Mis escenas favoritas: La noche del cazador (The night of the hunter, Charles Laughton, 1955)

Momentazo de esa joya cinematográfica, injustamente maltratada en su día, que es La noche del cazador, una obra maestra absoluta, un perturbadora odisea infantil en clave de cuento de terror gótico, o viceversa, con el mejor demonio que podría existir: el predicador Harry Powell.

Robert Mitchum y Lillian Gish sintetizan aquí el verdadero sentido de la relación entre el bien y el mal, o del amor y el odio que el reverendo lleva tatuados en sus nudillos: dios y el diablo, letra y melodía de una misma canción.

Pero ya es veranito, y Mitchum no es tan malote. Aquí nos regala uno de sus magníficos temas playeros: saquen sus camisas hawaianas y sus collares de flores, que toca escuchar un calypso zumbón, Jean and Dinah:

 

4 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: La noche del cazador (The night of the hunter, Charles Laughton, 1955)

  1. ¡Dios, qué pedazo escena!

    … es impresionante todo: Liliam Gish con la escopeta y uniéndose al canto, el búho y el conejo, las sombras, las velas, el despertar de los niños…

    Y ese díptico de Robert cantando como predicador siniestro y Robert con camisa hawaiana… todo un lujazo.

    Beso
    Hildy

    1. Es uno de mis momentos musicales favoritos del cine, cómo se complementan los respectivos cantos de ambos… Dos caras de la misma moneda.

      Oye, y le he pillado el gusto a los calypsos de Mitchum. Soy un frikazo total.

      Besos

  2. Qué bien está en este película Liliam Gish. Simplemente conmovedora. También me gusta mucho esa escena donde ella dice (cito de memoria): «Este mundo no está hecho para los niños», y luego va un búho y se lanza raudo en busca de su víctima. Esta obra es hipnótica, nos sumerge en un mundo extraño pero muy real a la vez: la naturaleza con toda su belleza y crueldad sintetizada en el predicador. Esos nudillos han pasado a ser uno de los iconos de la historia del cine. Ay, y la Shelley Winters, el mismo papel que en Lolita. De niño las confundía. Y, te guste o no los calypsos, el gran Mitchum cantaba bien, tenía buena voz; varonil, fumador, bebedor, el tipo por antonomasia del film noir. Es una lástima que Charles Laughton no llegara a realizar más películas después del fracaso de La noche del cazador. Hay que joderse, hoy es una película de culto, una obra maestra, un prodigio.

    Abrazos

    1. Está espléndida. La película entera es una absoluta maravilla. Y muy muy inquietante. Ese terror que da gustirrinín sentir porque uno sabe que es mentira pero al mismo tiempo le remueve por dentro algo ancestral, atávico.

      Y Mitchum… Pues que es muy grande. Mira, próximamente, como despedida de la temporada, vamos a poner algo más de él. Y no un calypso, precisamente.

      Abrazos, figura.

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