Sublime momento el colofón a este tiroteo del fenomenal western de Sam Peckinpah Pat Garrett y Billy the Kid (1973), en el que las miradas, las lágrimas y las medias sonrisas de ternura y emoción de Slim Pickens y Katy Jurado lo dicen absolutamente todo sobre lo que significa una muerte, quizá esperada, en un ambiente hostil en el que sólo se han tenido el uno al otro, su amor y su cariño, para sobrevivir, mientras suena Knocking on heaven’s door, de Bob Dylan. Un momento sobrecogedor que nos habla como pocos sobre el romanticismo en el western, sobre la poética de la muerte.
Me parece que ya sabes lo mucho que me gusta esta magnifica película en todos sus aspectos.Es un intenso poema visual incluso el uso del color en algunas escenas como por ejemplo cuando hablan Billy y Dylan en mitad del viento y en un rojo crepuscular.La banda sonora es un prodigio y la Katy Jurado fumándose ese puro.Nunca estuvo tan bien James Coburn.Yo vi esta película hace muchos años en el cine en su formato original,y,amigo,no hay color. grandeza del cine. Esta película como todas las demás del viejo Peckinpah no puede verse sino en una pantalla de cine pues el carácter torrencial de sus imágenes nunca se aprecia en su plenitud en la pantalla doméstica de un televisor.Lástima.
Un fuerte abrazo desde la frontera.
Lo sé, lo sé, amigo.
¿De qué frontera me hablas? ¿Antes o después del referendum…? Perdón, ¿de la «consulta»?
Tienes toda la razón en cuanto a Peckinpah. Jopé, lo que debe de ser «La huida» vista en su tamaño…
Abrazos
«La poética de la muerte»….¡qué bueno! Qué bien queda Knocking on heaven’s door aquí. Una escena para enmarcar.
Desde luego, queda mejor su música que el propio Bob Dylan como matón con gafas. Tiene cara de roedor en esta película.
Ay, Alfredo, me tienes como una tonta echando lágrimas frente el ordenador… y, al loro con la confesión, Pat Garrett y Billy the Kid ¡está en mi baúl de películas pendientes!
Pero ha sido ver el rostro de Katy Jurado mirando con ese cariño increíble a Slim Pickens que le devuelve la mirada, como diciéndola, adiós, compañera, el fin es inevitable… fue bonito mientras nos conocimos… y no he podido contenerme.
¡Eso no se hace!
Besos con lágrimas y un arsenal de kleenex
Hildy
Mi querida Hildy, es que el western no está reñido con la emoción romántica.
Pídeme una indemnización, que seguro que te la doy…
Besos
La ví en el cine cuando tocaba y luego en la tele y hasta hace muy poco no he pillado el dvd y me propongo verla cualquier día en v.o.s.e., que ya toca, también. Esta escena, con su música, inolvidable siempe.
Tienes razón en cuanto al aspecto ratonil de Dylan…. 😉
Un abrazo.
Creo que sí, a mí al menos me recordó ciertos dibujos animados que ven mis sobrinas… Imagino que en el catering le reservarían las avellanas y las nueces…
Abrazos
A mi me agrado toda la película ,en esa película conoció mi padre a todos esos grandes actores ,también participó en ella al 100% desde mexico