Cine en serie – Maverick

POKER DE FOTOGRAMAS (VIII)

Sabido es que, por lo general, el western y la comedia no se llevan nada bien. El western y el poker encajan algo mejor, aunque sea de manera tangencial. Pero la combinación de western-comedia-poker realizada por la dupla Richard Donner-Mel Gibson en 1994, en lo que fue un pretencioso intento de acercarse a los pocos afortunados ejercicios de esta mezcla en el pasado, constituye un fiasco monumental. No era para menos ya que el tono del proyecto venía marcado por los éxitos de taquilla que el director y actor habían logrado gracias a la saga Arma letal, una serie de comedias de acción y violencia de mensaje ultraconservador resultado de la ya tradicional hipocresía hollywoodiense tan amiga de tratamientos gratuitos y explícitos (o incluso cómicos) de la muerte y la violencia como nada receptiva, por ejemplo, a un idéntico reflejo del sexo o de la crítica social o política que pudiera conllevar el reconocimiento de la madurez e inteligencia del espectador. Donner, un director antaño mucho más prometedor (La profecía), inmediatamente dio el salto al cine espectáculo de entretenimiento (Superman, Lady Halcón, Los Goonies) en busca de taquillazos a través de comedias planas y facilonas (Los fantasmas atacan al jefe) o de su saga letal (hasta hoy se han filmado cuatro partes, casi siempre contando con el mismo equipo encabezado por Mel Gibson y Danny Glover), además de algún que otro pretencioso filme de acción (Asesinos, Conspiración) y fallidas incursiones en el drama. Gibson, por su parte, no engaña a nadie en cuanto a sus limitaciones como actor ni sobre el tipo de películas que le gusta dirigir y protagonizar, aunque en esa rareza titulada El detective cantante se atreva a ridiculizarse a sí mismo dando vida a un excéntrico psiquiatra calvo y con barriga.

En este caso, Gibson vuelve a encarnar a ese tipo encantador, chistoso y repulsivamente sabelotodo que con ingenio, la suerte de los campeones y una pericia armamentística sin igual, colecciona por igual sonrisas, conquistas, mamporros y disparos, y que por mal que vengan dadas siempre se sale con la suya. Bret Maverick (Mel Gibson), atractivo y chistoso timador y fullero, va en busca de tres mil dólares que le permitan sentarse en una de las sillas de la gran partida de poker que va a jugarse en un barco de los que navegan por el Mississippi hacia Nueva Orleáns. En su camino, pistoleros (Alfred Molina), damas tramposas (desdibujadísima Jodie Foster, con un personaje muy por debajo de su nivel en el que pretendía enterrar la sórdida fama adquirida como Clarice de El silencio de los corderos) y un Marshall que esconde varios trucos en la manga (James Garner, presencia que constituye un homenaje de la película a la serie de televisión en la que se basa y que protagonizaba el actor), además de alguna caricatura de indio tan ridícula como increíble (Graham Greene) y de algún que otro viejo conocido (el propio Danny Glover o las viejas glorias James Coburn, Doug McClure o Margot Kidder).

La película, que ya muestra sus intenciones con esos créditos iniciales protagonizados por los naipes de la baraja francesa, transcurre de manera demasiado ligera a través de las peripecias supuestamente chistosas (humor siempre blanco), lúdicas, aventureras y violentas de Maverick y compañía hacia la partida en el barco fluvial, a través de bromas presuntamente graciosas, diálogos rápidos muy cortitos en ingenio y el consabido romance entre dos inteligencias que pugnan por engañar a la otra en la incesante búsqueda de un final sorpresa que, tan almibarado como el tono general del filme, deje sensación de buen rollo. El magnífico reparto no consigue más que ofrecer una colección de sonrisas y buenas intenciones a través de unos personajes superficiales que navegan por una historia plana y facilona construida sobre cuatro tópicos del western de serie B y un humor demasiado tonto y vulgar como para ser considerado ingenioso. Agradecida, sin embargo, es la escena de poker clave en la trama, único momento en que tanto como Donner y el reparto se ponen serios e intentan hacer algo parecido al cine, por más fantasiosas e irreales que puedan resultar las circunstancias, los escenarios o su conclusión. La película gana en tensión e intensidad y, aunque siempre con la amenaza de la salida de tiesto rondando alrededor, se agradece ver juntos a James Garner, James Coburn y otras viejas glorias compartiendo fotogramas mientras se reparten las cartas y se entrechocan las fichas de las apuestas. La escena de la partida, eso sí, rebosa de lugares comunes, desde las manos ganadoras que no pueden soportar el incremento de las apuestas hasta la última jugada en la que la fortuna y la vida de los personajes depende de una carta, pasando por la sospecha de trampas o el manido tiroteo que hace volcar la mesa y rodar cartas y fichas.

