Mis escenas favoritas: 2001: una odisea del espacio (2001: a Space Odyssey, Stanley Kubrick, 1968)

Ya lo dijo el ínclito M. Rajoy: «Tenemos que fabricar máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas, porque lo que no van a hacer nunca las máquinas es fabricar máquinas a su vez». El temor a la revolución de las máquinas, a la superación de la inteligencia y las capacidades humanas por parte de los cerebros artificiales, es inherente al género de la ciencia ficción, pero toma una forma especialmente inquietante en HAL 9000, la computadora inteligente de esta gran obra maestra de Stanley Kubrick, fundacional por tantas cosas, y en el que se inspiran otros grandes «controladores» espaciales del cine… Aunque, no nos engañemos: de momento, los tontos siguen siendo más peligrosos que las máquinas…

4 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: 2001: una odisea del espacio (2001: a Space Odyssey, Stanley Kubrick, 1968)

  1. Hombre, el señor Rajoy es un replicante que salió con taras en la cadena de producción donde se construyen, lamentablemente, muchos de su especie. Eso que dice de la máquina es similar a lo de “la parte contratante de la primera parte…”, pero en boca de ese individuo cobra más gracia porque lo dijo un presidente fuera de una película. Y hablando de pieza defectuosa; ¿a qué se debe la tara que sufre el superordenador Hal 9000? Por cierto, es el nombre que le he puesto a mi portátil. Ya sabemos que Kubrick no es muy dado a dar explicaciones. Prefiere dejar las cosas en la ambigüedad, de manera que cada espectador haga su propia reflexión. ¿Su trastorno es debido al efecto que sobre él produce el potentísimo campo magnético del monolito encontrado? David Bowman en solitario atraviesa la Puerta de las Estrellas y en las cercanías de Júpiter, Bowman se topa con el monolito e, intrigado por su aspecto, sale del Discovery en una de las naves esféricas, dispuesto a averiguar qué es. Al acercarse a él, se produce una extraña conjunción astral, que ni Paulo Coelho en uno de sus múltiples delirios, vamos. La nave se introduce en una especie de agujero negro que todo lo deglute en su seno sin devolver la luz que absorbe (como el hotel Overlook con su corte de fantasmas en El resplandor; o como el búnker del enloquecido general Ripper en Teléfono rojo. Ya te lo dije el otro día, amigo mío, Kubrick es mucho Kubrick, y como dijo ese robot averiado de Rajoy: “El español es muy mucho español”. Y otro defectuoso de serie llamado Quim Torra: «Los españoles en Cataluña son como la energía: no desaparecen, se transforman». Estas son las expresiones que se asemejan a las de Hal 9000 cuando sufre una regresión a la infancia en el momento de su muerte.

    Abrazos mil

    1. Pues M. tiene una frase todavía mejor, que ni HAL 9000 ni leches: «la cerámica de Talavera no es cosa menor; dicho de otro modo, es cosa mayor». El capullo.

      Yo prefiero pensar que es un Frankenstein cibernético, ese objeto creado a imagen y semejanza del hombre que juega a ser Dios, y que por tanto termina igualmente jugando a ser Dios y desarrollando los instintos más primarios, el primero, el de supervivencia. Pero bueno, los maestros y las obras maestras son aquellos que nos hacen preguntas sin pretender también responderlas.

      Abrazos

  2. Hola Alfredo!
    Todo un acierto abrir el post con una de las muchas perlas de Mariano…jeje Estaba leyendo la otra de Talavera y es que esta oyendolo retumbar en mi cabeza, madre mia…
    Bueno, creo que esta es una de esas peliculas que se ama o que se odia, Yo soy de los incondicionales de esta para mi autentica obra maestra. Nunca una pequeña luz roja ha provocado tanto panico. Diria que incluso su estetica ha soportado bien el paso del tiempo, esto no deja de ser mas que una opinión muy personal. No se si soy objetivo, lo digo por mi veneración por Kubrick.
    Saludos!

    1. Es una obra imprescindible, más allá de gustos, trascendental para la historia del cine y todo lo que ha venido desde 1968. Solo por eso merece un lugar de privilegio. El gusto es soberano, de acuerdo, pero no se puede negar la entidad del fenómeno.

      El otro… Pues sí, es un fenómeno… de otro tipo.

      Saludos!!

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