Prisión está considerada como la primera película de Ingmar Bergman en la que se perciben claramente las constantes que abordará durante el resto de su larga filmografía. Un profesor de matemáticas, que acaba de salir de un hospital psiquiátrico, visita a un antiguo discípulo suyo, director de cine, y le propone un tema para su próxima película: «el mundo es un infierno controlado por el demonio».
¿Es que no ejercía influencia la Iglesia protestante sueca para censurarla o qué…? Porque he leído unos subtítulos muy interesantes que supongo debieron de ser escandalosos.
Algunos países, parece mentira, tienen clarísima la separación entre iglesia y Estado, y la neutralidad religiosa del espacio civil. Evidentemente, esto no libra a la sociedad sueca del puritanismo, más bien al contrario (la iglesia luterana es puritana con ganas, como el cine de Bergman también demuestra), pero en general la sociedad sueca goza desde hace décadas de altas cotas de libertad. Lo cual tampoco es la panacea, ojo, pero nos evita encontrarnos con algunos engendros que sí tenemos por estos lares.
Fallecieron, con pocas horas de diferencia, Ingmar Bergman y Michelengelo Antonioni. Bergman en su isla secreta, Antonioni en Roma. El existencialismo vagamente romántico de Bergman me interesó en sus comienzos. Me gustó mucho también su última película, Zarabanda, intimista y melancólica, de irreprochable tratamiento teatral. Antonioni me impresionó mucho con El eclipse, una película de objetos. Aquella constelación de árboles, farolas, calles vacías, ventiladores, componía un mosaico desoladamente real. Antonioni hizo antropología cultural de una época postburguesa. Objetos tratados como sujetos, sujetos tratados como objetos. Antonioni sufrió una hemiplejia en 1985 que le dejó sin habla. Sarcasmos de la vida: el cineasta de la «incomunicación» se quedó mudo. Ay, el cine europeo; la vieja Europa que iluminaba como un faro la gran tradición cultural que siempre fue. Ahora Europa es una jaula, dentro de un infierno controlado por un demonio o puede que más. Bergman tenía razón. De todo esto quiso hacer una película con el gran Federico Fellini, pero llegaron tarde. El mundo es una prisión.
Abrazos mil.
Europa está en decadencia porque hemos cedido principios y valores a la dinámica de consumo y vida vertiginosa. Colonizados, vaya, por esa chorrada de la velocidad y la eterna juventud, como si no hubiera un muro al final del callejón para impedirnos seguir la ruta. En fin…
Ya lo he hecho, pero vuelvo a hacerlo: hablo de recomendarte el magnífico libro que sobre Bergman escribió su amigo (a veces) Jörn Donner. Está editado por Libros del Innombrable hace 6 años o así.
Abrazos