Composición de Gato Barbieri para esta controvertida película de Bernardo Bertolucci, con un Marlon Brando colosal, por más que fuera reacio a memorizar sus diálogos.
Reflexiones desde un rollo de celuloide
Composición de Gato Barbieri para esta controvertida película de Bernardo Bertolucci, con un Marlon Brando colosal, por más que fuera reacio a memorizar sus diálogos.
¿Qué pasa, que los improvisaba o qué?
Llegó un momento en su carrera que dejó de aprenderse los diálogos. Ni lo intentaba, le daba asco. Hay fotografías, por ejemplo una de Robert Duvall en el rodaje de El Padrino, en la que se ve a compañeros suyos llenos de notas y post-its por todo el cuerpo con los pies de diálogo de lo que Brando tiene que decir en sus réplicas. Que luego terminaba diciendo lo que quería, pero por lo menos seguía el sentido de la secuencia. A él le daban una idea general, y el detalle lo ponía de su cosecha. En esta película, por ejemplo, la secuencia en que habla al cadáver expuesto de su mujer estaba casi toda escrita con carteles en la pared que Brando tenía frente a él, fuera de cámara. Tomó algunas cosas, pero en esencia improvisó echando mano de sus propios recuerdos personales. Otro ejemplo: en el monólogo de Kurtz de Apocalypse now, Coppola le rodó un speech de más de tres cuartos de hora que soltó de un tirón, aunque luego montó en la película menos del diez por ciento.
Je, entonces puede decirse que era todo un «creador».
Cada maestrillo tiene su librillo 😉
Pues sí, aunque cuelgue las páginas sobre el traje de sus compañeros… 😀
Muy buenas!
No cabe duda de que siempre fue una personalidad difícil. Supongo que en cierto modo las desgracias en la ultima parte de su vida le debieron de agriar en cierto modo su carácter. Lo que si desconocía (me ha parecido muy interesante tu explicación) todos esos aspectos sobre el rodaje.
Saludos!
Bueno, las rarezas las arrastró toda su vida artística. Fue tan metódico como excéntrico, aunque buen tipo, por lo que cuentan, en las distancias cortas. Sin embargo, también era muy autoexigente. Contaba, por ejemplo, que tres de las interpretaciones que más aplaudía el público de entre las suyas a él no le gustaban nada: Un tranvía llamado deseo, Julio César y La ley del silencio.
Saludos