Mis escenas favoritas: Tú y yo (An Affair to Remember, Leo McCarey, 1957)

Divertido momento de este drama romántico, con toques de comedia, auto-remake de Leo McCarey de su propia película de 1939, el de la llegada al puerto del transatlático Constitution, y el consiguiente reencuentro, más o menos disimulado, de los amantes con sus respectivas parejas (por poco tiempo). Un simpático instante de esta maravillosa joya del cine romántico obra de un clásico a la altura de los más grandes.

8 comentarios sobre “Mis escenas favoritas: Tú y yo (An Affair to Remember, Leo McCarey, 1957)

  1. Mmm…sí,está bien…pero mi escena favorita de esta peli es la del final, claro, cuando él empieza a caer en quién narices compró el cuadro y va abriendo puertas buscándolo. Jo, siempre me emociona ese final…
    Saludos!

  2. Claro, pero esa es la que escogería todo el mundo, y la que más se recuerda, y por eso mismo hemos elegido otra. Que más allá del detalle humorístico de la mímica, contiene ese momento mágico y maravilloso del beso al guante.
    ¡Saludos!

  3. En una época en la que aparecen como setas venenosas malas copias de clásicos inmarcesibles, recordar que algunos maestros eran capaces de realizar segundas versiones es un acicate para preparar una sesión doble del máximo interés, querido Alfredo, para comprobar que cuando hay talento, en la repetición hay fortuna.
    Un abrazo.

  4. Ay, el «remake». Yo suelo decir el «remate». Es curioso, pero cuando una película se basa en una novela y luego se hace otra de esa novela no debería llamarse «remake» porque sería otra versión que hace el director de esa novela. Sin embargo, he podido apreciar en muchas ocasiones que los «remates» se inspiran más en las películas que en las novelas, es decir, que no leen la novela; de ahí el «remate». Mira lo que le ha ocurrido a Spielberg con «West Side Story»; ha copiado el original pero rebajándola a niveles tan absurdos que ha fracasado rotundamente. La original sigue siendo fresca, fascinante, espectacular. Le podría haber dado también por realizar «Casablanca», pero sin cigarrillos ni alcohol, solo helados de fresa y chupa chups. Y las escenas más calientes con Ilsa mojando pan en una tapa de callos picantitios.

    -¡Uy! ¡Cómo pican! – exclamó Ilsa.
    -Eso quiere decir que los has comido poco, nena – le dice Rick Blaine algo vacilón -. Yo ya los comía de bebé.

    Sin embargo, ahí tenemos «Luna nueva» de Hawks y «Primera plana» de Wilder. Amo las dos por igual.

    Abrazos mil y buen finde.

  5. Exacto, el «remake» es cosa distinta de la versión, que puede haber múltiples y diversas, y generalmente innecesarias. ¿Hacen falta realmente ocho versiones de Anna Karenina? Lo que suele pasar es que quien hace el «remake» en el siglo XXI no ha leído ni las novelas ni ha visto la mayor parte, si no todas de las adaptaciones anteriores, en esa soberbia que tiene la juventud, que es aplicable también a la modernidad, de creerse originales, todopoderosos, innovadores perpetuos o reinventores de todo. Lo que le pasa a Spielberg, creo, es diferente. Tiene tanto de cineasta (nunca maestro, siempre alumno aventajado, el primero de la clase, pero eterno repetidor) como de diseñador de parque temático, y generalmente esta clase de películas suyas son eso, la inversión multimillonaria en recrear cosas que no son, no ya reales, cosa propia del cine, sino que se reconocen a sí mismas como representaciones postizas de la realidad.

    Evidentemente, aparte de la teoría sobre los «remakes» y las nuevas versiones, está el talento. El ejemplo que pones sirve muy bien para demostrarlo. Piensa en las versiones de «The Front Page» (hay dos previas) que son «Luna nueva» y en «Primera plana» (que a Wilder, por cierto, no le gustaba nada; es de las seis películas que él afirma que suprimiría de su filmografía si pudiera), y luego piensa en «Interferencias», la versión en el mundo de la televisión que protagonizaron Kathleen Turner, Burt Reynolds y Christopher Reeve, dirigida por el tío que hizo «Acorralado (Rambo)».

    Abrazos y buen finde

  6. Lo maravilloso de la secuencia que has elegido es cómo está contada a base de gestos y de miradas. Cómo he disfrutado volviéndola a ver.
    Cine, pura imagen.
    ¡Me encanta el beso final que deposita el personaje de Cary en la mano de Deborah!

    Beso
    Hildy

    1. Un cine que ya escasamente se hace, mi querida Hildy. Nadie quiere tener estrellas sin hablar o perdidas en una masa indiferente de figurantes. En fin.

      La delicadeza, el sentimiento y el humor, todo en uno. Qué difícil es amalgamar todo eso y que quede perfecto.

      Besos

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