Primera versión cinematográfica conocida del clásico literario de Lewis Carroll, restaurada hasta donde ha sido posible por el British Film Institute.
Reflexiones desde un rollo de celuloide
Primera versión cinematográfica conocida del clásico literario de Lewis Carroll, restaurada hasta donde ha sido posible por el British Film Institute.
Ay, en su momento dediqué más de un ensayo a la obra de Lewis Carroll. Me fascinó de niño y me sigue fascinando hoy, quizá, más que nunca, desgraciadamente por su enorme actualidad. “Aquí, todos estamos locos”, Carroll en “Alicia en el país de las maravillas”. Pregunto: ¿Acaso no está la vida repleta de gags surrealistas, de yuxtaposiciones alocadas, de situaciones extrañas, de personajes inverosímiles? ¿No somos todos como Alicia, exhausta que se ha extraviado en el mundo de los espejos? Más preguntas: ¿No está bien colarse en los cuerpos grandes por bocas diminutas, como se cuela Alicia, para advertir la diferencia entre el tamaño insignificante de los seres humanos y el volumen insólito de lo que les cabe en la cabeza? Como decía Fernando Pessoa: “Somos el tamaño de lo que miramos. ¿Es la obra de Carroll solo para niños? Dijo Virginia Woolf: “Las dos Alicias no son libros para niños: son libros en los que nos convertimos en niños”. Obra cumbre del sinsentido, de la ruptura de la lógica, un texto que entrevió al surrealismo y al psicoanálisis que vendría años después; algo particularmente inquietante si se tiene en cuenta que su autor, además de diácono anglicano, fotógrafo y poeta, era un brillante profesor de lógica matemática en Oxford. Alicia cae por una madriguera de conejo y se encuentra con un mundo extraño que, si bien lo miramos, no está tan distante al que conocemos. Está lleno de adultos rudos y frustrantes, con espíritus exagerados o deformados. Están pendientes de normas y horarios incomprensibles, con niños a los que todo el tiempo les dicen que tienen que comer para ser grandes; con dirigentes, en este caso, una reina con un sentido de la justicia furioso y vengativo de seguidores sin cerebro. Otro de los elementos más divertidos es el lenguaje. “Al otro lado del espejo”; una historia aún más siniestra donde también es un reto a la lógica y a las reglas de la vida real.
Desgraciadamente, no existe ninguna película, ya sea real o de animación que se le acerque en lo más mínimo. A mi juicio, es una obra revolucionaria que dejó prendados a todos los miembros del surrealismo, y es una de las obras que más influenció en el siglo XX en la literatura, en el cine y en la pintura. Y para ir terminando; Lewis Carroll hoy lo tendría peor que Roman Polanski y Woody Allen. Y como dijo otro visionario: “… gente fantasmagórica y real, como la gente que vemos actualmente por todos lados (…) ese algo caótico, delirante que podemos encontrar ya en cualquier lugar del mundo”, Federico Fellini.
Abrazos mil y buen finde.
Debo reconocer que, aun apreciando las posibilidades, las interpretaciones y las virtudes de la obra de Carroll, nunca he sido yo mucho de esta Alicia. Como no lo soy de lo infantil, aunque solo sea aparentemente infantil, en general. Entiendo su dimensión y su condición casi revolucionaria, pero hay algo en mi forma de aproximarme a mis intereses que nunca me ha hecho apasionarme por esta historia. Ni por las películas, naturalmente, en las cuales he percibido que ni por asomo pretendían contarme lo que Carroll pretendía contarme.
Abrazos
Qué interesante como siempre leeros. Y qué bueno la oportunidad de rescatar más cine mudo, por favor.
Alicia en el país de las maravillas o en un mundo donde la lógica no existe y hay que mirar y pensar de otros modos.
Yo reconozco que mi primera incursión en el universo de Alicia y de Carroll fue a través de la película de Disney cuando era pequeña.
Beso
Hildy
El cine mudo es un pozo sin fondo de tesoros. Y eso que se ha perdido para siempre en un porcentaje escalofriante. De conservarse todo, probablemente la historia del cine debería ser reescrita.
Besos