CineCuentos – Oswiecim

Su mirada era de un profundo gris y parecía tan antigua como el mundo. Su piel, de un blanco espectral, y sus cabellos, tan rubios que parecían de plata, le conferían un aspecto de ángel de la muerte. De estar a los pies de mi cama y no dentro de ella junto a mí, hubiera pensado que era un mensajero del averno enviado para pedirme cuentas. En sus ojos todavía se leía el miedo, la temerosa sumisión a quien sabe que controla su destino. Su cuerpo seguía gélido, a pesar del fuego de la chimenea y de llevar varias horas bajo las mantas. Me parecía haberle hecho el amor a un bloque de hielo. No se atrevió a hablarme ni cambió siquiera el gesto cuando me levanté, quieta en la cama, callada, esperando, quizá la muerte inevitable, quizá mi permiso para volver corriendo al campo, cabizbaja, herida, sucia, encorvada, con la memoria perdida en la nieve, pero viva un día más.

Cuando años después corrió la soga y la tierra desapareció bajo mis pies, creí ver entre los testigos de mi muerte, como un último destello, aquella mirada profunda y gris tan antigua como el mundo, tan inexpresiva como entonces, igual de muerta que yo. La que vi aquella mañana en Oswiecim. O como la llamábamos nosotros: Auschwitz.

28 comentarios sobre “CineCuentos – Oswiecim

  1. Como «lectura de inicio», para un lunes por la mañana, quizá no sea la mejor opción, compa Alfredo (francamente, dan ganas de volver a la cama y no salir hasta el lunes que viene), pero hay que reconocer que te ha quedado muy bien. Demoledor y descorazonador (que, supongo, es de lo que se trataba, ¿no?).

    Un fuerte abrazo y buena semana.

  2. ¡Tremendo!.A veces todavía cuesta creer que eso existió de verdad.
    No me gusta la ciencia ficción,pero en este caso ojalá fuera eso.
    Saludicos.

  3. Conciso, directo, brutal, demoledor…, bastan pocas palabras para mostrar el horror y el dolor. Y si lo lees además con la banda sonora de la lista de schindler de fondo, notas cómo la piel se eriza y te invade una profunda melancolía y tristeza. De pronto te preguntas cómo es posible que dentro de los seres humanos se agazapé lo peor y lo mejor del mundo. Te preguntas cuál es el misterio para que un ser humano sea capaz de llevar adelante lo más hermoso o también lo más mísero. Y pides que en los casos más extremos, por favor, por favor, salga a flote lo más bello. Si es posible…, ése es el terrible interrogante que arrastramos.
    Besos filosóficos y metafísicos
    Hildy

  4. Sobrecogedor, Alfredo, pero de una belleza intachable tu texto. Creo que no hay mejor forma de acompañar tus palabras que con esa música tan intensamente triste… una de mis bandas sonoras preferidas con ese magistral sonido-quejido de Itzhak Perlman al violín.

  5. Gracias, mi querida Hildy. El mérito sin duda es de la música.
    Lamentablemente, lo más mísero es tan humano como lo más bello, y su erradicación es imposible. Me temo. Ojalá me equivoque.
    Besos.

    Sería una película sobrecogedora si Spielberg no la hubiera cagado al final. En fin.

  6. No tengo palabras 39, la música de fondo, leer el texto, todo el vello de punta y unas ganas de llorar terribles además de un nudo en la garganta. No lo olvidaremos, pero como tu bien dices, en cierta manera sigue existiendo…, y de que manera.
    Me alegro de que aunque sea Agosto, algún día nos visites, muchas gracias, abrazos de ya martes.

  7. Uf, Manchas, pues es la parte del blog que más me cuesta mantener. Irán apareciendo más cuentos este verano, de todos modos.

    Gracias y bienvenida, Pipermenta. Saludos.

    Los descansos siempre son relativos, amiga Gema, y más cuando toca pasar el verano en casa…

  8. Ah, me ha gustado. Aparte de que está muy bien conjugado, será que aunque busco andar por otros lares, estos me llaman. Ah…ahorita busco algo más. De verdad, muy bueno.
    Besos

  9. Uf, me has dejado helada en esta noche tórrida. Lo puedo imaginar, más si escucho esa música…. ´
    He dejado en la tele un reportaje sobre los españoles exiliados a Argentina, me dolía … mundo triste

  10. Gracias, amigo.
    Si no recuerdo mal, Wilder lo relata como que ambos pugnaron por los derechos y que finalmente Spielberg los obtuvo. A Wilder le interesaba, obviamente, por su gran lazo emocional con la historia ya que su madre y parte de su familia murieron en Auschwitz, pero estoy seguro de que si la película hubiera sido suya, el final hubiera sido muy distinto. Bueno, y el resto…
    El descanso se lleva bien, intentando escribir, pero cuesta con tanto calor. Ya queda poco descanso, en apenas diez días estamos de vuelta.
    Abrazos.

  11. Me ha gustado el relato breve y conciso, poderoso de imaginación y por tanto de imágenes sugeridas.

    (Debo ser el único que todavía no ha visto La Lista de Schindler, Alfredo, pero no se lo digas a nadie…)

    Un caluroso 😉 abrazo.

  12. Duro, real… «De haber estado a los pies de mi cama…» genial. Gracias, parece que este mes de Agosto me he perdido algobueno, menos mal que aquí lo tengo para ponerme al día… Tus cuentos tienen algo que engancha, amigo… Más, por favor. Sonrisa.
    Besos
    Ana

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