– Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir.
Frase inolvidable para toda una generación que tiene a La princesa prometida (The princess bride, Rob Reiner, 1987) como uno de sus referentes infantiles o juveniles.
El desenlace de la secuencia no se lo cree ni él, pero, ¿qué más da? ¿Es que acaso no es todo posible en los cuentos?
qué gran frase cinefilera!! también twitteada por mí en alguna que otra ocasión… peli que si pillo por la tv la dejo siempre da igual en que punto se encuentre…. 🙂
Ahora ya no hacen personajes así… Montoya, digo. Ya sabes, por la rima fácil…
Pues sí, yo soy de la creencia de que todo es posible en los cuentos…
Mucho cariño a La princesa prometida.
Y ese es el logro precioso de Rob Reiner… que realmente filma un cuento lleno de imaginación, fantasia, ingenuidad pero con sus dosis de crueldad, oscuridad, violencia y tocando temas con los que hay que enfrentarse en la vida: el amor, la muerte, los obstáculos, las dificultades, el mal, el bien… Todos los ingredientes de un buen cuento…
Besos
Hildy
Toda la razón. Ahora me fijo en los dibujos animados y en las series que ven, por ejemplo, mis sobrinas, y dan ganas de echar la pota. ¿Qué estímulo representan para la imaginación? Yo no lo veo, la verdad. Ahora bien, cuando llegan estas fechas, señalan con el dedico todos los jugueticos que anuncian en la tele. Supongo que es el único estímulo que reciben.
Besos
Gran frase y gran peli. Y ahora sigo a Mandy Patinkin en Homeland, que también está estupendo.
Eso es lo que nunca me ha terminado de encajar del tipo: el nombre. Mandy Patinkin me suena a cualquier cosa menos a una persona. Puede ser un conjuro mágico, un juego de ordenador, una aplicación para el smartphone, una máquina tragaperras… No sé, miles de cosas antes que una persona…
Bueno, algo de mérito para William Goldman, autor del libro y el guión…supongo que la frase (y si no recuerdo mal, el rodaje que más disfrutó)
Mucho mérito, David, por no decir casi todo… Espero que no tenga que ver con Goldman & Sachs…
Ahora Iñigo Montoya trabaja en Homeland… menudo cambio!!
Bueno, Vir, teniendo en cuenta que antes ya había aparecido en «Yentl», como judío ortodoxo y caracterizado como tal, junto a Barbra Streisand, imagino que lo de los cambios radicales lo tiene asumido. El público, no tanto. Es el problema de los personajes que marcan demasiado.
Creo que sigo prefiriendo la novela del gran William Goldman y también gran guionista. Recuerdo de la peli a esa bella princesa que acabó (creo) pasando por la cama matrimonial de Sean Penn y el cuento se jodió. De todas maneras es una frase mítica y me gusta más que las frases sobadas del capitán Alatriste.
Abrazos
Efectivamente, se jodió. Para eso iba, ¿no?
En fin, bromas aparte. Seguramente en la novela no aparecía esa música de sintetizador. Mark Knopfler y tal, pero ochentero a tope…
Abrazos
Bueno la escena tiene algunos puntos cómicos. Primero la sonrisita de Íñigo Montoya cuando dice por primera cvez que ha venido a vengar a su padre. Después lo de Íñigo Montoya rebotando contra la puerta (¿cómo no le da tiempo de escapar al perseguido?) Y el final, sí, es increíble. Parece que se ha sacado el puñal y se ha untado con bálsamo de fierabrás. Pero guardo un bonito recuerdo de esta película. Abrazos.
Ciertamente, el cuento roza a veces -o más que roza- el cuento chino… Pero bueno, no conviene tomársela demasiado en serio. La gran virtud de la película es que no lo hace.
Abrazos.