ROSIE: Maryland es un estado muy hermoso.
MARCO: Esto es Delaware.
ROSIE: Lo sé. Fui uno de los trabajadores chinos que tendieron la vía férrea.
MARCO: ¿Es usted árabe?
ROSIE: No.
MARCO: Me llamo Ben.
ROSIE: ¿Cuál es su apellido?
MARCO: Marco.
ROSIE: Mayor Marco. ¿Es usted árabe?
MARCO: No.
The Manchurian candidate (1962). Guión de George Axelrod.
Esta película me gusta mucho. Tengo pendiente un texto. Angela Lansbury interpreta a una de las peores madres que he visto en el cine, muy por encima de la madre de Norman Bates, bueno, ésta estaba hecha unos zorros. El remake con Denzel Washington es una porquería. No sé por qué se hacen remakes de películas tan actuales, sobre todo si son obras maestras. Hay que tener cojones por parte de los guionistas y directores. Es como si le dicen a Ventura Pons que haga un remake de La gran evasión con Juanjo Puigcorbé, Jordi Mollà y Ernesto Alterio; lo haría y después promocionaría la película con tono achulado, como hacen los americanos. En fin, todavía estoy repasando esos maravillosos westerns de los setenta y estoy a la que salto, es decir, que saco el revólver de la funda sin ningún tipo de problemas. Soy Eastwood, me parece… no, no soy McQueen… o quizá Sinatra… mamá ¿porqué te pareces ahora que has envejecido a Paul McCartney?
Abrazos
Ja,ja,ja… Pobre Paul. Esa cara de abuela o de dibujo animado japonés le lleva a maltraer… Mira, ese ejemplo de Ventura Pons va a poblar mis pesadillas varias noches, que lo sepas, bribón (pero qué trío protagonista has elegido, hombre, no podría ser más cutre…).
Ay, los remakes. Como sabes, perdieron su sentido cuando llegó la televisión. Sólo los entiendo si, por razones de censura o por manifiesta incompetencia las películas previas eran o muy pobres o muy malas. Pero, en general, es una práctica a desterrar, como las precuelas, las secuelas, las sagas y toda esa mierda en bote prefabricada.
A mí esta película me encanta. La primera vez que la vi no sabía ni de qué iba, y cuando llegaron las secuencias oníricas (o los viajes, si nos ponemos «técnicos»: en pocos años llegaría la era del LSD) lo flipé tanto como los personajes con sus reuniones de tupperware o diálogos como este (Sinatra sigue bajo el influjo del lavado de cerebro; lo de Leigh es cosecha propia, del personaje digo). Es otra de las cagadas del remake, que pretende solemnizarlo todo y lo hace un aburrimiento.
En fin, hijo, cuida con el revólver, y con Ventura Pons, que los carga el diablo.
Abrazos
Hay en la red imágenes que emparejan a la Lansbury y McCartney porque son igualitos (de viejos). Y lo de Pons ya sabes que tengo problemas con él. Mi psiquiatra me dice que debo tomármelo con calma. Giro la cabeza hacia él y, ¿a quién veo? ¿Y sabes por qué?
Se dice que Sinatra en la escena de la lucha se rompió un dedo y el tío no dijo nada, siguió con su trabajo hasta que se dijo: ¡Corten! Luego Frankenheimer le reprendió por no haber dicho nada. A eso lo llamo yo profesionalidad absoluta. Hoy, Mollà se iría corriendo en busca de su madre, ya sabes, a Pons en un balancín convertido en esqueleto y ella o él y le diría: ¿Sabes por qué soy tu madre?
Más abrazos, amigo.
Sí, pero eso del dedo lo he oído de varios actores. En el caso de James Dean era un rasguño provocado con una navaja en «Rebelde sin causa». Nick Ray cortó para que le atendieran y Dean se cabreó porque estaba metido en el personaje hasta las cejas. En fin, supongo que ocurre más de lo que se cuenta.
Pesadillas, chico, ya te digo. Se me aparecerá Pons vestido de Lansbury y cantando canciones de Paul…
Abrazos
Por cierto, me parece que soy Scottie (James Stewart), o el de La ventana indiscreta…
Mira aquí te dejo una maravilla de vídeo. Soy yo, no lo dudes.
Y ahora sí que me voy.
Sí, sí, lo conozco… Uf, por un momento temía que apareciera Paul McCartney…
Abrazos
… Qué película más extraña El mensajero del miedo y cómo atrapa esta película. El diálogo que nos traes es de lo más delirante… Esta película atrapa la paranoia del momento. Me gusta cada vez más Frankenheimer. Estoy de acuerdo que su remake es de lo más desafortunado.
Beso
Hildy
Rarita, en efecto. Capta toda la psicosis de la guerra fría, el delirio de la obsesión por el enemigo.
Y bueno, Frankenheimer, pues para todo tiene. Lo bueno me parece buenísimo.
Besos.