En manos de maestros como Lubitsch, la comedia es un instrumento inmejorable para contar verdades, mostrar vergüenzas y satirizar monstruos. Esta secuencia de Ser o no ser es ejemplar en su manera de sugerir de manera sencilla y ágil una enorme carga de profundidad crítica, un retrato del terror social y del delirante culto al líder que se vivió en la Alemania nazi.
Es de justicia reconocer al maestro que mientras nos hace reir, pone en la palestra todos los defectos terribles de una sociedad, un régimen, terroríficos.
Por no hablar de la delación provocada por medio de engaños en busca inagotable de «culpables» de ser adversarios o quizás simplemente «poco afectos».
Tremendamente actual, según se mire….
Un abrazo.
Muy actual, me temo. Hay que entender el contexto y el momento. Dos o tres años más tarde, Lubitsch tal vez no habría sido capaz de pensar una película así, como hoy no existe nadie capaz de pensarla (ahí tenemos a Roberto Benigni…). Hoy las sonrisas se nos congelan en el rostro, y ver cómo en ciertos sitios se camina hacia horizontes del mismo estilo no nos hace ninguna gracia.
Un abrazo