Este clásico lleno de nostalgia interpretado por Vera Lynn, We’ll meet again, muy famoso en Gran Bretaña en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, alcanza un inesperado sentido irónico al acompañar a las imágenes de destrucción atómica con que concluye esta comedia de Stanley Kubrick. Un filme brillante que con el tiempo, lejos de perder vigencia, vuelve una y otra vez a medida que asistimos al patético espectáculo de la irresponsabilidad de los dirigentes políticos, nacionales e internacionales.
Que tal Alfredo!
Me parece una canción preciosa y que encaja a la perfección con ese terrible final, por cierto, un final que incluiria entre los mejores en cuanto a peliculas se refiere.
La pelicula como bien apuntas no ha parado de crecer. Si comparamos la galeria de personajes con la nomina de tipejos que mueven los hilos del mundo no te creas que salen muy mal parados. Creo haber leido que Kubrick tenia cierta fobia a todo el asunto nuclear y llego a plantearse la posibilidad de mudarse a un lugar remoto.
Pues mira, creo que me has dado una idea para verme en la sesión continua de este finde.
Saludos!
Tiene su guiño irónico, en efecto. Por la letra y por lo que la canción implicó apenas veinte años antes. Ay, Kubrick… Si no se atrevía siquiera a salir de Inglaterra… En fin, hoy ya no quedan lugares remotos. Bueno sí, la isla esa en la que te cosen a flechazos en cuanto asomas el bigote…
Te propongo un programa doble. Además de esta, Punto límite (Sidney Lumet, 1964). Trata exactamente el mismo asunto pero desde una perspectiva seria.
Saludos!!