Espléndida e inesperada partitura la de Harry Robinson para este clásico menor del cine de terror producido por la factoría Hammer británica, ya en sus últimos coletazos de mezcla con el cine erótico, que emparenta las melodías misteriosas e inquietantes con la introducción en la orquestación de aires del spaghetti-western, en particular de las trompetas y los ritmos tan próximos a las composiciones de Ennio Morricone para la «Trilogía del dólar» de Sergio Leone.
Pues es chula la banda sonora esta; lo que no sé si ese final trompetero es lo más adecuado al tema…
Bueno, si ves la película, hay un montón de cosas que no se sabe si son las más adecuadas… La música es una mezcla un poco rara, una suma de las modas de la época, pero si te olvidas de la película a la que acompaña, yo creo que está muy bien. Al menos a mí me sorprendió más que el resto de lo que vi.
A pesar de haber visto la película (las veíamos todas, esas de la Hammer, en sesiones dobles añoradas) no recuerdo nada de ella y tampoco la música, por supuesto.
No puedo menos que manifestar mi sensación de asombro al constatar que esas fanfarrias de timbales y vientos clamorosos, vista la fecha, suenan como antecedentes a las que luego usaría hasta la saciedad John Williams seis años después…
Un abrazo.
p.d.: vaya cambio de imagen…
Todo viene de alguna parte… John Williams, especialmente, tiene quien le busque parecidos demasiado razonables a partituras, clásicas y cinematográficas, de muchos autores. En este caso, la música supera por mucho la calidad de la película.
Y la imagen… Cambios radicales. Estamos de aniversario.
Abrazos