El reconocible estilo de Mark Knopfler domina por completo la música de esta soberbia sátira sobre los entresijos del poder político con un guión cargado de acidez coescrito por David Mamet: cuando un presidente norteamericano es pillado en un escándalo pocos días antes de someterse a la reelección, su gabinete recurre a dos excéntricos profesionales (Robert De Niro y Dustin Hoffman) para que diseñen meticulosamente la cobertura mediática de un ficticio conflicto internacional (en Albania) cuya escalada militar sirva para desviar la atención de la opinión pública. Una brillante reflexión sobre la democracia erigida sobre efectos especiales (y no solo válida para los USA) acompañada por la música de Mark Knopfler.
Estupenda película y estupendo siempre Mark Knopfler. ¿Sabías que su guitarra se la hizo su padre? De ahí ese sonido tan personal. Grabó un par de estupendos discos con Bob Dylan: Stow Train Coming y Infidels. Es curioso que al año siguiente de la realización de esta película donde simulan conflictos bélicos a nivel internacional, Peter Weir llevó este tema al extremo a nivel doméstico. Así vivimos ahora, amigo. Ahora, no todo es digital. Todavía nos queda, para hacerlos desviar la vista, situaciones que ya se daban en la prehistoria: Monica Lewinsky; la chica que realizó la mamada más cara de la historia. Sinceramente, si tienen que pasar estas cosas, prefiero la mamada al digital. Bill Clinton tuvo que inventarse una guerra. Uno solo podría decir, si lo pillaran: «No es lo que parece, cariño», frase que siempre me ha hecho mucha gracia, como a la desesperada. Es cuando lo auténticamente real quisiera que se convirtiera en algo de mentira.
Abrazos y buen finde, amigo.
«No es lo que parece» es el mantra interno de todos los políticos… Y de las personas infieles a sus parejas. Es una forma de decir, «sí, es lo que parece, ¿y sabes qué? Que me trae al pairo».
En fin, a mí Knopfler siempre me ha gustado mucho. Desconocía el tema de la guitarra, y también lo de los discos con Dylan. Lo que se aprende, majo.
Abrazos, y buen finde. Yo, a disfrutar de un necesario puente.
Fíjate, mi querido Alfredo, que la vi en el momento de su estreno y no he vuelto a verla. Tengo recuerdos muy vagos. Tengo que volver a ella. Y no recordaba que su banda sonora fuera de Mark Knopfler. Me gustan las películas que reflexionan «sobre la democracia erigida sobre efectos especiales». Se puede armar un muy buen ciclo.
Beso
Hildy
Y tanto… Y anda que no le hace falta a este país… A mí, ya sabes, me encantan esos guiones que destilan mala baba en pequeñas pero letales dosis, frases y citas aparentemente banales o casuales pero que encierran auténtica cicuta moral. Esta película tiene algo de eso, a ratos bastante.
Besos