El Hombre Sardina vs. El profesor Bacterio. Este título sería sin duda menos glamuroso pero más exacto con el contenido de este megabodrio titulado Iron Man y dirigido por un tal Jon Favreau, insignificante autor de películas de cacharrería insulsa en cuyo contenido el volumen de las explosiones es inversamente proporcional a la cantidad y calidad de la inteligencia y de buen gusto vertidos en ella. El prácticamente unánime (y, por eso mismo, sospechoso) aplauso de la crítica no esconde que se trata de una de tantas películas de superhéroes, adaptación de un tebeo de Stan Lee (que tiene un papelito en la película) con el sello Marvel, en las que sus supuestas notas positivas no son más que antojos publicitarios, amplificados por los corifeos de turno, que no se corresponden más que con un vacío pretenciosamente llenado de humor banal, falsos traumas, tensión hueca, parafernalias y petardeces visuales, y dramatismo de chichinabo. Es decir, lo habitual en una película de superhéroes basada en tebeos.
Como siempre, partimos de una arquetípica y pobrísima explicación de la realidad de las cosas (incluso de las ficticias), ese gran absurdo que supone el combate entre el Bien y el Mal, y de un multimillonario -porque, claro, ser superhéroe cuesta una pasta porque cotiza el máximo en la Seguridad Social- que abomina de lo que representa el capitalismo especulativo y se dedica a hacer el bien sin mirar a quién (eso sí, sin dejar de ser multimillonario y vivir como tal, faltaba más). Exactamente lo contario de los promotores de los tebeos y de la película, que renuncian, claro está, a ganar dinero y hacerse millonarios con ellos… En este caso, el pecado va incluso más allá. Porque el amigo Tony Stark (Robert Downey Jr.) es un bon vivant, frívolo, bebedor, pendenciero y burlón, al que se la trae floja enriquecerse ideando armas y comerciando con ellas, siendo un adalid de la autodestrucción del ser humano. No hay ética ni principios. En esas está cuando, durante una patrulla americana por Afganistán, es capturado, no sin antes hacerse con un «corazón» nuevo. Para huir, crea la Sardina Humana, una armadura de hierro a la que acopla armas como gadgets y con la que le da estopa a los talibanes, que son malísimos. Por supuesto, la película no dice nada que quiénes son los talibanes, quién les llevó al poder en el país y quién los estuvo armando durante años para que lucharan contra los rusos, ni, por supuesto menciona a un cachorro llamado Bin-Laden como agente americano al servicio de la guerra santa anticomunista… Pero claro, es una película de superhéroes: se ponen los calzoncillos por fuera, po tanto, no se les puede exigir que tengan cerebro y mucho menos que lo usen…
Así las cosas, pues el multimillonario decide salvar el mundo, qué narices, y para eso crea una Sardina Humana perfeccionada que dispara mejor que cualquier tanque, vuela más alto y más rápido que cualquier avión, y ametralla que no veas. Todo eso sin que el peso le impida moverse como un gimnasta olímpico en una piscina de bolas. Y es que la experiencia afgana lo ha hecho un hombre bueno y sensato, que cambia de vida radicalmente. Pero, claro está, tiene que haber un malo maloso, que es su socio empresarial (Jeff Bridges), que también vende armas y es malo, no como Stark, que vende armas pero es bueno. Y más buena todavía es su asistente-chica para todo (Gwyneth Paltrow), con la que se abre la puerta a la habitual tensión sexual no resuelta, aunque los dos son ya talluditos para andarse con los tontunos remilgos santurrones con los que el guión los retrata. La bella se verá amenazada, y el bueno se carga al malo. El multimillonario sigue siendo multimillonario, los malos siguen siendo malos, y que viva América. Fin de la historia.Con semejante encefalograma plano, no cabe imaginar las razones por las que la crítica emite sobre ella elogios difícilmente justificables, por no decir directamente infundados. Se dice que es elegante, cuando carece de profundidad, encanto y psicología mínimamente desarrollada en unos personajes que no son más que perchas, y cuando la fotografía, cuando no está extraída directamente de los videojuegos, se reviste de esa asquerosa pátina digital que lo uniformiza todo, plastificándolo con retoques de laboratorio para construir una estética irreal, aséptica, como