Música para una banda sonora vital: Réquiem por un sueño (Requiem for a Dream, Darren Aronofsky, 2000)

Clint Mansell compone la impresionante música de esta irregular, aparatosa, efectista y pirotécnica película del antaño prometedor Darren Aronofsky y que, aunque los comentaristas suelen hacer bastante (demasiado) hincapié en su supuesto retrato triste y deprimente del mundo de la drogadicción, en realidad trata de la evasión como narcótico y del ansia de notoriedad y de éxito. Los jóvenes (Jared Leto, Jennifer Connelly, Marlon Wayans) persiguen este sueño (hoy apellidado más que nunca «neoliberal») mediante la droga y la ensoñación aletargada de irrealizables proyectos futuros; la madre del protagonista (escalofriante Ellen Burstyn), a través de la televisión, mecanismo de ocio alienante, vulgarizador y adocenado. El paralelismo entre los efectos de las drogas y de la televisión culmina en su identificación con el espejismo vital que componen esas ansias de ascenso y reconocimiento que manifiestan auténticos don nadies que jamás pasarán de ser rostros anónimos en la calle del extrarradio cochambroso de una gran ciudad.

La composición de Mansell subraya esta atmósfera desquiciada y lisérgica, perturbadora y alucinante, que envuelve a los personajes hasta hacerles perder pie con la realidad, o hundirse irremisiblemente en ella.

4 comentarios sobre “Música para una banda sonora vital: Réquiem por un sueño (Requiem for a Dream, Darren Aronofsky, 2000)

  1. Hay películas que deberían tener algún tipo de reconocimiento por su utilidad pública, más allá de sus méritos cinematográficos. Si algún día alguien me pide candidatas a esto sin duda votaré por Requiem por un sueño.
    A pesar de que se le vea alguna costura creativa, hay que reconocer su enorme intensidad sensorial de la que yo me he aprovechado como profe muchos años. Cuando había la asignatura de Ética cada año me inventaba un tema sobre las adicciones en el que aparte de explicarles cuatro cosas que todo el mundo sabe pero olvida cuando llega la tentación, les ponía «Réquiem por un sueño» (y «La mandanga» de El Fary, pero de eso hablamos otro día) con la única intención de dejarles una marca en el órgano de la sensatez y la templanza. No pocos chavales me decían después de verla «joder, no pienso drogarme en la vida» y otros muchos lo pensaban, y aunque sé que la mayoría de ellos se olvidarían después de aquello, también estoy seguro de que más de un@ quedó lo suficientemente marcad@ como para comprender que hay sueños a los que no se llega por la vía rápida, y menos si viene en jeringuilla.
    Saludos

    1. Ya, yo te entiendo y comparto el argumento, pero prefiero matar dos pájaros de un tiro, enseñar valores y enseñar buen cine (Pánico en Needle Park, por ejemplo). No es el caso, creo. En lo que estoy en desacuerdo es en todo eso de la utilidad pública, o sea, aquello de que el cine debe transmitir valores. Cuanto más estemos pendientes de eso, peor cine haremos. No hay más que ver las carteleras. No me gudta la censura positiva porque es falsa, como lo son la discriminación positiva, que es discriminación a secas, o la envidia sana, que es envidia y punto.

      Saludos

  2. Estás en desacuerdo con lo que yo no he dicho… ¿Has visto en mi texto la palabra «valores»? Lo de la utilidad pública era una medio broma que se refiere simplemente a que de pura grima que les da ver la peli y de lo mucho que les afecta sensorialmente ver la aguja hundirse en el agujero gangrenado del guaperas se les quitan las ganas de hacerse yonquis. Ya sé la ingenuidad que encerraba mi comentario, pero no es más que eso, un comentario que encierra ingenuidad simulada porque quiere ser simpático. Creo que tú mismo te enredas y criticas lo que te parece criticable de lo que tú mismo dices porque crees que lo pienso.
    Soy profe de instituto de filosofía y de ética y de valores, ya lo sabes, y jamás me leerás defender que el cine deba transmitir mensaje alguno de forma discrecional, y menos con un enfoque educativo.

    Otra cosa es aprovechar el cine para mostrar, señalar y exigirles reflexión, por eso cada año suelen juntarse El Triunfo de la Voluntad (fragmentos, claro) y Noche y niebla en la misma clase. No sé si esas te parecerán buenas.
    Saludos

    1. Bueno, disculpa, tal vez entendí mal y no pillé la ironía, y me expliqué peor.

      A lo que me refería es a que creo que hay mejores películas (y mejor cine) para introducir la cuestión de la drogadicción porque, como digo más arriba, creo que esta película solo trata de este asunto tangencialmente y no es representativa. Sí me lo parece, en cambio, para la cuestión de base, que es la de los mecanismos de evasión y de autoengaño, individuales o de masas, ya sean las drogas, las teles o, en estos días, los móviles y las redes y la falsa impresión de realidad que proporcionan.

      En cuanto a los «valores», a mí el cine me parece una herramienta educativa de gran utilidad (otra cosa es que el cine deba hacerse con esa intención, que es en lo que estoy en desacuerdo, siendo como es un arte y un medio de comunicación cuya materia son cosas implícitas e indirectas, no los panfletos), para, de paso, como cuando se programa, por ejemplo, a Resnais o Riefensthal, enseñar además lo que puede dar de sí el cine fuera de Marvel.

      Saludos

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