Diálogos de celuloide – Dos hombres y un destino

ETTA PLACE: Butch, si te hubiese conocido antes a ti, ¿nos hubiéramos comprometido?

BUTCH: [Pausa] Montas en mi bicicleta. Y eso, en algunos países árabes, es igual que estar casados.

Butch Cassidy and the Sundance Kid. George Roy Hill (1969).

11 comentarios sobre “Diálogos de celuloide – Dos hombres y un destino

  1. Una maravillosa película que ya hemos hablado y escrito sobre ella.Vista hoy conserva todavía toda su frescura y encanto.»Amigo»-diceButch-«Yo veo claro.El mundo está ciego».Eso sí,nunca llegó a acertar con los destinos elegidos,o quizá,porque el mundo era ya demasiado ciego.

    Espero que este post no tenga ningún sentido metafórico.Lo digo por lo de ayer.No puedo imaginarme a dos personas en la misma bicicleta recorriendo las calles zaragozanas.De todas maneras espero tu crónica.Me debes,al menos,una.

    Un fuerte abrazo.

  2. También dice eso de: «cada vez que vengo a este lugar, es como verlo de nuevo». También dice eso (sobre Bolivia) de: «conozco el país, y un poco sus costumbres». Pura filosofía del optimismo…
    Nada que ver, amigo Paco. Nada de montar en dos ruedas. Nada de montar, en general.
    No te preocupes, que cumpliré.
    Abrazos

  3. Me encanta esta película y me encanta el trío Butch-Etta-Sundance.
    Toda película que muestre vitalidad… se convierte en película amada.
    Me encanta la frase de Etha cuando se encaminan a Bolivia: “Si me voy con vosotros no lloraré, os curaré cuando estéis heridos y remendaré vuestros calcetines, haré todo lo que me pidáis excepto una cosa. No quiero veros morir, me perderé esa última escena”.

    Beso
    Hildy

  4. Menudos tres… Recuerdo el «accidente» de doblaje que supone en español convertirlos en bandidos franceses: en la película son yanquis que intentan hablar en español; en la versión en castellano los hacen pasar por franceses para que ciertas escenas tengan sentido. Eso hace que algunas secuencias cobren una dimensión cómica que en el original en inglés no es igual.
    Besos

  5. La escena de la bicicleta es mítica no ya solo por los diálogos, sino también por el indescriptible encanto de Paul Newman y Katharine Ross y el «Raindrops Keep Fallin’ on my Head» de fondo. Uno de esos momentos del cine que dejan huella para siempre.

    Un saludo

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