Como es natural, Happy together, el famoso tema de The turtles de 1967, forma parte de la música de Happy together, película dirigida en 1997 por Wong Kar-Wai y que trata sobre las andanzas de dos gays hongkoneses cuya llegada a Argentina supone el deterioro de su relación.
La película se cierra con la versión en directo de Danny Chung. Y, para comparar, se acompaña del tema original.
Gran canción la de los Turtles, pero si algún tema que me recuerda esta película es la hipnótica «Cucurrucucu paloma» de Caetano Veloso con las imágenes de las cataratas del Iguazú. Un saludo.
Efectivamente, un momentazo. Luego Almodóvar (tan «original» como siempre) abusó un poquito de él para Hable con ella. De todas maneras, esa canción a mí siempre me recuerda a Kirk Douglas, chapurreándola en castellano, en El último atardecer, de Robert Aldrich.
Tienes razón, no había caído. Dos versiones muy distintas de una misma canción…
Hay tantas coincidencias entre el cine de Wong Kar-Wai (que por otra parte imita a Jean-Luc Godard incluso en su forma de vestir, las gafas oscuras y las poses para las fotos), y la literatura de Murakami, que lo hace fascinante. Esa nocturnidad tan iluminada y fantasmal me encanta. Solo lo he visto en el cine americano en la película Colateral, aquella ciudad tan alejada de las sombras y la oscuridad del cine noir clásico donde todo está muy iluminado pero despojado de vida.
Ay, he escuchado el tema de The turtles. Ayer caminando por las calles de Barcelona miles de carteles de la película Las tortugas ninja empapelaban la ciudad aglomerada de chancletas y pantalón pirata, de sandalias con calcetines blancos y cámaras intentando en vano captar todo ese caos. El calor, el hedor de las axilas, japoneses con unas dentaduras a lo Mickey Rooney en Desayuno en Tiffany’s comiendo por la calle cucuruchos de helado. Antitaurinos poniéndote descaradamente delante de la cara un toro degollado. Otros te ponían un osito blanco con sus cuatro patitas muy juntas sobre un cubito de hielo en pleno Ártico. Despedidas de solteros con el futuro marido vestido de travestí. Despedidas de solteras con la futura esposa con una enorme polla de goma en la cabeza. Policía militar con el arma en tercien. Senegales corriendo como gacelas con sus enormes sacos a la espalda repleto de bolsos y deportivas huyendo de unos municipales muy gordos que se cansaban nada más correr tres metros. Carteles por doquier con los caretos de fachas políticos. En fin, la lista es interminable. Te cuento todo esto porque es la película diurna de un país a oscuras a pesar del radiante sol.
Abrazos y buen finde, amigo mío.
Exactamente: todos son centros comerciales o mercados cerrados e iluminados, túneles del metro, pasajes subterráneos, ese tipo de cosas. La deshumanización total, la gente como hormigas o escarabajos.
Menuda fauna urbana… Me temo que de eso tenemos en todas partes y a todas horas (bueno, turistas no, no tantos, y no siempre iguales…). Casi es mejor ese mundo oscuro de Wong Kar-Wai. A Murakami no lo leo, no lo conozco, no puedo hablar.
Abrazos, amigo.