esas caras de las que se borran las arrugas en las fotos. Se dice que es entretenida, aunque dura más de dos horas en las que el estatismo inicial, bastante aburrido, se convierte en explosión de cacharrería sin sentido, en acumulación de efectismos, explosiones, insensateces narrativas y caprichos de guión al servicio de un falso sentido de la espectacularidad, saltándose incluso las leyes de la física y del sentido común, para construir una narración plana plana, sin picos de interés, sin desarrollo, sin clímax emocional desligado de su apoteosis de casquería ni complicidad ni química entre su pareja protagonista. Se dice que es intensa y divertida: para crear tensión es precisa la incertidumbre, la emoción, un resultado incierto, cosa que no se da aquí al tratarse de una historia absolutamente previsible (¡¡¡¡que se enteren de una vez!!!!: las secuencias «de informática», las investigaciones con ordenador y el «suspense» de descarga de archivos, NO ES EMOCIONANTE); en cuanto a lo de la diversión, ésta parece descansar en el supuesto humor que exhibe Downey Jr., al que trabajo tras trabajo (después de que Hollywood le haya santificado gracias a la taquilla una vez recuperado -o eso dicen- de sus coqueteos con las drogas y la cárcel) se le pretende dotar de esa imagen de tipo irónico, ocurrente, mordaz, sarcástico (lo mismo ocurre con su espanto de Sherlock Holmes), que le viene grande, y que le hace flaco favor a un actor más solvente de lo que cabría esperar cuando se limita a hacer su trabajo, que no es otro que interpretar personajes dignos de tal nombre. En cuanto a este plano, el interpretativo, la Paltrow es el esperable florero -algo mustio-, y Bridges… Pues Bridges se limita a emular, involuntariamente, al profesor Bacterio de los tebeos de Ibáñez.
La sensación que deja al film, además de un inmediato vacío, es la de haber contemplado a un gilipollas divirtiéndose con sus millones en una gigantesca máquina de videojuegos digitales, en la que la violencia pretenciosamente metafórica y trascendental huye de cualquier idea de análisis, en la que las armas están presentes pero, curiosamente no el sexo ni el tabaco (ese asqueroso puritanismo yanqui), sin niveles de lectura, ni profundidad, ni riqueza temática ni narrativa de ningún tipo, mero escaparate para una aventura superficial que nunca debió salir de las páginas de papel, o hacerlo para ser encarcelada en una consola para diversión de los niños de cuarenta años que todavía juegan a las maquinitas. La película ni siquiera es una fantasmada agradable, como pueden ser las de James Bond; es pura pirotecnia barata envuelta en oropeles digitales. Lo llaman cine y no lo es.
Acusados: todos
Atenuantes: el homenaje involuntario al Profesor Bacterio
Agravantes: dos horas y pico. Y dos partes más.
Sentencia: culpables
Condena: sustituir a Javier Bardem en su antiguo personaje de Calzoncillo Man en los programas de Pepe Navarro…
La-pi-dario – mor-daz – y JUSTO!
Un alivio encontrar comentarista que desenmascara la fraudulencia.
Es de madrugada. Podré dormir tranquilo. Buenas noches.
Confieso que empecé a verla por curiosidad, sinceramente interesado por un producto del que había escuchado -incluso en boca de gente conocida de cuyo criterio suelo fiarme- muchas cosas buenas: qué decepción, qué horror… Pero nada, tres partes. Y espera…
Buenos días.
Parece mentira que este actor hiciera de Chaplin en , pues eso, en «Chaplin».
Eran otros tiempos, antes de la fama, la cárcel, las drogas, la violencia… No me entiendas mal, a mí me parece un buen actor perdido en un cine en el que no le ofrecen más que basura, o, en cambio, personajes caricaturescos en los que encasillarse (siempre el tipo desastrado, agudo, irónico y caótico). A diferencia de otros de su generación, creo que sí podría hacer mejores personajes y mejores películas, pero, ¿los hay en Hollywood? Pero, como otros de su generación o de su importancia, no le veo esa capacidad para arrebatar, para sostener el dramatismo, por ejemplo, en un primer plano. La verdad es que hoy no hay actores que sean capaces de contar una historia sólo con una cara, con un gesto, con una mirada. Di Caprio, Hanks, Pitt, Downey Jr., etc., no son más que una fachada tremendamente superficial. Pueden dar el pego, pero si rascas, no hay nada debajo.
