Esta canción del malogrado Sam Cooke (su violenta muerte a balazos sigue siendo para muchos un misterio sin resolver) es protagonista de una de las mejores secuencias de Único testigo (Witness, Peter Weir, 1985), en la que el policía que interpreta Harrison Ford utiliza la música como medio para la seducción de la joven madre amish a la que da vida Kelly McGillis.
Una película de estructura simple y tópica pero muy bien trabajada en cuanto a realización e interpretaciones, en la que los temas de base son el choque cultural y la corrupción de una sociedad que ha perdido sus valores. Vamos, lo que viene a ser todo un Wonderful world.
Y de postre, claro, el tema íntegro. Hala, a hacer karaoke…
¿Qué fue de la guapa Kelly McGillis? Sería una idea estupenda poder hacer un recorrido por las canciones clásicas americanas que se popularizaron años más tarde en películas horteras, sobre todo cuando las introducen en las escenas vitales. Sería para reírse,amigo.Bueno, el caso de Unico testigo,no.aunque, Harrison Ford es un actor pésimo a escepción de Han Solo y Indiana Jones.Me viene a la memoria otro temazo como Wondelful World, Unchained Melody, que se popularizó mucho más con la película que tocaba ya los noventa Ghost de Jerry Zucker. Allí suena cuando la Moore está toda pringada de barro y entra en escena el malogrado Swayze. Como recurso cinematográfico es lo más fácil; pones una buena canción y una escena mediocre y las marujas se vuelven locas.Te lo digo que yo pacedí con una antigua novia la fiebre de Dirty Dancing.A Buñuel no le gustaba introducir música en sus películas si no se veía el aparato de donde provenía. Estoy con él, y mira por donde aquí en Unico testico,tiene su sentido.
Un fuerte abrazo.
¿Tú quieres alegrarme el día? Ponme un momento musical de cine que me apasione. Y querido mío, este de Único Testigo… me apasiona. Y no me canso de ver la escena y de escuchar esa canción que sale de una radio de coche…
Besos
Hildy
Creo, mi querido Paco, que la amiga Kelly vio muy mermada su carrera (ahora es carne de telefilme de sobremesa) cuando se supo, o reveló, no lo sé, que le gustan las chicas, y no los chicos. Cosas de América, ya sabes.
Muy interesante lo que comentas: la creatividad musical en el cine actual descansa en buena parte no en el talento compositivo o en el empleo de la música para rubricar situaciones y emociones, sino en tener el bolsillo bien lleno para comprar derechos de canciones que den el trabajo hecho. Algunos talentos (Scorsese, Tarantino) han sabido hacer de esto marca de la casa; pero en muchos otros no es más que un truco barato en el que demasiado a menudo colaboran discográficas, artistas y cineastas para abrir nuevas oportunidades comerciales. O sea, vender discos.
¿Recuerdas la anécdota de Buñuel cuando quiso grabar con una orquesta la música de «Los olvidados»? Tremenda…
Abrazos
Mi querida Hildy, ya sabía yo que te molaba… En fin, también las radios de los coches emitían otras cosas que ahora. Pararse en según qué semáforo es abrir la puerta a la contaminación acústica…
Besos
La vi en la tele hace tiempo. Ahora al recordarla tu, recuerdo, valga la redundancia, que me gustó.
Estupenda la música.
Saludicos
Bueno, no deja de estar muy vista, y la fórmula se ha repatido hasta la saciedad (con amish, con judíos, con musulmantes, etc., etc.). Pero probablemente ésta es la mejor de ese tipo.
Saludos.
¿Que hacéis aquí? ¡¡Con música!! Pues que van a hacer, hombre … 😉
Pues eso, lo de toda la vida, ¿o es que el barbas ese nació del aire…? El mayor pecado que hay en la vida es obligar a otros a aburrirse.