Cuando uno era chaval no era demasiado receptivo a los cambios. Los western de mujeres no le interesaban para nada. No los entendía. Uno esperaba ver su séptimo de caballería, sus indios asaltando el fuerte, sus partidas de póker, sus tiroteos al amanecer o en la calle principal de la ciudad, a John Wayne, James Stewart o Clint Eastwood, y fuera mandangas. Una obra maestra tan extraordinaria como Johnny Guitar de Nicholas Ray no tenía nada que ofrecer: era sombrío, había mucho diálogo y poca acción, y las protagonistas eran mujeres que, lejos de cantar o bailar en el saloon, disparaban y, sobre todo, hablaban y hablaban… Una forma de pensar bastante estúpida e infantil. Obviamente, Johnny Guitar era un western en toda regla, protagonizado por mujeres, dos personajes de carácter, y los hombres quedaban reducidos a meros títeres, a pobres desamparados necesitados de una Joan Crawford magistral, un iceberg en plena ebullición.
Sin embargo, hoy en día es la mentalidad infantil de siete u ocho años la que lleva a considerar una buena idea, novedosa o incluso admisible un western de mujeres como Bandidas, una de las películas más lamentables de lo que va de siglo, uno de los mayores traspiés (y mira que tiene) de la exitosa (en lo comercial y en lo personal, que no en lo artístico) carrera de Penélope Cruz en las Américas, una acreedora al título de truño del milenio. Como si a quien escribe le hubieran preguntado cuando era crío cómo sería para él un western protagonizado por mujeres, el dúo de directores noruegos (sí, dos, para hacer esto; escalofriante, ¿verdad?) Joachim Rønning y Espen Sandberg escogieron a nuestra Pe y a la mexicana Salma Hayek como protas de una película cuyo título debió ser Cuatro tetas y un destino.
Sara (Salma Hayek, actriz cuya carrera profesional no justifica tal apelativo) es una, por supuesto, atractiva aristócrata mexicana criada en Europa que vive a todo tren. María (Pe) es todo lo contrario, una marginada social, hija de un campesino, tempestuosa, inconformista, rebelde. Sus mundos son tan opuestos que jamás hubieran coincidido si una banda de forajidos no hubiera invadido sus tierras y asesinado a sus familias sirviendo a los intereses de los dueños del ferrocarril. Ellas y sus tetas, por supuesto, se alían para vengarse de los malos malosos, of course, para lo cual se convierten en elementos fuera de la ley, con atraco de banco incluido.
En este caso, como suele ser habitual, la intención de mezclar elementos tan variopintos y de tan distinta procedencia acaba con cualquier posibilidad de que algo funcione. El western, salvo contadas, contadísimas, excepciones, no se ha llevado bien ni con la comedia ni con el musical, ni tampoco con cuestiones como la guerra de sexos o el vodevil. Si a eso añadimos gotas de cine de acción no propias del western sino importadas de otras latitudes y una pretensión estética cercana al spaghetti-western, la cosa se pone mal de verdad. Y la película es realmente eso, un batiburrillo supuestamente gracioso, supuestamente romántico, supuestamente ingenioso, en el que las dos tordas en cuestión pululan por el oeste en un sucedido de aventuras inconexas y a cual más idiota, con escenas risibles y un montón de absurdeces entre los distintos espacios reservados para la acción, con un guión, si se le puede llamar así, no apto para público de una edad mental solvente, en el que el sentido del humor, si lo hay, está alojado en la cara interna de los glúteos.
Con un presupuesto desperdiciado en lujos de puesta en escena y en efectos para las escenas de acción, lo verdaderamente penoso es que, en aras de la puesta al día de un género, de su revitalización a través de la subversión de sus tópicos más reconocibles, se termina confeccionando un conjunto ridículo, donde la vuelta dada a las situaciones más comunes o previsibles del western deriva en lo estúpido, en los chistes sin gracia, en las réplicas sin ingenio, en el humor más plano, infantil, bobo y zafio que se recuerda, a medio camino entre las comedias para adolescentes con encefalograma plano y el más puro estilo Disney. Rutinario, gratuito, barato y superficial, no puede verse como western ni como comedia, ni tampoco como alegato en favor de la fortaleza de los personajes femeninos en el cine del oeste o incluso en el de acción a causa de su insoportable estupidez, de la que hace gala, incluso se recrea, a lo largo de sus, afortunadamente, breves noventa y poco minutos.