Nunca me he sentido seducida por el cine de super héroes. Apenas los visito o disfruto de ellos. Así que nunca, nunca he visitado al hombre de hierro. Robert Downey Jr. sí podría ser un motivo para acercarme a esta película. Recuerdo que me impactó cuando le vi en Golpe al sueño americano y bueno está dentro de mi nómina de actores que me pueden arrastrar a ver una película…
Como siempre que leo tu sección La tienda de los horrores, una sonrisa sale en mi rostro.
Besos
Hildy
Pues a mí, a excepción del Batman de Nolan, esto de los superhéroes me parece una gilipuertez, en papel, en cine y donde sea. De una ramplonería y de una superficialidad bárbara, a pesar de la cantidad de gente, ya de cierta edad, que se hace cruces hablando de su presunta épica y demás morralla…
Pues igual te hago sonreír más esta semana…
Besos
2 horas y media de fuegos artificiales, por lo que veo. La condena me parece justa.
Y sus secuelas…
Igual se queda un pelín corta…
Ja,ja,ja. Me he reído un montón, amigo. Pero esta gran película no se lo merece. La tengo entre las diez mejores películas de todos los tiempos. El profunda, sabia, terriblemente inteligente y no Ciudadano Kane, por ejemplo. Yo me quedo con Ciudadano Marvel. ¿Y qué me dices del genio de Stan Lee? Supera a todos los creados por John Ford. Y ese diseño de vestuario, por dios, pero qué buenos. Esos calzoncillos sobre las medias ceñidas. Iron Man,ah, qué placer de personaje; todo hierro y volando. Qué efectos especiales, madre mía, qué guión. El cine no muere, sino todo lo contrario. Y Robert Downey Jr. que por cierto, detesto el «Jr», porque suena ridículo a la hora de hablar de él verbalmente. El hombre sardina, mucho mejor que el libro de Cabrera Infante; Cine o sardina. ese Cabrera no entiende de cine. Iron Man, una obra maestra absoluta. Antes los amantes del cine querían imitar a Rick de Casablanca. No veas qué palo, tío. Yo voy de Iron Man porque hay que tener más güevos, ¿no te lo crees? Intenta volar con todo ese peso, ya verás, tío.Y lo de Bardem me parece genial, te lo digo de verdad, tú bien sabes lo que me pasó con él. Iron Man, qué película; la uno y la dos, posiblemente la última es mucho mejor porque hay que estár a la altura de su inteligencia. Ojalá no paren de hacer películas como esta para que el cine no se muera porque si se muere viene Iron Man y le mete una hostia de cojones a quien se atreva a eso.
Te perdono lo que has dicho de ella porque te conozco que sino, te mando un tío de esos creados por el genial Stan Lee, por ejemplo, Namor, el príncipe del mar (¿lo pillas?) eres de Zaragoza y él no podría llegar hasta allí. Ja, ja, ja, pero qué listo que soy, tío.
Un fuerte abrazo.
Namor, ¿quién puede tomárselo en serio con ese nombrecito? Me suena a Hombre-besugo…
Pues sí, estoy ansioso por ver la nueva, a ver si el cine implosiona con tanta neurona suelta…
Tienes razón, el Jr. suena a gilipuertez en un señor tan mayor.
John Ford? Ese jugaba en el Manchester, no?
Abrazos
Hacía tiempo que no pasaba por aquí… sin duda que me alegro que todo siga en su sitio.
Reconociendo el increíble nivel cinematográfico de esta web, recuerdo anteriormente haber mantenido algún debate con el creador de esta página al hilo de alguna película incluida en esta sección bajo mi punto de vista inmerecidamente. Y aunque éste lo niegue, creo que en muchos casos la subjetividad juega un papel muy importante, como todo en esta vida.
