Ya sabes lo mucho que aprecio a Truffaut, mi querido Alfredo. Cuando acabé la carrera de cine, cada alumno tenía que escribir y dirigir un cortometraje en 35 mm de quince minutos de duración. No lo dudé ni un solo momento; mi historia tenía que homenajear a Truffaut y a su cine. Mezclé algunas experiencias personales de mi infancia (te la conté una vez), con una prima que tengo francesa. Intentamos huir a través de aquella playa que tú bien conoces, como al final de Los 400 golpes. “Habitualmente los temas de mis películas están alejados de las modas; toco temas en los que nadie piensa”, “El cine es algo que no es arte ni es vida; está entre lo uno y lo otro”, “Por muy bien hecho que esté un filme, si no es sincero, no vale nada”, solía decir Truffaut. Truffaut dijo muchas cosas y no solo en sus películas, sino también en sus brillantes críticas en Cahiers du Cinéma, en sus libros, en sus entrevistas y lo que dijeron otros que recordaban lo que le decía Truffaut. El cine de Truffaut tiene algo que no lo tiene el de los demás grandes directores y es que sus películas siguen viviendo en ti una vez que las has visto. Puedes estar un año medio sin haber visionado ninguna de ellas, pero no importa, porque están ahí, contigo, en cualquier momento de tu vida. Siempre digo que cuando llueve y pones en tu equipo de música la canción favorita de Truffaut “Que Reste-t-il de nos Amours” de Charles Trenet, estás sintiendo sus películas y al mismo tiempo tus recuerdos más melancólicos, tus primeros amores, tus primeras decepciones, tu inocencia, los besos robados.
Existe otro detalle que me conmueve. Truffaut interpretó a Claude Lacombe en Encuentros en la tercera fase, un científico francés experto en OVNI. Aunque se sentía aislado en Estados Unidos, tanto como cuando estaba rodando en Inglaterra Fahrenheit 451, y lejos de su Francia natal, nunca dejó de divertir a los niños del plató. En realidad, Steven Spielberg dijo que había elegido al director francés porque “necesitaba un adulto con alma de niño”. “No puedo mirar al cielo mucho tiempo, porque cuando vuelvo a mirar hacia abajo el mundo me parece horrible”, sí, así era Truffaut: “Hacer una película es mejorar la vida.”
“Me esfuerzo en que tenga vida cuanto aparece en la pantalla. Los actores están cómodos en sus personajes. El equipo está muy unido. Los problemas personales ya no cuentas. El cine se impone.”
Maravilloso comentario, querido amigo. Recuerdo que en alguna parte mencionó Truffaut que para su experiencia con Spielberg «no iba a tener que usar su manual sobre Stanislavski». Gente como Truffaut, películas como las suyas, inspiran afirmaciones como esa de José Luis Garci de que «cerca de un cine nunca puede pasarte nada malo».
Entre el vídeo con las citas y la entrevista y vuestros comentarios, qué lujazo recordar así a Truffaut.
“Hacer una película es mejorar la vida”…
Y de fondo me he puesto “Que Reste-t-il de nos Amours” de Charles Trenet y ya corro por la orilla de la playa… y miro a cámara.
Ya sabes lo mucho que aprecio a Truffaut, mi querido Alfredo. Cuando acabé la carrera de cine, cada alumno tenía que escribir y dirigir un cortometraje en 35 mm de quince minutos de duración. No lo dudé ni un solo momento; mi historia tenía que homenajear a Truffaut y a su cine. Mezclé algunas experiencias personales de mi infancia (te la conté una vez), con una prima que tengo francesa. Intentamos huir a través de aquella playa que tú bien conoces, como al final de Los 400 golpes. “Habitualmente los temas de mis películas están alejados de las modas; toco temas en los que nadie piensa”, “El cine es algo que no es arte ni es vida; está entre lo uno y lo otro”, “Por muy bien hecho que esté un filme, si no es sincero, no vale nada”, solía decir Truffaut. Truffaut dijo muchas cosas y no solo en sus películas, sino también en sus brillantes críticas en Cahiers du Cinéma, en sus libros, en sus entrevistas y lo que dijeron otros que recordaban lo que le decía Truffaut. El cine de Truffaut tiene algo que no lo tiene el de los demás grandes directores y es que sus películas siguen viviendo en ti una vez que las has visto. Puedes estar un año medio sin haber visionado ninguna de ellas, pero no importa, porque están ahí, contigo, en cualquier momento de tu vida. Siempre digo que cuando llueve y pones en tu equipo de música la canción favorita de Truffaut “Que Reste-t-il de nos Amours” de Charles Trenet, estás sintiendo sus películas y al mismo tiempo tus recuerdos más melancólicos, tus primeros amores, tus primeras decepciones, tu inocencia, los besos robados.
Existe otro detalle que me conmueve. Truffaut interpretó a Claude Lacombe en Encuentros en la tercera fase, un científico francés experto en OVNI. Aunque se sentía aislado en Estados Unidos, tanto como cuando estaba rodando en Inglaterra Fahrenheit 451, y lejos de su Francia natal, nunca dejó de divertir a los niños del plató. En realidad, Steven Spielberg dijo que había elegido al director francés porque “necesitaba un adulto con alma de niño”. “No puedo mirar al cielo mucho tiempo, porque cuando vuelvo a mirar hacia abajo el mundo me parece horrible”, sí, así era Truffaut: “Hacer una película es mejorar la vida.”
“Me esfuerzo en que tenga vida cuanto aparece en la pantalla. Los actores están cómodos en sus personajes. El equipo está muy unido. Los problemas personales ya no cuentas. El cine se impone.”
Abrazos mil
Maravilloso comentario, querido amigo. Recuerdo que en alguna parte mencionó Truffaut que para su experiencia con Spielberg «no iba a tener que usar su manual sobre Stanislavski». Gente como Truffaut, películas como las suyas, inspiran afirmaciones como esa de José Luis Garci de que «cerca de un cine nunca puede pasarte nada malo».
Abrazos
Entre el vídeo con las citas y la entrevista y vuestros comentarios, qué lujazo recordar así a Truffaut.
“Hacer una película es mejorar la vida”…
Y de fondo me he puesto “Que Reste-t-il de nos Amours” de Charles Trenet y ya corro por la orilla de la playa… y miro a cámara.
Besos
Hildy
Truffaut es un verdadero festín, mi querida Hildy. Al menos, para todos aquellos que preferimos ver la vida a través del cine y de los libros.
Besos