Diálogos de celuloide – Jardines de piedra

¿Cómo te llamas, soldado?

Willow, mi brigada.

¿Te gusta el ejército, Willow?

Me gusta mucho, mi brigada.

Hum… ¿Has estudiado biología en la escuela?

Sí, mi brigada.

¿Cómo copulan los gusanos?

No copulan, mi brigada; se reproducen asexualmente.

Hum… Un concepto interesante. Dime Willow, ¿sabrías decirme quién tuvo la brillante idea de la reproducción sin sexo?

¿Su mujer, mi brigada?

Gardens of stone. Francis Ford Coppola (1987).

15 comentarios sobre “Diálogos de celuloide – Jardines de piedra

  1. En esta ocasión, no te has perdido nada en absoluto, Marcos.

    Ni la veas. No, tras eso no hay un bofetón, sino risas apenas contenidas entre todos. En el fondo se quieren. Es que matar, une. Debe de ser eso.
    Besos.

  2. ¡Pues vaya! El título me había ilusionado, me gusta. Luego he recordado La chaqueta metálica, claro. Y el final, pues, de piedra me he quedado yo porque me parece poco probable y tontorrón.

  3. El diálogo tiene su aquel, pero lo malo es que no consigo acordarme de si he visto o no esa película. Esto quiere decir que si la he visto me gustó poco, así que, habiendo leído los comentarios anteriores, mejor me quedo quietecito y no compruebo nada…

    Un abrazo.

  4. Nada, Carlos, ni te molestes.

    Tiene algún momentillo, Roberto, alguna imagen, pero es uan colección tan pacata de tópicos patrioteros y sentimentalismo barato que, yendo añadido el nombre de Coppola, da vergüenza ajena.

    Pues eso ya quiere decir mucho, Josep. Bueno, puedes experimentar el secreto placer de averiguar si la has visto o no, y si esto último se confirma, darte el gustazo de renunciar a verla. Pasar de un bodrio seguro también proporciona satisfacción. Dos horas de vida a dedicar a otra cosa.
    Un abrazo.

  5. La última frase es un ¡zas! en toda la boca pero por lo que he leído en un comentario anterior todo se queda en unas risas …

    ¡Vaya temporada que pasó Coppola de cine «alimenticio»!

  6. Sí, la idea de la secuencia es que dos veteranos, sargento (James Caan) y brigada (James Earl Jones; por cierto, qué poca presencia de los brigadas en el cine bélico…), son ex compañeros del padre del chaval, y van a tocarle las narices en una inspección para divertirse; el mozo lo sabe, y claro, cuando contesta lo que contesta, aun conociendo los riesgos, cuenta con la indulgencia de los camaradas de su padre, que se ríen entre dientes con la salida del muchacho.
    Ese cine de Coppola, a la par que alimenticio, es malo con ganas.

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