Por una vez, la escena seleccionada no pertenece a una película sino a una entrega de premios. Estas galas no siempre han sido el horror que son desde hace ya demasiados años, un mero vomitorio publicitario de autobombo y mercadotecnia autocomplaciente en el que los vestidos, las marcas y la promoción de la mediocridad importan más que las películas. Sin embargo, antaño, concebidas como show televisivo y teniendo a mano la mejor materia prima y la más excelsa mano de obra creativa, podían proporcionar gloriosos momentos como los protagonizados por Burt Lancaster y Kirk Douglas en las ceremonias de 1958 y 1959.
Qué buena pareja (de amigos) han hecho éstos siempre…Esa peli de los ochenta, «Otra ciudad, otra ley», con todas sus bufonadas y que podía haber sido mejor, a mí me parece conmovedora.
Es, desde luego, la peor película que hicieron juntos. Nada reseñable, salvo ese valor crepuscular.
Todo un documento. Gracias por compartir.
A ti por verlo. Una pequeña joya en la que se percibe la compenetración entre dos amigos.