Sublime secuencia final de esta obra maestra de Stanley Kubrick. Subida al escenario para mofa y escarnio de los soldados franceses, esta muchacha alemana (Susanne Christian, inminente esposa de Kubrick) logra contrarrestar sus burlas y emocionarles con una conmovedora canción de su patria. La guerra, el odio, derrotados por el sentimiento, la tristeza, la amargura y la nostalgia. Por el reconocimiento del propio sufrimiento en el de los otros. Por la paz.
Conmovedora, sí
… Impresionante secuencia. Cada uno de los rostros… Ganas de verla de nuevo.
Beso
HIldy
Y qué manejo de la elipsis. Cómo se anuncia lo que va a venir después pero que ya no va a mostrarse. Tremenda.
Besos
El viejo Kirk se llevó casi todo el presupuesto de la película.¡Viejo bribón hijo de un trapero! Aquí Kubrick contó para los diálogos con ¡Jim Thompson! el maestro de las novelas más negras. El personaje del coronel Dax, es uno de los arquetipos de Kirk Douglas: un hombre acosado, con grandes oportunidades para la renuncia y el autosacrificio, pero también algo pesado. Salvo los «zooms» al rostro de Dax, el asalto a la posición enemiga está filmado con un distanciamiento casi olímpico; pero las posteriores escenas con los tres condenados ven su impacto emocional considerablemente disminuido por la insistencia de Kubrick en los primeros planos prolongados y resultan convincentes sólo a medias. Parece ser que a Kubrick estos personajes solo le interesan cuando le conviene, y que juega con ellos como marionetas, exactamente igual que los generales Broulard y Mireau. Por otra parte, Senderos de gloria es una película que destila un cinismo poco habitual en el género bélico. El verdadero interés de Kubrick radica en los dos generales corruptos, en cuyas bocas pone los mejores diálogos, y que se benefician de una cuidada puesta en escena. Para los generales, lo que ocurre no es nada más que un juego, así como una forma de perpetuar su dominio de clase. El escándalo y la tristeza de Broulard, cuando se da cuenta de la verdadera posición de Dax, están más que fundadas: «usted quería salvar de verdad a esos hombres. Es usted un idealista y le compadezco.»
Si no recuerdo mal Dax cita a Oscar Wilde: «El patriotismo es la virtud de los depravados.» Yo siempre digo que los patriotas, los nacionalistas tienen cerebros de coles de Bruselas, y allí, precisamente, está ahora uno de ellos. Ay, las coles de Bruselas. Siempre me dieron mucho asco por el hedor cuando se están hirviendo, pero por otro lado, cuando era más joven siempre me reía al ver esas coles que se parecen a esos cerebros de extraterrestres (más grandes) de la viejas películas de ciencia ficción de los cincuenta.
Perdona por lo extenso de este comentario. Hace tanto tiempo que no escribo sobre cine que…
Fuerte abrazo.
Mi querido amigo, cuánto te echo de menos por aquí… Qué lujazo de comentario, y qué risas con esos cerebros de cabezón tipo película de Spielberg…
Completamente de acuerdo. En fin, Kirk se produce a sí mismo, así que para no cobrar. En cuanto al juego, siempre me fijo en el suelo ajedrezado de la sala donde viven y conviven los generales, como acentuando esa condición de piezas de un tablero manejado por otros. Ah, Kubrick, ese gran ajedrecista…
En fin, espero que no tengas coles para comer, amigo mío. Yo, desde luego, no.
Abrazos
conmovedor comentario, como la pelicula
Magistral Kubrick. Ese final me pone siempre los pelos de punta. Y como bien dices, esa elipsis…
Creo que el hecho de observar con detenimiento tanto rostro de tanto soldado viene a colación de esa elipsis: «fíjate bien en los que dentro de un rato van a morir».
Sin duda es una escena que queda grabada en la memoria, «Déjalos un poco más». El triunfo de unos pocos se escribe en la gloria de muchos que caerán en el sendero.
O ni siquiera gloria, al menos cuando son los propios mandos los que ordenan bombardear y fusilar a sus tropas, como sucedió en los hechos reales que inspiraron novela y película.
Que tal Alfredo!
Uno de esos magistrales finales de la historia del cine. Grande Kubrick!
Saludos!
Pelos de gallina y piel de punta, que se suele decir… 😀