La magia del cine, cuando la pone en marcha un torrente de excesos y genialidad como Orson Welles, hace posible una mascarada goyesca en Valladolid a la que se accede por Segovia. Estupendo aunque irregular thriller psicológico con ciertos toques de gótico noir concebido, dirigido e interpretado por Welles a partir de su propia novela, tan evocador del Charles Foster Kane de Ciudadano Kane como de su inspiración remota, Iósif Stalin, y a la vez no demasiado alejado de su autor.
Cuando Orson está por en medio, no hay que perder la oportunidad de dar un vistazo. Esta película la tengo por ver de nuevo, pues desde que la vi en la tele hace tiempo (imagínate, Mr. Arkadin en la tele pública, no te digo más) no he tenido otra ocasión y me dejó con la sensación que años más adelanate la comprendería mejor. Puede que ya haya llegado el momento….
Un abrazo.
Bueno, no hace mucho que volvieron a pasarla en ese programa sobre «historia del cine español» que hacen en La2. Yo volví a verla no hace demasiado tiempo después de leer la novela de Welles, editada en España por Anagrama. Es como un microcosmos de Welles en toda regla, un parque temático de sí mismo.
Abrazos