El 7 de agosto de 1972 falleció Tom Neal a causa de un infarto. Pero su carrera cinematográfica había terminado veinte años antes, y de manera no menos abrupta.
Tom Neal nació en 1914 en Evanston (Illinois), y decidió dedicarse al cine tras haber actuado en el teatro y saltar desde allí a aparecer esporádica y brevemente en algunas grandes producciones del Hollywood de finales de los años 30. Si ha pasado a la historia del cine en la misma medida que ha engrosado el libro de rumores, mitos, leyendas y sucedidos tristes de Hollywood ha sido gracias a su aparición en películas, consideradas hoy de culto, de los años 40, como Jungle girl (John English y William Witney, 1941), coprotagonizada por Frances Gifford, y, sobre todo, la excepcional Detour (Edgar G. Ulmer, 1945), magnífico film de cine negro de bajo presupuesto absolutamente magistral en todos sus aspectos.
Fuera del cine su fama fue mucho más considerable. En primer lugar por su famosa pelea pública, a plena luz del día y ante innumerables testigos, con el actor Franchot Tone por el amor de la rubia Barbara Payton, con la que ambos mantuvieron relaciones, a veces coincidentes en el tiempo (finalmente, ni él ni Tone fueron su chico definitivo; el ganador de la pelea apenas la retuvo a su lado unos meses). Pero, principalmente, por un giro irónico del destino que bien pudiera haber formado parte del argumento de Detour, a raíz del asesinato de su esposa, Gale, y de su detención, juicio, condena y estancia en prisión durante años.
Cuando salió de la cárcel, el cine ya había acabado con él, y sólo puro arrastrarse por la vida hasta que se lo quitó de enmedio a la edad de 58 años.
Es muy fuerte la historia de Tom Neal… es como si le hubiese seguido la estela de destino fatal continuo de Detour.
Juraría que es la única película suya que he visto… ese pianista arrastrado por una serie de desgracias y mala suerte…
Besos
Hildy
Joder! Esto tenía que haber aparecido en el Hollywood Babilonia de Anger. Dicen en la wikipedia que le pegó un tiro en la cabeza… y por lo visto estuvo seis años (poco me parece para alguien que asesina)… En fin, para lo que le duró salir en libertad condicional.
Qué vidas más tristes algunas.
Un saludo.
Pues sí, mi querida Hildy; si aún va a tener razón el ministerio y es mucho más sano (y caro, carísimo) viajar en AVE…
Besos
Creo, David, que Anger lo menciona de pasada cuando habla de la pelea pública de Neal y Franchot Tone. Pero merecería seguramente un capítulo entero, poqrue vaya elemento.
Saludos
Edgar G. Ulmer también es una de las figuras más enigmáticas y estimulantes del cine rodado en la trastienda de los grandes estudios de Hollywood y uno de los autores que, sin duda por desconocimiento – casi el mismo que sigue teniéndose hoy de él, quedó
apartado, incluso, de las primeras reivindicaciones cahieristas. Y Tom Neal,claro.Tanto el director como la magnífica película y el actor ya da de sí una gran historia, ¿no lo crees? Son estas cosas las que hace que el cine sea tan grande y tan trágico a la vez.Como la vida misma.
Abrazos,amigo.
Vaya con Tom Neal. Qué mal le trató la vida! Esa fotografía que has incluido del principio de “Detour” es estupenda e ilustramuy bien su realidad. Abrazos.
Efectivamente, Paco, Ulmer aparece ya en una curiosa película alemana que aglutina a algunos de los grandes maestros de la emigración a América: “Gente en domingo”. Junto a Ulmer, en esta película, están los hermanos Siodmak, Fred Zinnemann y… Billy Wilder.
Abrazos
Pues sí. Aunque, si lo piensas bien, el que más maltrató a otros fue él.
Abrazos
Debo haber visto alguna de las películas que mencionas, Alfredo, porque sin acordarme de nada, me suena muchísimo ese rostro que encabeza; es lo que tiene ser buen fisonomista pero con la cabeza hueca… 😉
Puede que haya visto Detour, a la que todos alabáis, así que, por si acaso, a la lista de pendientes se va directa: total, si la ví, no la recuerdo… y la disfrutaré como nueva…. 😉
Un abrazo.
“Detour” es la prueba de que con cuatro duros y mucho entusiasmo puede hacerse muy buen cine. Se le ven las costuras, sí, pero atrapa el poder de su fatalidad.
Abrazos