Música para una banda sonora vital: 007, al servicio secreto de su majestad (On Her Majesty’s Secret Service, Peter Hunt, 1969)

Nada menos que Louis Armstrong pone voz a We Have All The Time In The World, el que para muchos es el mejor tema de la saga de películas de James Bond. Desde luego, es lo mejor de la película, la única protagonizada por George Lazenby, con Telly Savalas como villano, que no destaca ni siquiera entre lo más potable de los más de veinte títulos que componen hasta ahora el serial. Musicalmente, las películas de 007 se caracterizan tanto por las composiciones de John Barry como por la canción que abre cada una de las películas, el montaje de créditos iniciales que la acompaña y la relevancia de los conocidos grupos o solistas elegidos para interpretarla, lo que en conjunto constituye siempre un efectivo cóctel de promoción publicitaria a escala planetaria. En este caso, a diferencia de otros más recientes, no es algo que vaya reñido con la calidad.

4 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital: 007, al servicio secreto de su majestad (On Her Majesty’s Secret Service, Peter Hunt, 1969)

  1. Es un magnífico tema interpretado por el gran, qué digo, grandísimo Armstrong. Es una de mis favoritas junto a “Live and Let Die” compuesta e interpretada por sir Macca. Sin embargo siempre he preferido escuchar en los ya legendarios títulos de crédito voces femeninas, no sé, le da mucho más erotismo y glamur.

    “Al servicio de su majestad” es una buena historia desperdiciada a más no poder. Siempre digo que esta película hay que verla con amigos que amen el cine de verdad, y si puede ser tomando unas copas. Pongamos un poco de orden a todo este berenjenal. Suceder a un Bond tan bueno como Connery no era tarea fácil. Por si fuera poco, el aspirante era un auténtico pardillo. Connery podía no ser tan upperclass como de hecho correspondería con la descripción literaria del personaje, pero se movía en el mundo de los martinis agitados y los esmóquines blancos como nadie. Incluso su voz era una auténtica joya. Bien contrario de la de Lazenby, que parecía estar hablando siempre con la dentadura postiza algo descolocada. Un buen chico, algo torpón y “botarate”, con buena planta, pero sin la convicción que debía transmitir el gran mito cinematográfico de los sesenta. No me quiero explayar demasiado, amigo mío, pero sería interesante exponer todo el anecdotario del Bond más fugaz de la historia. Mira lo dejamos para cuando nos veamos ante unas copas. Solo diré que Lazenby ya había acariciado la idea de hacerse con el papel de Bond y, por ese motivo, se había hecho un traje en la misma sastrería que se hacían los de Connery, había puesto en su muñeca el oportuno Rolex, y, finalmente, se había hecho cortar el pelo al estilo de los peluquines del primer OO7. Solo con esto ya es para partirse. Después un encuentro tal vez no muy fortuito con el productor Saltzman (parece de la Marvel), y quedó convencido de que aquel australiano tenía casualmente el aire Bond que andaban buscando. En fin, una deliciosa historia que debería ser llevada al cine por Tarantino o los hermanos Coen (se han separado). Ya te digo, ver “Al servicio de su majestad” conociendo la trasera de esta peli y las historias cutres de Lazenby, más lo que tuvo que pasar con la actriz Diana Rigg, por cierto murió el año pasado, es todo un peliculón con aires de comedia de los ochenta. Pobre Lazenby.

    Abrazos mil.

    1. Alguien debería ponerse serio y tratar la cuestión de los modelos de calzoncillos que han terminado haciendo cine. Porque se habla mucho de la cosificación de la mujer, del intrusismo de las modelos y las famosas fotogénicas en el cine y tal y cual, pero de modelos cachas que han hecho fotorreportajes en calzones y de ahí han saltado al cine habría mucho que decir. Generalmente, cachos de carne musculados que no han dado para otra cosa que para quedar más o menos bien en pantalla. Ahí tenemos a Mark Wahlberg, por ejemplo, que es más malo que la quina, y ahí está, haciendo películas de acción y cine infantil con un oso gigante digital.

      En fin, que creo que es el peor Bond de todos, que ya es decir. Personalmente, siempre preferí a Roger Moore, porque era autoparódico y se tomaba todo a chufla. «Mis principales rasgos de actuación son: levantar la ceja derecha, levantar la ceja izquierda. Nunca recibí una nominación al Oscar y eso que me tomé la molestia de aprender dos expresiones faciales más». O «Cuando era un joven actor, Noël Coward me dijo después de una obra que representaba: ‘Joven, con tu planta, tu belleza y tu desastrosa falta de talento, deberías aceptar cualquier trabajo. Toma siempre el que te ofrezca la mayor cantidad de dinero’. Y aquí estoy». O «Daniel Craig hizo más ejercicio que yo en los siete primeros minutos de «Casino Royale» que yo en siete películas». O «Para mí, las situaciones de Bond eran ridículas. Quiero decir, se supone que este hombre es un espía y, sin embargo, todos saben que es un espía. Todos los camareros del mundo le ofrecen martinies que se sacuden, no se agitan. ¿Qué tipo de espía serio es reconocido donde quiera que vaya? Por eso hice un James Bond más cómico». O, por último, «Dejé el papel de Bond cuando me di cuenta que mis coprotagonistas femeninas tenían madres que eran más jóvenes que yo». Esa fue la impresión de Cary Grant cuando decidió dejar el cine. Hasta en eso Grant influyó en Bond.

      Un abrazo

  2. ¡Mark Wahlberg! ¿Quién es ese? No me suena. ¿Un oso gigante digital? ¡Pero si aún no estamos en viernes por la noche! ¡Ay! A mí no me gusta ninguno de los Bond, la verdad. Daniel Craig es un personaje de videojuego. Pierce Brosnan en un muñeco. De Timothy Dalton ni me acuerdo. Roger Moore le gustaba a mi abuela. Ay, qué jodido estoy. ¿Cary Grant? Pero si la que hacía de madre en «Con la muerte en los talones» (Jessie Royce Landis) le llevaba solo ocho años! ¡Qué perversión es esa! ¡Y nadie se dio cuenta! ¡Y todavía no ha llevado la noche! Ay, ay.

    Abrazos y buen finde, amigo mío.

    1. Exactamente, ¿quién es ese? El oso digital actúa mejor que él, me juego algo, aunque no tengo intención de comprobarlo porque para eso tendría que ver la película, de la que hizo incluso segunda parte. ¡Toma perversión!

      Bond es interesante en un único aspecto, y es en cuanto a que expresa la pervivencia de una mentalidad británica muy concreto, colonialista y supremacista, además de nacionalista, desde el momento en que el Imperio británico se estaba desmoronando hasta que dejó de existir como tal, aunque ellos creo que todavía no lo saben.

      Abrazos

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