Köñensonaten: fragmento de Cuentos eróticos (1979)

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Dentro de la irregular, mediocre, aburrida y a ratos estomagante película colectiva Cuentos eróticos, proyecto en el que un puñado de jóvenes (para entonces) directores españoles, presentados por Luis García Berlanga, filman nueve historias que cuentan con el sexo y el erotismo como temática común, destaca la pieza de Fernando Colomo, Köñensonaten, hilarante parodia del cine de Ingmar Bergman, cineasta de culto para aquella generación, que es emulado aquí con mucha sorna por un Colomo que pocas veces antes y después ha rayado a tanta altura en agudeza humorística. Colomo pervierte a la perfección los temas, las estéticas, la realización, los diálogos y las situaciones del gran director sueco para confeccionar un fragmento impagable que es, sin lugar a dudas, lo más rescatable de una película anodina.

4 comentarios sobre “Köñensonaten: fragmento de Cuentos eróticos (1979)

  1. En estos asuntos suele haber mucha ñoñería. Recuerdo ese bodrio de serie capitaneada por Fernando Trueba, La mujer de tu vida (canción incluída). Creo que Berlanga tenía un asunto pendiente respecto al tema del erotismo que no llevó nunca a cabo. Según él quería realizar una película donde un marido tiene delante a su mujer que siempre está desnuda. Pasan un tiempo en una residencia de nudistas, pues bien, él desea verla vestida, le pone ver a su mujer cómo se va vistiendo lentamente, pero no hay manera, está condenado a verla siempre desnuda. Luego el hijo de Berlanga fue el responsable de traer a España la obra de Bukowski, el gran antierótico; el rey de esas mujeres que aparecen en tu cama por la mañana y no sabes quién es y cómo ha llegado allí. Bueno, ahora que lo pienso… no estaría nada mal si…

    Abrazos

    1. Ah, pillín… La verdad es que la participación de Berlanga en esta película se reduce a lucir el body en un vagón de metro y alrededores. El conjunto es muy irregular.

      Recuerdo esa serie, y la canción… De hecho, creo que la puse aquí alguna vez…

      Abrazos

  2. Algo surrealista, ¿no? Bueno, me refiero al teléfono con tela de araña, al póster del «Niño de la capea» y a lo que le nace en la frente…que demuestra, entre otras cosas, que Inga era rubia de bote… Abrazos!

    1. Más que surrealista, es deliberadamente satírico de unas formas de hacer cine que encantaban al «gafapastismo» de la época. Diría que el detalle que aportas está bien visto, pero hijo, es que es de un obvio…
      Abrazos

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