– ¿Tiene usted alguna experiencia como raptor?
– Pues claro. ¿Sabe lo que hago cuando rapto a alguien? Primero le llamo por teléfono y luego le mando a mi chófer.
– Ah, tiene usted chófer. ¿Qué marca de coche tiene?
– No tengo coche, sólo tengo chófer.
– A lo mejor es una tontería pero, si tiene chófer, ¿no sería lo normal tener coche?
– Ya tuve uno, pero sale demasiado caro tener coche y chófer, así que vendí el coche.
– Pues ya ve si soy ingenuo: yo hubiera conservado el coche y hubiera vendido al chófer.
– Eso es imposible. El chófer tiene que llevarme al trabajo por las mañanas.
– Pero si no tiene coche, ¿cómo le lleva al trabajo?
– No tiene que llevarme al trabajo. Estoy en paro.
– Escúcheme, voy a proponerle una cosa. ¿Cuánto quiere por hacer de blanco en un tiro al blanco?
Horse feathers. Norman Z. McLeod (1932).
Esto es genial, ja, ja,ja,!
El marxismo en estado químicamente puro, compa Alfredo. Está claro que sólo con los diálogos de las pelis de estos «bichos» tienes la sección cubierta in secula seculorum (o como se diga, que yo de latines ando como ando…).
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Me confieso un marxista total, Carlos. Creo que en este blog ha quedado claro porque recurro a Groucho periódicamente.
Intento no abusar, Manuel, porque quizá estaría poniendo algo de sus hermanos cada dos por tres… Pero para mí Groucho es un refugio ineludible contra los malos rollos. Si él me falla, entonces es que la cosa está muy mala…
Gracias, Toni. No estoy muy al loro de eso de Twiter, pero se agradece.
Me encanta.
Y a mí, Roberto. Y no digamos ya a mi chófer…
Eso se llama empezar el día con una sonrisa. Mejor dicho, empezarlo con una carcajada porque es desternillante. Estupendo, Alfredo.
Es parte de mi terapia de los viernes, Marcos. Lo que no arregle Groucho suele tener mal arreglo.
Abrazos.
¡Diálogo genial!
El chófer, el coche inexistente y llevar al trabajo a un hombre en paro. La verdad es que pega con estos locos tiempos… Al final todos somos un blanco para hacer un tiro de schock…
Besos marxistas
Hildy
Subvertir la realidad con la máxima seriedad, explosión segura de la risa liberadora: esos diálogos son como grageas de buen humor: una cada día, ayudan.
Saludos.
Un diálogo (si a eso tan absurdo se le puede llamar diálogo) genial.
Está claro que mientras una parte del mundo se apuntaba al fascismo económico, la otra siguió el marxismo equivocado…
Besoss
Excelente tratamiento, una cada ocho horas.
Saludos
Se puede, Kaplan, incluso se debe. Al menos este absurdo es deliberado; hay que ver los diálogos que se escriben hoy, incluso en las comedias…
Están muy bien. Y no sé, pero me he acordado de Drive my car. La chica buscaba chófer. El coche vendría después.
Buen finde.
Bueno, David, la historia de las chicas y los chóferes da para mucho…
Igualmente.
Es un humor que me encanta.Me declaro,como tú,marxista.
Saludicos.
Es un marxismo más sano.
Saludos.
¿Qué nos pasa últimamente con Groucho?En Zaragoza llevabas Abogados en la bolsa,y me dije,este buen hombre va por buen camino,la mejor guía.El otro día me compré en una librería de viejo Camas,la mejor de todas las guías para estos tiempos.Tanto tú como yo acabamos de leer el maravilloso libro de Harpo.Tentado estoy de nuevo en releer Memorias de un amante sarnoso y a cada lugar que voy ya me estoy imaginando que todo funcionaría mejor si allí estuviran Groucho,Chico y Harpo.
El diálogo de Pluma de caballo (que no recordaba)me ha hecho pensar en uno de mis últimos post en donde escribo sobre la estupidéz del automóvil.
Ya te digo,algo está pasando.
Un fuerte abrazo,amigo.
Pues que está de moda volverse un poco loco para poder soportar esta mierda de realidad que nos rodea, creo yo. Yo, allí donde voy y veo reunido a un número considerable de gente me dan ganas de gritar: ¡¡¡¡Tres hurras por el capitán Spaulding!!!!
En cualquier caso, con Groucho de por medio, lo que pase bienvenido ha de ser.
Abrazos.
Sin palabras 😆