Diálogos de celuloide: La heredera (The Heiress, William Wyler, 1949)

– Él espera que tú lo mantengas con tu dinero.
– Él no espera nada, padre. No me quiere por eso.
– ¿No? ¿Por qué entonces? ¿Por tu gracia? ¿Por tu atractivo? ¿Por tu mente rápida? ¿Por tu sutil ingenio?
– Él me admira.
– Catherine, llevo meses intentando no ser cruel contigo pero ya es hora de que comprendas la verdad. ¿Cuántas chicas se habrían casado con él en la ciudad?
– Pero me prefiere a mí.
– Oh sí, claro, estoy convencido de ello. Hay cien mujeres mas guapas. ¡Mil mujeres más inteligentes, pero tú tienes una virtud que la supera a todas!
– ¿Cuál… cuál es, padre?
– ¡Tu dinero!
– Padre…
– ¡No tienes nada más!
– Me estás diciendo unas cosas terribles…
– No espero que me creas, desde luego. Llevamos toda la vida juntos y no te he visto aprender nada. Con una sola excepción, hija mía, que bordas muy bien. Lo reconozco.

(guion de Augustus y Ruth Goetz a partir de la novela de Henry James y de su adaptación teatral)

10 comentarios sobre “Diálogos de celuloide: La heredera (The Heiress, William Wyler, 1949)

  1. Hombre, no fastidies… ¿Has visto la película?

    El padre opta por una sinceridad cruel, primero, en la creencia de que así protege a su hija aunque lleve razón (pero solo en parte, porque, ¿quién la protege de él?); segundo, porque así se garantiza una compañía sumisa de por vida. Es lo que tiene el buen cine, que los perfiles psicológicos de los personajes no permiten categorizarlos en buenos y malos, sino en volubles y débiles conforme a las circunstancias que afrontan.

  2. El padre es un déspota que esconde sus verdaderas motivaciones cosificando a su hija, menospreciándola, para así debilitar su carácter y mantenerla a su lado. Esa aparente sinceridad paterna no es más que puro egoísmo y desconfianza, en alguien que es incapaz de ver más allá de sus mezquinos intereses.
    Y esa misma sobreprotección es la condena de nuestra protagonista. La misma que le condena a llevar una vida casi conventual en esa casa señorial, la que le hace estar indefensa ante la vida. Esa misma incapacidad que la llevará a tomar una decisión que amargará y condenará su vida.

  3. Es un diálogo despiadado y absolutamente cruel. El personaje del padre es absolutamente demoledor. Esta secuencia provoca daño y dolor. Y, por otra parte, están tan maravillosos en sus papeles Olivia de Havilland y Ralph Richardson…, logran tantos matices.
    «La heredera» es una película grande y William Wyler es un realizador que a mí me parece uno de los gigantes del Hollywood clásico.

    Beso
    Hildy

    1. Es tremenda, durísima, se remueve uno en el sillón, de incomodidad, disgusto, vergüenza, pena… Qué grande es el cine, aunque sea como en esta ocasión, para hacernos pasar un mal rato… Pero un mal rato, ojo, que reconocemos y en el que nos reconocemos. Porque está magníficamente construido y porque nos hace completamente partícipes de lo que sucede y de los sentimientos de los personajes, de los tres, y comprenderlos a los tres (que no disculparlos), lo cual resulta realmente díficil.

      Wyler ha sido víctima durante décadas de esa opinión «cahierista» de que no tenía personalidad como autor. Una auténtica gilipollez. Miras la nómina de títulos de este señor y se te caen los palos del sombrajo.

      Besos

  4. Bueno, es aparente en lo que a sus intenciones respecta, pero es veraz, objetiva, en cuanto que expone una situación real: que ella no le ha interesado a nadie salvo al lechuguino en cuestión, y que su interés se debe exclusivamente a su fortuna. Lo que hace el padre, como ocurre tan a menudo, es que utiliza una verdad con una intención falsa. Esa suma de decepciones (con su padre, con su pretendiente, con su propia debilidad e incapacidad frente a uno y otro) es el detonante de un final terrorífico.

  5. Cierto, dice la verdad, nuestra protagonista es una persona simple, noble, débil de carácter, que no ve maldad en los actos y conductas ajenas, pero el padre es un cruel maltratador. Duele.
    Por cierto, a mí también me parece una magnífica película, aunque contrariamente a lo que opina nuestra querida Hildy, yo colocaría a Wyler un escalón por debajo de los grandes maestros. Desde luego, tiene una filmografía nada despreciable que ya quisieran muchos.

    1. Bueno, tampoco me refería a ella exactamente. Me parece un personaje más complejo de lo que parece (otra cuestión es que transija o se quiera engañar), noble, sí, pero si tiene que elegir entre el tipo y su nobleza, probablemente lo elija a él, y débil, hasta cierto punto, porque su determinación final es un signo de fortaleza. El padre es un villano, pero es un villano cagón, es la agresividad como resultado del miedo.

      A mí Wyler me parece un maestro. Quien hace «Los mejores años de nuestra vida» no puede ser otra cosa.

  6. Bueno, no es lo mismo, pero he leído el resumen wikipédico y me ha parecido muy interesante la peli. En muchas cosas relativas a la prota me ha hecho pensar en Calle Mayor y, aunque el final de ésta última me parece más desolador y «mejor», me habría gustado que hubiera podido saborear la agridulce venganza, al igual que Catherine Sloper.

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