Barry De Vorzon compone la partitura de este clásico de Walter Hill, salpicado de violencia y acción de tintes épicos y trágicos, que se inserta en el submundo de bandas callejeras en el Nueva York de la época para contar la historia de la odisea nocturna de una de ellas, los Warriors, para regresar a Coney Island desde el Bronx mientras son perseguidos por la policía y por las demás bandas, que les acusan del asesinato del líder de un grupo rival. Una pequeña joya de culto, construida a la manera de un musical sin números musicales, en la que Walter Hill plasma su doble amor por el cine de acción y por la música.
Hola Alfredo!
He vuelto a verla no hace mucho y me sigue pareciendo estupenda. Recuerdo que cuando se estreno provoco en cierto modo el auge de ciertos tipos de pandillas, si es que en aquellos años estabamos sedientos de influencias…jeje
Por cierto, el lunes estare aterrizando en NY, sera mi primera vez.
Saludos y buen finde!
Bueno, sí, el cine tiene una gran capacidad de contagio, incluso, o sobre todo, para mal.
Espero que no vayas a ninguna reunión a deshora en el Bronx…
Disfruta!!