Suele atribuirse a Ennio Morricone y a sus partituras para Sergio Leone la introducción de guitarras españolas, trompetas y campanas en la música del western. No obstante, Dimitri Tiomkin, compositor ucraniano emigrado a Hollywood tras el crack del 29 (después de pasar por Berlín, Londres y Nueva York) y gran enamorado de la música norteamericana, ganador de cuatro premios Óscar y nominado otras once veces, compuso para Río Bravo (Howard Hawks, 1959) Degüello (o, como la describe Ricky Nelson en la película, La canción del degüello), tema que habrían tocado los mexicanos del general Santa Anna en el asedio a la misión de San Antonio de Béjar durante la guerra de independencia de Texas, iniciando la senda de composiciones de aire mexicano para las películas de frontera seguida después, entre otros, por Elmer Berstein y, por supuesto, por Morricone en sus creaciones para el spaghetti-western. Un año después, Tiomkin la introdujo nuevamente en la banda sonora de El Álamo (John Wayne, 1960).
Cómo me gusta Río Bravo y sus momentos musicales.
Qué bueno el origen de esta pieza y qué interesante cómo se emplea en la película.
Y ya te lo he comentado tropecientas mil veces, pero ¡cómo me gusta el momento «todos cantando canciones en la celda»… o escuchando y disfrutando!
Y es que Río Bravo es un western intimista en espacio cerrado maravilloso.
Beso
Hildy
Es una maravilla, mi querida Hildy, una auténtica gozada. Que una película con tanta acción y entretenimiento contenga tantas cosas y acumule tantos momentos especiales, en particular si comparamos con cómo se hacen las cosas últimamente y cómo están las carteleras, puede considerarse directamente como un prodigio. De esos que ya apenas existen.
Besos