Otro «éxito» de Penélope Cruz en Estados Unidos consistente en distintos planos de escotes y tetas insinuadas en diferentes situaciones y ángulos de cámara; afortunadamente y a diferencia de otros emigrados, la actriz española no ha abandonado sus proyectos en Europa gracias a los cuales mantiene cierta reputación como actriz (excesiva, por otra parte). Porque a la vista de sus papeles en Hollywood y de las razones por las que se ha hecho famosa allí (esto es, con quién se ha acostado y demás) el camino que llevaba era el de convertirse en una nueva Sara Montiel que, tras cuatro peliculitas bochornosas en América, sobreviva contando una y otra vez la anécdota sobre los huevos fritos que le preparó a no sé quién en un rodaje en México. Mal, Pe, Bandidas, muy mal: esta película es lo que, comúnmente, se conoce como una mierda. Trabaja en Europa, o vuelve con el abuelo Woody. Hay que mantener cierta dignidad, mujer. Ah, y no repitas en el musical, que no es lo tuyo…
Acusados: todos
Atenuantes: ninguno
Agravantes: la tomadura de pelo, la apología machista que supone la película y el elogio a las tetas como vehículo de comercialidad
Sentencia: culpables de lesa humanidad
Condena: abrigo con forro de piel de cactus para todos
“Cuatro tetas y un destino”,jajajja, Sin duda el titulo que se merece este bodrio… La condena muy ocurrente…
Y respecto a nuestra paisana, pienso que es muy triste (por dinero o por más y más fama) que se preste a hacer chorradas de este calibre… A mí me parece que tiene mucho más que ofrecer, estoy contigo. Me encantó su interpretación en Vicky Cristina Barcelona. Aunque me pareció que perdía muchísimo en la versión traducida al castellano… No sé a ti…
Una anécdota que me has recordado… En uno de tantos viajes que me toca hacer (y es que de todo me encuentro), aterrizó (no sé cómo) en el asiento contiguo al mío, un abrigo de piel enorme blanco, acompañado de uñas rojas y bolso dorado que respondía al nombre de Sara… Y que acudía a una cena de gala en el Principal… La de los huevos a Marlon no me la contó, pero entre el champán que le dio tiempo a beberse y los efectos de este sobre ella… Alguna que otra cayó…
Besos
Me ha hecho gracia tu juicio y condena. Por lo demás, ni he visto ni tengo el menor interés en ver esta película. Y bueno, yo todavía so de los torpes que si empieza un libro procura terminarlo. Con las pelis hacia lo mismo, pero me voy curando. Y más si es de tele o dvd… Si veo algo que me está pareciendo un bodrio después de veinte minutos..apaga y vámonos, ¿no? Ahora que si había poderosas razones para que te quedaras a verla hasta el final, no digo nada.
en plan sálvame de lujo: ¿no es notable la amistad de estas dos mujeres, reinas de la equivocación ambas, con la Pene en primer lugar (y varias cabezas ganadoras por delante)?
Un remedo de Viva María, sin duda, aunque Louis Malle en sus peores horas era el mismo Dios al lado de estos.
Anoche intenté Death Proof…vaya mierda en un palo…salvo que a los heteros les ponga el festival de sexibooms de tercera.
Hombre, yo entiendo que Pe se metiera en esta peli. Ella y Salma son muy amigas y así se echaban unas risas. La película es malísima, de acuerdo, pero los actores tienen que hacer muchas malas películas para comer (nadie se libra, todos han hecho algún truño). Creo, sinceramente, que Pe alterna las películas palomiteras (o tontas, o como las quieras llamar) con las de calidad. Y no lo hace nada mal, y si le va bien es porque se lo curra. Es una gran actriz, no lo olvidemos (que la vista se nos pierda en su escote no nos tiene que nublar el sentido, que somos un país de envidiosos y criticones, y siempre que alguien triunfa, mira por dónde, nos parece desproporcionado).
Joder Alfredo, para ilustrar tu entrada has elegido un fotograma en el que Penélope parece que se esté aguantando la risa o disimulando un pedete. Fíjate en su cara.
