Mis escenas favoritas: Excalibur (John Boorman, 1981)

Momento cumbre de esta célebre fantasía medieval de John Boorman -que tanto debe, al menos en su puesta en escena, al Lancelot du Lac de Robert Bresson (1974)- sobre el Ciclo Artúrico, y que recoge el pasaje en que el famoso monarca de Camelot es nombrado caballero, precisamente, por sus enemigos.

13 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: Excalibur (John Boorman, 1981)

  1. Mi querido Alfredo.
    Hace mucho que no he vuelto a Excalibur…, y me recuerdas que tengo una asignatura pendiente: Lancelot du Lac de Robert Bresson. Con Bresson voy muy poquito a poco. Despacito, despacito pero sin pausa.

    Beso
    Hildy

    1. Siempre hay que volver de vez en cuando.

      Bresson… Pues es uno de estos tipos que, cuando ves cualquiera de sus películas, sientes que está impartiendo una lección de cine. Algo tremendo.

      Besos

  2. Al igual que Hildy yo también vi esta peli hace un montón de años y sólo una vez. Recuerdo que, en su momento, me hechizó el aspecto visual. Sin embargo, argumentalmente, tuve la sensación de estar viendo una película un pelín deslavazada. No sé qué tal habrá envejecido.
    En cualquier caso, siempre es buen momento para recuperar este tipo de cine.

    A tu criterio, ¿cuál crees que es la mejor del mito artúrico?

    Besazos.

    1. Pues, para mí, está entre esta y la de Bresson. Nada de leotardos y ni de peinados como el del príncipe de los paquetes de galletas, que parece la sota de copas…

      Al menos son las cintas que otorgan una dimensión espiritual a la cuestión, que es, en esencia, el origen y el sentido de la tradición.

      Besos

      1. Jajaja.
        Ok. Tomo nota de la de Bresson, que no he visto todavía.

        Madre mía, voy a necesitar un armario entero (por lo menos) con la cantidad de películas que tengo pendientes de ver. Entre libros y pelis no me a quedar más sitio en casa, jejeje.

        Besos!

  3. «Excalibur» es una gran película. Como Hildy, hace mucho que no la veo, pero habrá que recuperarla. Es curioso, pero la saga del rey Arturo no ha sido muy explotada de manera adecuada por el cine comercial (estaba esa de «Rey Arturo» de Anton Fuqua, que no he visto, pero no muchas más, bueno y en clave paródica la de Monty Python), y puede ser porque la leyenda es muy compleja y los directores y guionistas no se atreven a meterle mano y hacer una película que sea a la vez comercial y fiel al espíritu artúrico. No creo que nunca nadie alcance ese nivel de fidelidad y espectáculo que alcanzó John Boorman aquí. Pero la verdad es que es difícil trabajar con ese material y abarcarlo todo, absolutamente todo. Porque si tú lees «La muerte de Arturo» la obra canónica sobre el mito de Thomas Malory es un conjunto de tramas enrevesadas que haría las delicias de muchos guionistas de culebrones venezolanos (aunque en Malory, todo está narrado con elegancia y fidelidad impecable a las leyendas populares).

    Yo al igual que tú, admiró horrores a Robert Bresson. Tu lees su magistral y ejemplar libro «Notas sobre el cinematógrafo», y no es que aprendas todo lo que hay que aprender sobre el cine o su forma de concebir tal arte, es que incluso te sirve hasta manual de conducta para la vida, para el día a dia. Sin embargo, aunque su película «Lancelot du Lac» es todo un clásico, en el mito artúrico son esenciales la épica y la magia, o sea que la visión sobria y un tanto contenida del gran creador francés no acaba de alcanzar todos los aspectos consustanciales de la leyenda. Es mi opinión. Y también venero a Bresson, pero pienso que en el aspecto del gran espectáculo y eso, de la épica, la de Boorman es claramente superior, como por otra parte se podía esperar.

    El cine clásico americano también dio su visión en «Los caballeros del rey Arturo» de Richard Thorpe, película entretenida pero que quizás iba demasiado a rebufo de la todavía reciente «Ivanhoe» y no acababa de captar todos los matices oscuros del protagonista.

    1. Yo creo que Bresson apuesta por la tercera dimensión de esta historia, que es su origen, y que es puramente espiritual. La magia y la épica viene después, es el aderezo para inocular el sentido de este relato fantástico en las mentes menos iniciadas en las cuestiones del espíritu. Bresson busca eso, como otros buscan la pura aventura, la acción o la traslación «histórica» de un relato que está más allá del tiempo. No todo en el cine es gran espectáculo ni épica; la historia de Camelot y del Grial, de entrada, es justamente al contrario, una historia de búsqueda interior, de iluminación y elevación espiritual. Evidentemente, al último que habría que pedirle nada de esto es a Thorpe. Bastante tenía él con lo suyo…

      1. Si. Ya se que hacer chistes con eso de Thorpe es bastante fácil. Pero a mi Ivanhoe y Todos los hermanos eran valientes me parecen dos clasicazos.

  4. Y luego está esa tendencia «arqueologista» de indagar en el origen de la leyenda y convertir a Arturo en un legionario romano aliado con los pueblos celtas…

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