Contundente, hermoso y emotivo momento de esta gran obra de Jean Renoir, dueño de una filmografía llena de ellas, que debe recuperarse tanto por su calidad como por la vigencia de su discurso, en un tiempo en el que vuelven a abundar los desmemoriados, los ignorantes y los perversos.
Hace muuuucho que vi esta peli y una sola vez. De hecho, fue la primera de Renoir que visioné y la recuerdo como una gran película, con un Charles Laughton, como siempre, inmenso. De Renoir en América me fascina una peli suya mutilada pero magnífica, «Una mujer en la playa». Ésta he de refrescarla (hala! otra más a recuperar).
Cita Maureen O’Hara: «La ley es la expresión de la voluntad de un pueblo». Esto, en un mundo perfecto e ideal, podría ser así pero, en el mundo en el que vivimos, obviamente, no lo es. Por tanto, ateniéndonos a la realidad, yo sustituyo ‘la voluntad de un pueblo’ por ‘la voluntad de los poderosos’.
Besos.
Una cosa son las ideas y otra su puesta en práctica. En abstracto, el Cristianismo, el comunismo, la democracia, incluso el neoliberalismo, pueden ser muy bonitos. Sin embargo, ninguno de ellos tiene en cuenta para su aplicación la condición humana, que es la que es; por tanto, todos defraudan. Es inevitable.
Todo Renoir es una gozada. Lástima que esté semiolvidado entre otros grandes.
Besos
Sabes, cuando vi «La caza», de Saura, me pareció estar viendo la secuencia de la caza de «La regla del juego.» Puede resultar peregrino pero te prometo que en aquellos momentos me retrotrajo a ella.
En fin, nunca entenderé por qué cineastas como Renoir (y otros tantos) permanecen injustamente olvidados o, cuanto menos, relegados a un segundo plano. Pienso en la plasticidad y belleza que posee «El río», este film, el que he citado antes, esa curiosidad que es «Memorias de una doncella» (de la que Buñuel haría una nueva versión), «La bestia humana» – con una magnética Simone Simon, previa a su mujer felina – (aquí sería Lang el continuador de la obra; sería, creo, muy interesante establecer las distintas ópticas de ambos en ésta y «La golfa»). Tantas que es difícil abarcar su admirable filmografía.
Besos.
Solo por La gran ilusión, Renoir merece ya todos los parabienes. Pero es que, como apuntas, su catálogo de títulos en su larga carrera, hasta el último, la fenomenal película televisiva (pero estrenada en cines fuera de Francia) El testamento del doctor Cordelier, es inmenso.
Un detalle: su funeral en Beverly Hills se celebró en la misma capilla que el de Alfred Hitchcock, con apenas un año de diferencia. En febrero de 1979, estaba casi vacía, unos cuantos allegados, algún representante francés, personal jubilado de los estudios… Un año después, la policía tenía que acordonar los alrededores dada la afluencia de público y de curiosos que fueron a despedir a Hitch.
Besos
Esta película la deberían exhibir en todos los colegios por lo menos una vez al año. Hasta que calara su mensaje.
Uf, hay tantas que deberían ser de proyección obligatoria… En los colegios y en general.
Abrazos
¡Y tanto que es emotivo! No está mal para el día después del del Maestro.
Me he emocionado de nuevo al volver a ver esta secuencia.
Y me han entrado unas ganas enormes de volver a ver la película otra vez.
Beso
Hildy
Maravillosa. Y, lamentablemente, vigente.
Besos