Me parto.
dejé un comentario y se borró?
alucino…
hablaba de la relación tan cercana, chisme, entre estas dos actrices de trayectoria igualmente equivocada…y de que este filme pretendía, supongo, por que no lo vi ni lo veré, ser una Viva María actual, aunque Malle, aún en un truño siempre demostraba su talento.
Anoche intenté Death Proof, vaya mierda alargada: pone a los heteros los movimientos sexis y la grosería de estas chicas de tercera categoría? Sería la única expliacción posible…y los posters de cine latinoamericano del bar…
A mí lo que me ha gustado ha sido la referencia a Johny Guitar, que siempre me ha atraído por la extrañeza que provocaun wstern tan raro.
¡Muy bien dicho!. Me he reído mucho con lo de «Cuatro tetas y un destino!… un buen título opcional. Totalmente deacuerdo en lo de «Pe», no sé qué le ven (o, mejor dicho, no me atrevo a saberlo). Recuerdo con cariño «Johnny Guitar», un peliculón. Si no recuerdo mal, la canción la cantaba Peggy Lee y era realmente buena ¿puede ser?…
No seas tan duro con Pe. Recuerda que en Zaragoza se la quiere mucho, ya sabes, Luis Alegre y los lagos que llevan su nombre en Valdespartera. Saludos.
Tienes que contarme esas anécdotas, Ana, menuda suerte la tuya…
De acuerdo contigo en lo de «Vicky CB» (pero ojo, téngase en cuenta que Woody sólo está contento con un actor realmente cuando repite con él…). De todos modos, como dice alguien por ahí, los actores tienen que comer y por tanto hacer bodrios si les pagan; eso sí: cuando Kate Hepburn hacía bodrios para comer, ella seguía siendo Kate.
Besos
No seas malo, David, no me interesa la belleza artificial ni son mi tipo. Yo todavía estoy en el escalón de torpeza anterior: lo que empiezo lo acabo, a veces mientras me sale espuma por la boca…
Lo siento, amigo Dante, tus dos comentarios fueron directamente al spam y he tenido que recuperarlos; no sé por qué ha ocurrido y cómo evitar que vuelva a suceder. Si ocurre de nuevo, mis disculpas.
En cuanto a «Death proof», como hetero practicante, puedo decirte que a mí las sexybooms pueden interesarme en cualquier espacio salvo en la pantalla del cine salvo que su presencia tenga algún sentido. Y sí, supongo que lo mejor que se puede decir de esta pareja es que son amigas.
Ay, Louis Malle, de hacer algo parecido ahora no hubiera contado con este par. A los buenos siempre se les copia.
Abrazos.
Si no estoy equivocado, Roberto, fue ahí donde se hicieron amigas.
Como el sentido de tu comentario es habitual, tengo la respuesta preparada: Pe no me parece una gran actriz, lo siento; no lo digo por envidia ni por carácter patrio, lo digo porque si juntas en un paquete sus buenos papeles en buenas y malas películas, y sus malos papeles en buenas y malas películas, la proporción de lo negativo es pasmosa. Como digo por ahí arriba, la diferencia está en que los buenos actores son capaces de dignificar malas películas, y los malos actores son capaces de destrozar buenas películas; Pe todavía no ha hecho lo primero y sin embargo sí ha conseguido lo segundo. Y, repito, cuando Kate Hepburn, Ingrid Bergman, Meryl Streep, etc., aparecen en una mala película, son ellas y, por lo común, lo mejor de la película. Con Pe no sucede. Críticas gratuitas por cainismo, no; chauvinismo tampoco.
Abrazos.
Apuesto por el pedete, Raúl; en esta película no cabe otra cosa.
Pues sí, Carlos, es un western-reverso, en el que los protagonistas y los tópicos son dados la vuelta: magistral. Un día de éstos ponemos un diálogo de ella. Y si haces un western de mujeres y lo haces todo mal, entonces te sale lo de hoy.
Hombre, la chica es mona, tiene cuatro o cinco personajes muy buenos y ha actuado bien en media docena de películas; además tiene muchos amigos, ha sabido tener buenos amigos en cuanto a publicidad y ha entrado en el juego de Hollywood (como se entraba antes, por la cama); no le quito ningún mérito por eso. El tono de nuestra crítica a ella viene marcado porque lo malo supera con mucho a lo bueno, en cantidad y calidad, y, española o no, hay que ser justos. Si fuera francesa o italiana en España nadie le lamería el culo por lo que ha hecho.