Fallida como comedia (demasiado tonta) y más todavía como western (demasiado tonto), el gran problema de la película lo constituye el tono de ligereza que emplea Donner en la narración, que simplifica toda la carga icónica de un género que se contenta con caricaturizar de mala manera y que, en cambio, recupera una estética y un proceder que los westerns de Sergio Leone, Don Siegel y Clint Eastwood hace muchas décadas que convirtieron en anticuados (el western de camisas planchadas y dientes limpios de John Ford, Howard Hawks o Henry Hathaway, por más geniales que fueran), haciendo que la concepción de una película de los noventa se aproxime demasiado a la de una bufonada de los cincuenta, y lo que es peor, enfocando su humor hacia un público de la misma década. Película tan fácil de ver gracias a su ligereza como de olvidar gracias a su inutilidad.

Post realizado con la colaboración de pokerlistings, una de las mejores páginas de poker online

19 comentarios sobre “Cine en serie – Maverick

  1. Me imagino que como todo en la vida, hay ocasiones en las que no apetece ver nada profundo, ni siquiera te apetece pensar, así de “banal” estaría yo el día que visione esta película, y eso que entonces creo recordar que todavía me gustaba Mel Gibson…, que no me gustó especialmente, pero sí me arrancó una sonrisita, y eso a veces …, es tan importante…, muchísimas gracias por tus comentarios en mi blog, tu si que me provocas una gran sonrisa cada vez que paseas por allí.
    Un abrazo de lunes.

  2. A esta me «llevaron» a verla porque «salía» el Gibson muy en contra de mi intuición: preferible el recuerdo de la serie en la añeja tele en blanco y negro.
    Tan mala que podría perfectamente aparecer en el escaparate de tu célebre Tienda, como modelo de lo que no hay que hacer.
    Saludos.

  3. Pues sí, alguna desconexión ociosa de vez en cuando, puro y simple entretenimiento. Pero, no sé si le pasa a todo el mundo, pero a mí sí, cuando veo una birria muy birriosa es que ni me entretengo, oye, empiezo a ver pifias, burradas y demás y se me llevan los demonios. Que me sulfuro, vaya…
    Menos mal que por lo menos podemos compartir unas risas.
    Abrazos.

    Pues sí, Josep, pero los compromisos obligan a cambiarla de sitio. Aunque Gibson tiene plaza fija en el escaparate de la tienda, como se verá.
    Saludos.

    Poco beligerante te veo con Gibson, Marta, yo que esperaba que despotricaras contra él en toda regla… Nada nada, que aquí está tan blandito que ni para eso da, el hombre.
    Besos.

  4. No la he visto nunca. No sé por qué siempre me dio cierta pereza. Sin embargo, me ha servido para recordar a James Garner, uno de esos rostros olvidados, que protagonizó películas tan interesantes como La Calumnia -segunda versión de Wyler-, La gran evasión, Victor o Victoria, El romance de Murphy, Al caer el sol o Space cowboys…, es de esos actores que ves su cara y te dices, vaya un viejo amigo.
    Besos
    Hildy

  5. Mejor dejarla, Ana, pero del todo.
    Besos.

    Mejor para ti. Yo también recuerdo a Garner con cariño, pero más por «Al caer el sol», una película de cine negro con un espectacular reparto que a mí me gusta mucho.
    Besos.

  6. No sé si te lo he dicho alguna vez ,pero por si acaso,me encanta como diseccionas ,para bien o para mal ,una peli.
    Esta me la salto totalmente del todo.
    No aguanto al Gibson.
    Saludicos.

  7. Creo que la última que reseñaste en este apartado de «películas de póker» fue «El golpe». Si la comparamos con ésta obtenemos el mismo efecto que al comparar el día y la noche a juzgar por tus palabras pues hemos pasado de una obra maestra a una casi «broma». No me extraña andando por medio «Meloso» Gibson. Tampoco lo aguanto yo. Un abrazo amigo.

  8. Gracias, Carmen.
    Tampoco a mí el Gibson me entusiasma.
    Saludos.

    Pues sí, cosas del tema en cuestión. Peor era en la serie anterior, en la que creo que no citamos ni una sola peli buena.
    Un abrazo.

  9. Has dado en el clavo en todo,mi querido amigo.Es una lástima que con el gran presupuesto de la película, el elenco de actores y las grandes posibilidades que tiene Donner a la hora de rodar acción de muy buena calidad,el producto sea tan estúpido.
    Mel Gibson,por otra parte,creo que su mejor actuación es en una película que a mí me gusta mucho,y es El año que vivimos peligrosamente.Está muy bien allí y creo que también en Conexión tequila.

    Un fuerte abrazo.

  10. Gracias, Francisco. Me encanta «El año que vivimos peligrosamente», de acuerdo por completo. En «Conexión Tequila» lo malo era la historia y el compañero de reparto. Lo emás no estaba mal.
    Abrazos.

  11. Hahahaha que risotadas…hahaha gente petulante que no aprecia…deberian elaborar una pelicula asi scomo son tan buenos para criticar tanta flatulencia esperemos ver mas que excelentes resultados…hahahaha

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