Mes: diciembre 2015
Los números de 2015
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2015 de este blog.
Aquí hay un extracto:
El Museo del Louvre tiene 8.5 millones de visitantes por año. Este blog fue visto cerca de 150.000 veces en 2015. Si fuese una exposición en el Museo del Louvre, se precisarían alrededor de 6 días para que toda esa gente la visitase.
Mis escenas favoritas – Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973)
Charlton Heston (de nombre real Charles Carter; su nombre artístico proviene del segundo nombre de un bisabuelo y del apellido de su padrastro) lo flipa cuando ve la secuencia de eutanasia de esta magnífica película. Secuencia, además, casualmente, que fue la última que rodó en su vida el gran actor Edward G. Robinson. No todo el mundo puede decir adiós al cine con una escena tan magnífica, acompañado, por ejemplo, por Beethoven, Grieg y Smetana.
El cine cumple 120 años
Música para una banda sonora vital – Fallen (Gregory Hoblit, 1998)
Time is on my side, de The Rolling Stones, es el hilo musical de este ingenioso, retorcido y por momentos estimable thriller diabólico dirigido por Gregory Hoblit, y protagonizado por Denzel Washington, John Goodman, Donald Sutherland y James Gandolfini. El guionista lo tenía fácil: acudir a sus ‘Satánicas Majestades’ para invocar al demonio está en el curso de primero de guión de Hollywood (para repetidores).
20 años sin Dino
¡Feliz (y terrorífica) Navidad!
Alfred Hitchcock presenta: Falso culpable (The wrong man, 1956)
En la segunda mitad de los años cincuenta, Alfred Hitchcock ha creado un imperio comercial de ingresos millonarios en torno a sus filmes de suspense y a su imagen como maestro de la intriga y el miedo: es dueño -cosa rarísima entonces y ahora- del negativo de algunas de sus películas, sale a una producción por año (a veces incluso más), posee participaciones mayoritarias en los ingresos de su distribución, es marca de una popularísima y exitosa serie de televisión, se editan colecciones de novelas y relatos de misterio con su efigie, y hasta existe un juego de mesa inspirado en sus atmósferas misteriosas en el que aparece su oronda silueta como reclamo. Hitchcock quiere decir suspense, misterio, terror, pero también, y sobre todo, dinero.
Pero al mismo tiempo el Gran Gordo no se aleja de la realidad, y precisamente adapta para una de sus producciones de 1956 (junto a su segunda versión de El hombre que sabía demasiado y a los capítulos de su famosa serie televisiva) un hecho real, convertido en obra teatral por Maxwell Anderson, que le da pie para tratar una de sus viejas obsesiones (convertida en anécdota de infancia más o menos apócrifa, el día en que su padre lo envió a la comisaría del barrio con una nota para el agente de guardia en que pedía que lo encerraran durante un rato en una celda como medida disciplinaria ante alguna fechoría o desobediencia): el temor a la policía. Esto es un punto de partida, claro está, porque a través de él Hitchcock se aproxima a otras dos constantes de su carrera: una habitual, el inocente perseguido por un delito no cometido (o por un comportamiento indebido para la moral imperante), y otra creciente y cada vez más importante, la irrupción de la locura en un contexto cotidiano. La historia de Manny Balestrero (Henry Fonda, en su glorioso retorno al cine en la segunda mitad de la década tras un lustro de decadencia, refugiado en las tablas de Broadway) es un compendio de todo ello; ambos extremos, la culpabilidad de un inocente y la caída en la locura fueron asimismo explorados por Hitchcock en uno de los capítulos de su serie de televisión, titulado Venganza y también protagonizado por Vera Miles.
Balestrero toca el contrabajo en la orquesta de jazz de un populoso club nocturno, pero el azar quiere que algunos testigos lo identifiquen como el atracador de algunos comercios y oficinas al que la policía busca desde hace tiempo (entre ellos, el detonante del caso, la oficina de seguros donde su mujer tiene contratada una póliza sobre la que desean pedir un adelanto). Como Balestrero tiene un punto flaco, las apuestas hípicas y algunas deudas acumuladas, y los testimonios parecen indudables, es detenido y encausado. Defendido por un abogado voluntarioso pero sin experiencia en procesos criminales (Anthony Quayle) y con todo en contra, la esposa de Balestrero (Vera Miles) va sintiendo poco a poco el peso de la fatalidad, acusa el golpe anímicamente, y cae lentamente en un desánimo que se convierte en depresión y, no tardando, en trastorno precisado de tratamiento. La súbita solución de los problemas legales de Balestrero no suponen la automática cura de los problemas de su esposa, que permanece hundida en el pozo de la locura por tiempo indeterminado. Continuar leyendo «Alfred Hitchcock presenta: Falso culpable (The wrong man, 1956)»
Elecciones, que no es poco
Música para una banda sonora vital – Caro diario (Nanni Moretti, 1993)
Simpática aproximación al mundo personal de Nanni Moretti, esta película dividida en tres partes (En mi Vespa, Islas y Médicos) que aborda la cotidianidad de Roma en pleno ferragosto, el periplo de Moretti y su amigo Gerardo por varias islas del mar Tirreno, y la enfermedad del propio director, sus insufribles picores y el tratamiento de quimioterapia que recibió para curarse de un tumor.
En la primera parte, la romana, además del bello recordatorio a Pier Paolo Pasolini, Moretti recorre en su Vespa varios barrios de Roma acompañado de músicas muy heterogéneas, sugerentes, y también algo zumbonas, como Batonga de Angélique Kidjo, I’m your man de Leonard Cohen, Didi de Khaled o Visa para un sueño de Juan Luis Guerra.