Diálogos de celuloide: Vive como quieras (You Can’t Take it With You, Frank Capra, 1938)

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-Sra. Penny. ¿Por qué no escribes una obra sobre la «ismomanía?

-¿La» ismomanía «?

-Sí, claro. Ya sabes, comunismo, fascismo, vuduismo… Hoy en día, todo el mundo tiene un» ismo».

-Creía que era una irritación.

-Bueno, es igual de contagioso. Hoy en día, cuando se tuerce algo, te sacas un «ismo» de la manga y todo arreglado (…). Lincoln dijo: «con malicia hacia nadie, con caridad para todos». Actualmente dicen: «piensa como yo o haré que te parta un rayo». 

(Guión de Robert Riskin a partir de la obra de Moss Hart y George S. Kaufman)

8 comentarios sobre “Diálogos de celuloide: Vive como quieras (You Can’t Take it With You, Frank Capra, 1938)

  1. Actualmente dicen: “piensa como yo o haré que te parta un rayo”.

    Aquí, donde yo habito, es decir, donde habita el olvido, como diría Sabina, se dice: «Si no piensas como nosotros estás en contra de nosotros». Y para más inri, no tenemos un Frank Capra, sino un Venturilla Pons.

    Ya no digo: «Hay que joderse», sino: «Qué jodidos que estamos, coño».

    Abrazos mil.

  2. Ay, cuánto me acuerdo de vosotros… No te creas, en todas partes cuecen habas, por una cosa o por otra. Lo peor de todo es que hoy estas posiciones se ejercen desde las grandes palabras, apelando a los máximos valores, bajo la coartada de la libertad y el futuro. Qué tristes aquellos que se lo creen.

    Abrazos

  3. Que tal Alfredo!
    Andaba el orden mundial algo revuelto por aquellos tiempos. Supongo que sus peliculas eran buenas dosis de optimismo y esperanza para aquella sociedad de la epoca. De su estupenda filmografia me quedo con esa joya con James Stewart dejandose la piel y la voz en Caballero sin espada (1939), en cierto modo esas historias daban buena cuenta de lo que años mas tarde estaria por venir.
    Saludos!

    1. Reconociendo el ingenio de Capra, la verdad es que a mí esa lectura ideológica de su cine me tira para atrás, no puedo con ella. En realidad, era una respuesta «amable» a los estragos que había hecho la Depresión del 29, una especie de complemento cinematográfico al New Deal de Roosevelt, una forma de rehacerse moralmente después de haber tocado fondo. Acompañado de patriotismo y de una ingenua fe en la superioridad de las virtudes americanas (de esto hablo bastante en mi libro), hacen un cóctel que a mí se me atraviesa. Prefiero sobre todas las películas de Capra Arsénico por compasión (1944, aunque terminada en 1941) precisamente porque se aparta de ese «buenrollismo» que a mí me pone de los nervios.

      ¡Saludos!

      1. Ese buen rollo que a usted le pone de los nervios a mi me parece más que necesario en etapas tan difíciles y duras de la historia para poder sobrevivir como especie, porque los humanos somos tan letales para nosotros mismos y para todo nuestro entorno que si no hay alguien que nos recuerde que en nuestra naturaleza también está la posibilidad de ser buenos y honrados para equilibrar las cosas acabaríamos autodestruyéndonos, como así se puede apreciar en tantos momentos del devenir histórico, como por ejemplo actualmente, donde los valores (y no tienen por qué ser concretamente los judeocristianos), y la fe (no solo religiosa sino en general) están tan devaluados que no queda mucho para que el monstruo que se genera por ello nos devore como sociedad y como especie. A mi lo que me pone de los nervios es tanto cine killer, tanta violencia de todo tipo y gratuita en las pantallas y tanta seriedad «de magistrado de luto» en guiones y argumentos que deprimen y asquean al más pintao, por muy ingeniosos o bien elaborados que estén. Estraga ver a tanto asesino, tanta prostituta, tanto político corrupto, tanto mafioso y traficante, tantos ladrones legales o ilegales, tanto pistolero y tanto mangante, no porque sobren pues los antagonistas son necesarios en las historias a contar, sino porque ahora siempre ganan, los han convertido en héroes y ejemplo (antiejemplo más bien), para generaciones de violentos a los que no les hace falta que les den ideas y menos desde el arte.

        La filmografía de Capra es prácticamente toda magistral. Ojalá hubiera más «Capras» en el cine actual, sobre todo en el hollywoodiense, que cada año es más pésimo y predecible. Hace falta hacer reír más, hacer soñar más, transmitir más ilusión, más verdad desde el optimismo porque también en un atributo humano justo y necesario, más «buenrollismo» sí, y menos perfectos dramas y terribles tragedias, que ya cansan y mucho. Hay seres humanos realmente honestos, buenos, trabajadores, sacrificados para el bien y perfectamente normales, y no sobran en las grandes historias cinematográficas, en absoluto. Que vuelvan, que calen y que se les respete como al resto de tipos de personajes. Llevamos unas décadas bastante malas o muy malas a nivel global, hay que equilibrar la balanza, necesitamos un Capra en este planeta ¡ya!.

      2. Yo creo que los mensajes esperanzadores y que proclaman la buena fe de los hombres de buena voluntad están muy bien para los púlpitos y las catequesis. Personalmente, como he dicho en el comentario anterior, rechazo los mensajes políticos interesados disfrazados de buenrollismo. De todas las mentiras que nos contamos, el sentimentalismo es una de las más graves y atroces. La Historia nos lo ha enseñado con creces, y el actual neoliberalismo, como aquel New Deal, lo utilizan a mansalva para que continuemos engañándonos en el espejismo. Y eso no libró a Capra de tener que declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses, momento en que se cayó del caballo y se dio cuenta de dónde terminan los buenos rollos. Como pasa siempre, por otra parte, tarde o temprano. Lo demás es publicidad.

  4. Hace mucho que no veo esa película, cuyo recuerdo produce un sentimiento anárquico «amable» o quizás un pelín aburguesado y aún así me temo que hoy algunas testuces la observarían, si viesen cine, como una amenaza al provocar alientos individualistas, burlas fuera de las filas uniformadas.
    Con independencia del sustrato ideológico de algunas películas de Capra asentadas sobre guiones de Riskin, no hay duda que esos diálogos tienen su gracia….
    Un abrazo.

    1. Ay, a mí es que el cine de Capra (no todo, pero casi) me echa para atrás por ese puntuado ideológico que hay en cada situación, diálogo, mirada… Al hombre le costó su buen susto ese buenismo «colectivista», pero yo no puedo con él. Esta película, en el último visionado, no la terminé. Sí aguanté Caballero sin espada y El secreto de vivir, pero me quedo con la sensación repetida de que, como en todo, los subrayados, por buenistas que sean, no funcionan, son contraproducentes.

      Un abrazo

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