
Precisamente el último día de clase de este año estuve charlando con un par de amigos sobre esta película, y sobre el libro, mientras volvíamos en el autobús… y ahora me encuentro con esta entrada tuya… ¿coincidencia? 😉 en cualquier caso, me la voy a procurar, que ya van dos y tengo ganas de verla.
Besos.
Rosa.
Bueno, Carlos, muchas gracias. De eso se trata, de que todos aprendamos de todos. Las películas tienen su contexto, por un lado el del momento en que son rodadas; por otro el de la acción que representan. Además, cuando hablamos estrictamente de cine, su trama, sus personajes, cuanto mejor elaborados están, más se proyectan hacia el pasado y hacia el futuro (aunque nosotros no los veamos) aparte del momento que se nos narra. Eso da mucho juego y casi siempre es depositario de claves e interpretaciones: es deber del espectador activo buscarlas para comprender; al espectador pasivo, el mayoritario hoy, todo de la igual.
En cuanto a Chacal, hay varios personajes (recordemos que se escribió durante la Guerra Fría) que podrían ajustarse en él. La inspiración más directa es Carlos, en efecto, del que se habló no hace mucho por su detención. En principio, ciudadano venezolano, se le atribuye el asesinato de Trujillo, el dictador de la Rep. Dominicana muerto en 1961 al ser alcanzado por la bala de un rifle (de su régimen dictatorial amparado por EE.UU. escribió Vázquez Montalbán el libro «Galíndez» y Vargas Llosa «La fiesta del chivo», ambos llevados al cine). Algunos incluso sugirieron su participación en el asesinato de Kennedy… Es un personaje fascinante que trabajó para todos cometiendo asesinatos. Un encanto de persona, como te puedes imaginar.
Creo que la película te gustará. Nada que envidiar a los thrillers de ahora; más bien al revés.
Pues eso es una señal, Rosa, no deberías hacer caso omiso.
Besos.
Por partes.El calor me ha dejado algo espesica.El dialogo que pones de los V.DE .KELLY……….Esa peli me la he visto mas de una vez¡me encanta!.
Vaya lección de «Historia»,estupenda.Como dice Carlos,gracias por explicamos tantas cosas y tan bien.Chacal la vi unos años mas tarde de su estreno y me gusto mucho aunque no sea un género de mi devoción.No entiendo de política,pero creo que De Gaulle era un personaje triste ,anodino,falto de carisma…..Contaban un chiste por aquel entonces.Sr.De Gaulle le van a regalar una tortuga.Mejor que no ,me dará mucha pena cuando se muera..
Volviendo a la peli ,como te decía, me gustó y como tu dices ,sin violencia gratuita,innecesaria rotura de cristales y casquería por doquier como alguna posterior a ella.
Nombras «No desearas al vecino del quinto».A mi ese tipo de cine no me ha gustado nunca,pero hay que reconocer que cuando se hicieron estas películas dieron mucho trabajo a muchos actores y gente que vive del celuloide.
Lo que añade Josep estupendo.La naturalidad con la que Zinnemann trata las escenas de contenido sexual le alejan muy por encima de cualquier producto semejante a partir de los 80.
Esta claro,la tengo que volver a ver.
Saludicos.
De espesa nada, Carmen, lo has resumido todo a la perfección. A De Gaulle le sobraba carisma, creo; el problema era que éste se basaba en un engaño, en un autoengaño, puede decirse, por parte de una Francia que creía que su aparente dignidad conservada en el periodo 1939-1945 era real, que en realidad no había sido un país ridículamente aplastado, entregado al fascismo franco-alemán y en verdad rescatado y restituido, realmente, por la benevolencia de los auténticos vencedores de la guerra. Y como toda ficción, como todo sueño, un día hay que despertar. El propio despertar de Francia, la caída del velo que le tapaba los ojos fue acompañado del despertar del propio De Gaulle. La evidencia lo dejó maltrecho.
Saludos.
Gracias.
Estupenda explicación.Realmente,no es coba,eres un lujo……
Saludicos.
Ya sabes, la «whiskypedia» hace milagros…
Saludos.
Una brillante película llevada brillantemente por el siempre competente Zinnemann.Una de las cosas que más me atraen de esta película es el uso del color.Es el color de Francia.Cuando estuve allí recientemente,se apoderó de mí esa tonalidad grisácea y húmeda que también transmite Chacal.Los actores estan muy bien y creo que puede seguir descansando después del fastidioso remake de la novela de Forsyth.Qué horror ver a Produce Bilis con todas esas pelucas.
Un fuerte abrazo.
Incluso sin pelucas, Francisco… Cierto lo que comentsa acerca del color, más cercano al reportaje o al documental. Quizá por eso ofrece esa sensación de realismo, de veracidad.
Un abrazo.
Esta película es simplemente MARAVILLOSA. La tengo original (2 veces) y la habré visto unas 5 o 6 por lo menos. Como bien dices, sus 141 minutos no se hacen nada largos gracias al talento de Zinemann. Por cierto, creo que Edward Fox hace una interpretación memorable.
Genial post. Qué bueno verlo en un blog tan «cojonudo», (permítaseme la expresión).
Saludos!!
Todos están estupendos, Alberto, pero efectivamente sin Fox hubiera sido otra cosa. Sin duda el mejor, sin duda su mejor papel.
Saludos.
Como tengo prisa y no encuentro otro sitio más acorde escribo aquí esta reinvidicación ¡hala!
Yo quiero que se haga una peli sobre el colonialismo español en el siglo XX en África, bueno, harán falta varias para reflejar las diferentes décadas. En especial una sobre Ifni al final de los 50 que es a donde mandaron a hacer la mili a mi padre y las pasó canutas, el hombre. Y que las hagan como siempre decimos, sin concesiones a los esquemas establecidos en Holliwood y que sean realistas y justas y sinceras. Gracias por servir de altavoz 39.
Pues me da que lo tenemos crudo, Carlos. Es un proyecto diametralmente opuesto a lo que es el cine español hoy. Hay un par de películas (cuyos títulos no recuerdo) que se sitúan en Guinea Ecuatorial, pero poco más, y lo mismo sobre el dominio de Marruecos, pero nada, por ejemplo, del Sahara, un tema que tenemos pendiente todavía y que debería darnos vergüenza.
Gracias a ti por chillar.
Pues vaya versión de Chacal se pegaron con Bruce Willis… no digo que no me entretuviera y este hombre no es que me caiga mal, es que me trae recuerdos infantiles, oye, con ese papel que hacía en Luz de Luna (¡cómo me gustaba a mí la rubia!). Además estoy por creer que lo mejor de la peli eran los diferentes disfraces del asesino. A lo que voy, total que cogen el título de la original y se fabrican ahí una historieta políticamente correcta en la que hay buenos de todos países y que no tiene nada de la política-ficción que dices tiene la buena, y que por lo tanto no tiene ningún interés histórico, ni nada… es sólo una mera peli de acción del montón. Hace falta valor para que se hayan atrevido a ponerle el mismo título…
Nada que ver Carlos, ese bodrio con esta película. Ésta está basada en una novela de espías, correcto, pero que conserva personajes y acontecimientos reales combinados en una ficción con ciertos visos de verisimilitud. El bodrio que citas es una estupidez supina, una idiotez deliberada, y uno de esos productos propagandísticos tan malos de tan idiotas que los americanos utilizan para autoafirmar su propio chauvinismo. Nada que comentar de ella.