2 comentarios sobre “No hay Marx que por bien no vengan

  1. ¡Locos! ¡Qué va! ¡Todo lo contrario los más cuerdos de todos! Groucho siempre tuvo razón. Chico, ese maravilloso napolitano, tocaba el piano como nadie, además de ser el único que podía entender a Harpo a través de gestos desesperados, y Harpo es un ser celestial, no es de esta tierra mancillada por los supuestos cuerdos. Harpo es siempre imprevisible y nos inquieta, porque te puede salir de una manera salvaje como que se te pone a llora sobre el hombro, además de extraer cualquier cosa del bolsillo de su mágica gabardina. Para mi el humor en el cine está en estos tres pilares: Buster Keaton, los hermanos Marx y Jacques Tati. Solo con estos tres los nuevos estudiosos del cine ya tienen para un par de siglos, bien largos, donde entretenerse y sacar toda la paranoia que llevan dentro (hablo de los estudiosos, claro). La vida de Buster, la vida de los hermanos Marx; solo con sus infancias ya queda uno con la boca abierta. Estos hermanos sembraron el terror en el barrio ya de pequeños, ni Tom Sawyer ni nada de eso, y Jacques Tati, el arquitecto del cine, el niño que solo creció de cuerpo y se quedó con la enorme alma y nunca llegó a entender del todo de qué coño va todo esto del mundo. ¿Alguien lo sabe? Buster corriendo por las calles perseguido por cien mil policías, los cien golpes que te vienen sin haberlos pedido. Truffaut se quedó corto con solo 400. Sopa de ganso: película de visión obligatoria cada vez que te sientas tentado en creer en algún partido político. Una noche en la ópera; la medicación perfecta para la depresión. Un día en la carreras: para cuando la sanidad pública cae en picado hasta tal punto que no tendremos otra opción que ir a visitar a un veterinario. Pluma de caballo; para cuando la educación pública esté por los suelos. El hotel de los líos; para cuando el obrero ya no pueda ir de vacaciones. Una tarde en el circo; para cuando la cartelera del cine (ya mismo) solo esté para los discapacitados. Una noche en Casablanca; para coger de nuevo apetito y volvamos al mejor cine clásico. Tati para los que se van muriendo en sus oficinas a la luz irreal y mortuoria, visto desde arriba, que es la mirada de los genios y no de los dioses: Playtime. ¿Locos? Hoy son los auténticos psicólogos, psiquiatras posibles en este mundo totalmente imposible, insoportable, lleno de gente muy seria que se lo toman todo con mucha trascendencia, circunspectos con la cara bien alta y la mano introducida en los bolsillos de los que están más abajo creyendo en politicastros y en las carteleras de los cines de los centros comerciales. ¡Tienda de locos!

    Abrazos y buen finde, amigo mío.

    1. Ay, no te olvides de la gran Margaret Dumont, que no entendía una palabra de lo que aquellos tres hacían a su alrededor… Tal vez tengas razón y sea mejor la locura voluntaria que la cruda y triste realidad, que los más locos seamos, precisamente, nosotros, porque insistimos en no parecerlo cuando es nuestra condición natural, al menos cuando nos sometemos a los dictados de lo que es vivir en sociedad. ¡¡Pero si aceptar pagar una hipoteca ya es estar mochales perdido!! (y que conste que yo la pago)

      En fin, como Woody en Hannah y sus hermanas, esta gente es el último refugio que nos queda.

      Abrazos, y buen finde también para vos.

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