Digo, guapos, que no soy duro; recopila personajes y títulos y dime si cabe otra conclusión.
Abrazos.
Jajajaja: En esta ocasión no puedo levantar mucho la cabeza, porque aunque no he visto este bodrio, ha sido porque estoy vacunado: hace años ví Las Petroleras, con Brigitte Bardot y Claudia Cardinale…. 😉
Claro que, bien mirado, aquellas dos, en 1971, estaban mucho más buenas que la Salma y la Pe juntas y/o revueltas…. 😉
Pero Alfredo, hombre: ¿cómo te atreves a ver esas cosas? (porque yo la «mía» la vi cuando era un chaval, y no es lo mismo…)
Saludos.
Mucho mejor aquellas, Josep, desde luego (todo está ya inventado, hasta los bodrios).
Las veo como ejercicio de terapia; risoterapia, más bien.
Saludos.
Johnny Guitar es uno de los wensters más insólitos de la historia del cine y la Joan Crawford y Nicholas Ray,etc.No he visto esta película y puede que nunca llegue a verla.
Un fuerte abrazo,amigo.
La vi ,o más bien ,la escuché a trozos mientras estaba puesta en el televisor de casa.Estupendo post.Toda la razón en lo que dices.
Corto te quedas con la condena.
Saludicos.
No he visto esta peli, pero me ha hecho mucha gracia tu post. Si alguna vez echan Bandidas en la tele, la veré recordando tus palabras.
Por cierto, me encanta «Johnny Guitar» y los diálogos entre Joan Crawford y Sterling Hayden, como cuando él le dice (más o menos, porque cito de memoria): «Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años». Bueno, más o menos, ya digo… que hace mucho que vi esta película.
Saludos
Nunca la vi… ¿me libré de un truño? Es broma. Ya se veía la pinta. Saludetes, Alfredo.
Y de los mejores, Francisco. No como esto, que no se lo puede llamar ni siquiera película…
Abrazos.
Gran experimento, Carmen; así como para comprobar la calidad de un actor nada mejor que ver una escena sin sonido, para comprobar la calidad de una película a veces es ilustrativo sólo escuchar su sonido; en este caso, habla por sí solo.
Saludos.
Me alegro, Carmen; en cualquier caso, aunque sea poca, más gracia que la película seguro que tiene… El diálogo que comentas se publica aquí pasado mañana.
Saludos.
Yo diría que te libraste de una apoplejía, Alberto. Suerte la tuya.
Abrazos.
Penélope no se presta a hacer estas chorradas, como dice algún comentarista, ella es una auténtica y penosa chorrada y una pésima actriz; el único que la sabe sacar partido es ese misógino camuflado de amigo de las mujeres que es Almodovar, pero siempre la hace hacer el único papel para el que está capacitada, el de pedorra, ella misma.
Sela en cambio es un bocadito de cardinale
Vaya Lansky, creo percibir entre líneas en tu comentario cierto rechazo a la labor de Pé como actriz. Lo has plasmado con tal sutileza que quizá me equivoco, pero me da esa impresión…
No me negarás que hace muy bien de llorona.
¡Oiga! ¿Cómo que Sara Montiel hizo cuatro películas bochornosas en Hollywood? Que sale en VERACRUZ, y esa película es una maravilla. Lo bochornoso es su actuación.
Toda la razón, qué error, qué inmenso error… Por supuesto, eso es a lo que nos queríamos referir. Disculpen el imperdonable lapsus.
Sra le robó la cartera a Gary Cooper en Veracruz, en efecto, y se lo tiró en la roulotte.
Si 39, no valoro a la llorona
«esta película es lo que, comúnmente, se conoce como una mierda.»
¡¡jajajajajaaaa!! Me has matao, Sir, con esta frase… XD
La peli la intenté ver una vez, pero me rendí pronto, y no debió interesarme mucho, porque llevo desde que empecé a leer tu entrada intentando acordarme de algo y no lo consigo.
Y mira que yo cuando me pongo soy capaz de ver cada truñazo…
Bss.
Rosa.
Pues eso, Rosa, es lo que hay, ¿qué le voy a hacer yo?
Besos.