Antes de convertirse en personaje caricaturizable y caricaturesco (ahí están sus últimas películas, o sus colaboraciones con los medios de la derechona más rancia de este país), José Luis Garci demostró sobradamente su condición de cineasta de empaque, así como en sus libros, y en los guiones de su primera época sobre todo, ha probado su capacidad como gran escritor. Como ejemplo, este momento de Las verdes praderas en el que, ya en 1979, avanzaba el discurso de derrota, frustración e insatisfacción existencial producto del modelo de vida capitalista en que nos desenvolvemos. Espléndido Alfredo Landa, por cierto.
Esa enorme, maravillosa película de un Garci ahora desconocido, incluso en aquella época de su estreno fue infravalorada por muchos espectadores, acostumbrados a un cine más confortable, más «castizo» y se fijaban más en las risas que disfrazaban una ácida crítica dirigida a una sociedad que ¡ay! no ha sabido o no ha querido aprovecharlas, cayendo, me temo, precisamente en lo que estas frases del agotado protagonista proclaman.
El fin de la película me sigue pareciendo fantástico, tantos años después.
Un abrazo.
El mejor Garci fue el que estaba pegado a su tiempo. En cuanto empezó a hacer adaptaciones literarias o, peor, en cuanto entró en la rueda de las películas históricas, la pifió. Ahora parece que se lanza a hacer El crack 3. A ver qué pasa…
Abrazos
Entonces ¿te desilusionará «El crack 0»
Pues es muy posible. No creo que, visualmente, tenga mucho que ver con sus precedentes. Para empezar, está rodada prácticamente toda en interiores, conversaciones filmadas en plano-contraplano permanente.