Barry Lyndon es la perfección formal hecha cine: máxima emotividad a partir de una frialdad y una distancia deliberadas, pintura en movimiento, tristeza hipnótica, brillante fresco de una época, meticuloso retrato del proceso de vejez y muerte del Antiguo Régimen. A ello contribuye una música admirablemente escogida, primorosa mezcla de temas de Leonard Rosenman y de piezas clásicas de Händel o Schubert, además de melodías populares tradicionales como Piper’s Maggot Jig.
¡Adoro esta banda sonora…! Y la película tiene momentos tan brillantes… Por cierto, ¿fuiste a ver la pedazo exposición en Barcelona sobre Kubrick? Yo me escapé un día (ida y vuelta…) y cómo la disfruté, todo el día metida en el CCCB.
Beso
Hildy
Me escapé, me escapé. Y fui a verla con nuestro común amigo Francisco. Otra vez tenemos que coordinarnos mejor para coincidir todos juntos.
Una joya de exposición, un disfrute completo. Y qué maravilla de música… Me dan ganas de quitar la luz eléctrica de casa e iluminarme con velas. Anda que no le fastidiaría a Ibertrola…
Besos