En otras cosas estoy muy de acuerdo, y además es una discusión que suelo tener con mucha gente acerca de los gustos y lo que es bueno o malo. Siempre les digo lo mismo y se cabrean, hay que saber distinguir entre lo bueno y lo malo, y distinguirlo del gusto personal. Por qué no puede gustarme una soberana mierda de película?? Es una mierda lo sé, pero a mí me gusta y ya está, otra cosa es tildar de mierda algo que no te gusta, y eso en ocasiones nos pasa a todos.
Después de esta reflexión (más bien paja mental) sólo un apunte para el autor, ya que hay algo con lo que no estoy nada de acuerdo de sus apreciaciones, y que me parece a veces una visión muy elitista o snob del cine. Es el dar por hecho que a quien le gusta alguna película de esta sección, o más grosso modo que a la gente le guste determinado tipo de cine sea acusado de desconocer referentes y ser por así decirlo ignorante en la materia. Puede que los haya, seguro, de hecho conozco a muchos, pero que te guste “El Club de la Lucha” (a mí me parece un peliculón) o subgéneros como el gore no te convierte automáticamente en un ignorante. No sé por qué tiene que ser incompatible admirar el expresionismo alemán, el western clásico o al maestro Hitchcock por poner algunos ejemplos a que también te guste el simple entretenimiento descerebrado de “Terminator 2”, aun reconociendo la infinita diferencia artística entre un tipo y otro.
Espero que se me haya entendido.
Un saludo
Se te entiende, Miguel, gracias.
Debo reconocer que tienes razón en tu apunte. Cuando se pretende expresar una idea como la que yo insisto en transmitir a menudo (esto es, que la calidad del cine generalista ha caído en picado con respecto a épocas pasadas, y que una de las causas de este fenómeno de empobrecimiento progresivo deriva de la pérdida de calidad del público como resultado de una pérdida generalizada de valores, puntos de referencia, etc., en la sociedad a todos los niveles) hay que afinar más y, desde luego, hay que dejar espacio para el reconocimiento de las excepcionalidades diversas que pueden darse. Si el cine como expresión cultural es un fenómeno histórico comprobado, también lo es el cine como evasión, en todos los países, en todos los formatos y en todas las épocas. Por tanto, se acepta la moción y se tendrá en cuenta para el futuro. Espero recordarlo para que no me caiga otro rapapolvo…
Solamente dos cuestiones puntuales más: 1) que esta sección, no siempre, pero sí lo más a menudo que puedo, se elabora en clave de humor (aunque habrá quien no quiera colocarle ese adjetivo porque no le hará ni puñetera gracia…) y que por tanto hay un relajamiento de rigor y observación tanto en su concepción como en su redacción. Se trata de una forma de «desoxigenar», o de dejar pasar un poquito de aire fresco.
2) Sobre «El club de la lucha»: como bien dices, te puede gustar cualquier cosa (incluso algo malo), siendo perfectamente legítimo que así sea. Aquí siempre hemos dicho que el gusto es soberano, que por encima de él no hay nada, que no se critican gustos, sino películas, y que te guste este o aquel producto cultural no necesariamente implica una etiqueta para la persona. Yo siempre me he puesto como ejemplo al afirmar mi gusto por ver películas de Bud Spencer y Terence Hill… Pero, volviendo a «El club de la lucha», tendrás que reconocer, Miguel, que es tramposa en su concepción, y que engaña al espectador. Se puede discutir más o menos en torno a la superficialidad de su contenido, digamos, intelectual (a mí me parece banal, vulgar y muy poco elaborado), pero no se puede negar que la película, lejos de los mejores niveles de las «películas con sorpresa», incluye en su guión elementos, en concreto una escena, que no sirve tendenciosamente al espectador a pensar algo concreto para sorprenderlo después, sino que, directamente, le miente. Otro caso similar es «Shutter Island».
Pero, como digo, toda la razón en el primer argumento, y espero recordarlo en adelante.
Uffff pues lo último que quería que fuera esto es un rapapolvos… simplemente una pequeña crítica constructiva quizá más enfocada a los comentarios que a la crítica en sí, siento que se haya visto así. Porque lo que es la forma en que despellejas las películas me parece genial, y coincido contigo en el 90% de los truños que evocas. La verdad que me río un huevo, sobre todo con esas que los medios nos han pintado como obras maestras y luego son más falsas que las flores de plástico. Y ese sentido tan crítico, sobre todo con gran parte del cine actual, lo veo normal en alguien que ha visto tanto y tan buen cine (yo no he visto ni la mitad eso te lo aseguro), el culo está bastante pelao como para que a uno no le den gato por liebre.
