Estaba claro que la biografía de Alexander Nevsky era carne de propaganda soviética. El príncipe defendió y protegió a la Rusia del siglo XIII de una doble invasión, la teutona por el norte y la mongola por el este. La batalla sobre la superficie helada del lago Peipus, adornada con la inmensa partitura compuesta por Sergei Prokofiev, es uno de los momentos más brillantes de esta cinta del maestro soviético Sergei M. Eisenstein, ya más que cuestionado entonces por las instancias oficiales de la dictadura.
La secuencia destaca tanto por su valor simbólico y su carácter premonitorio (no iban a tardar mucho nuevos invasores alemanes en vérselas con un feroz enemigo ruso sobre superficies heladas) como por su significativa ruptura del eje en la construcción narrativa.
Pues créetelo ¡que no he visto todavía esta película de Eisenstein!
Aunque sé que será algo que solucione más tarde o más temprano.
De Eisenstein he leído más que visto, confieso.
De momento disfruto de la secuencia que aportas.
Beso
Hildy
Esto es un pequeñísimo fragmento de la monumental y espectacular construcción de una secuencia muchísimo más larga; como los prolegómenos o los preliminares, puede decirse. Absolutamente fascinante.
Besos
¡Qué tensión a la espera del combate! y la música, sublime. ¿Por qué estaba ya cuestionado Eisenstein por las autoridades! ¿por tantas cruces? ja,ja,ja
Me ha gustado mucho y es una pena que nunca la vayan a poner en Días de Cine Clásico de la 2.
Digamos que, aunque fue el cineasta de la Revolución del 17, no encajaba tanto en la ortodoxia comunista del periodo estalinista, como tantos otros. Esta pelìcula, por ejemplo, está hecha en plena purga…
Estas cosas se ponían antes de madrugada, muy tarde, nunca han sido cosa de eso que ahora se llaman «prime time». Haría falta un buen programa divulgativo sobre cine, algo que, más o menos cronológicamente, fuera explicando y mostrando cómo y por qué empezó todo, principales estilos, evoluciones, directores…