En cuanto al “Club de la Lucha”, completamente de acuerdo en que es tramposa y efectista a más no poder, es lo que tienen estas películas de giros y sorpresas de guión, pero eso no hace bajo mi punto de vista que sea mala, quizá lo que haga es que no sea redonda. Yo soy de los que opina que una película puede tener un guión no muy bueno o un argumento muy simple, pero a veces cómo está plasmado en la pantalla puede convertirla en una gran película. Y no sé, pero a mí el estilo de Fincher la verdad que me suele gustar, más allá de que a veces sea un tanto videoclipero.
Hay un ejemplo en una de mis películas preferidas, película tramposa y absurda en todo el metraje a más no poder, como es “Con la Muerte en los Talones”, lo cual no impide que a mi modo de ver sea una Obra Maestra incontestable. Pero es que en manos de ese maestro hasta una de Disney tendría algo. Y que conste que jamás se me ocurriría comparar ambas porque no hay color, aunque sí creo que vale como ejemplo.
Con “Shutter Island” he de decirte que también me gustó, excepto cuando abusa de los sueños y las ilusiones en la parte central de la película, pero aquí he de reconocer que con tito Martin no soy nada objetivo, me ha hecho disfrutar tanto con sus películas que le perdono todo jeje. De hecho dos de mis pelis fetiche son suyas, “Taxi Driver” y “Goodfellas” me vuelven loco oiga.
Volviendo a las críticas una recomendación, veo que a Ridley Scott le metes bastante caña, así que para cuando un ensañamiento con su mayor bodrio hecho hasta la fecha sólo detrás del insuperable subproducto ese de la “Teniente O´neil”? como no hablo de eso llamado “Prometheus”, que madredelamorhermoso, encima nos venden como precuela de “Alien”, que manía tienen algunos en enmierdar su propio legado.
Un saludo, y seguiré leyéndote a pesar de todo! jejeje
Digamos, entonces, que tanto «El club de la lucha» como «Shutter island» no respetan el primer mandamiento del guión, la coherencia interna, aunque, convenientemente envueltas en pirotecnia y maniobras de despiste, puedan dar el pego o incluso saber bien. Como un postre muy rico pero muy malo para la salud…
Tomo nota de Scott, pero te hago notar un detalle: hablamos bien de él cuando ha lugar (por ejemplo, cuando tratamos «Blade runner») pero no cuando no da motivos (prácticamente todas las demás…). Pero creo, honradamente, que no es culpa suya, o no del todo. Simplemente, es un cineasta de gran talento, creo, que se hubiera desarrollado mucho mejor si su carrera hubiera empezado veinte años antes de cuando lo hizo.
Saludos y bienvenido siempre que quieras
Ninguna duda sobre su talento, de hecho la puesta en escena, fotografía y demás son de nota. Y no seré yo el que le despelleje, que “Blade Runner”, “Alien” (mi preferida y para mí la mejor) y “Los Duelistas” me parecen grandísimas películas, pero creo que ha perdido algo el norte y por supuesto que su último trabajo me ha decepcionado mucho mucho. Quizá es que le exigimos demasiado??
Un saludo
Yo creo que la cuestión es que quiso ser comercial sin dejar de ser autor, y terminó siendo ni chicha ni limoná. Fíjate, hay todo un pelotón de películas suyas («La sombra del testigo», o «Black rain») que contienen un poco de todo, momentos estupendos y grandes pifias. Hay otras («1492») en las que el guión, de entrada, es pésimo. Es realmente un fenómeno a considerar. «Red de mentiras» es otro truño infumable, aburrida y confusa en intenciones hasta decir basta.
En todo caso, aprovecho que citas «Los duelistas» para remitirme a mi último inciso anterior. Esa película es puro cine clásico, y a la vez moderno, en 1977. Scott era mejor cuando empezó.
Saludos.